The Man(uel) in the mirror Fabricio Portelli 07/12/2016 Notas, Vinos Notas 1848 Para entender qué está pasando en Andeluna hay que leer entre líneas el título, y no quedarse con la canción que popularizó Michael Jackson a fines de los 80´. Porque si bien el hombre en este espejo no es Manuel, es alguien que tiene mucho en común con el enólogo de la casa. Como todos saben, desde hace algunos años (cosecha 2012 específicamente), Manuel González es el responsable de todos los vinos de Andeluna, una de las bodegas pioneras en Gualtallary. Pero al cambiar de manos, los flamantes propietarios (familia Barale) quisieron subir la apuesta. Y para ello fue fundamental la investigación de suelos que iniciaron conjuntamente con el Conicet. Pero había que ir más allá. Había que darle a estos vinos un vuelo internacional que trascendiera el mercado doméstico y el americano, su principal destino debido al origen del fundador de la bodega. Y así fue que llegó a la Andeluna “The Man(uel) in the mirror”, más conocido como Hans Vinding-Diers. No es el lugar para hablar de Hans, porque ya todos saben que es uno de los mejores enólogos que (por suerte) trabajan en la Argentina, haciendo vinos argentinos que deslumbran al mundo. Pero sí es interesante recordar que fue el primer “terroirista” con su Noemía; un vino a base de Malbec viejo de Mainqué, en el Alto Valle de Río Negro, cuya única obsesión era reflejar su origen en las copas. Su primer cosecha fue la 2011, y ya en la 2006 era uno de los vinos mejor calificados del país. La incorporación de Hans al equipo de trabajo de Manuel como asesor tiene como objetivo ampliar los horizontes de los vinos de Andeluna. Profundizando el trabajo que se viene haciendo y puliendo los detalles con alguien con tanto mundo vínico como Hans. Si bien no es fácil que dos potencias trabajen en conjunto, tanto Manuel como Hans entendieron su rol. Y lo más importante es que están muy de acuerdo en el rumbo tomado. Es decir que Hans, quién asesora a Andeluna desde Junio de 2015, se ve muy reflejado en la política de trabajo y visión enológica de Manuel. Y para el enólogo residente de la casa “es muy sencillo estar de acuerdo con Hans”. Cuando Manuel llegó a la bodega tuvo primero que sacar la cosecha 2012 y seguir en el ruedo comercial. Pero él sabía que la clave del éxito radicaba en entender ese suelo tan particular de Gualtallary. Por eso, en 2013 encaró un estudio de suelos con calicatas primero, y con estudios de conductividad después. Para investigar el comportamiento de las canopias y poder entender el corrimiento del Malbec, por ejemplo. Así llegaron estudios de suelos más científicos en conjunto con el Conicet. Pero como siempre pasa, el objetivo final es mejorar los vinos. Los Barale ya tenían un emprendimiento de vinos en San Rafael (Finca Martha) dedicado a vinos de media gama. Y con la compra de Andeluna quisieron incursionar en los de Alta Gama. Por eso, dotaron a Manuel de todas las herramientas necesarias, incluyendo la contratación de un asesor. Lo más interesante de Hans no es su gran conocimiento del Malbec, sino el desafío que significa para él poder trabajar en uno de los terruños más hot; Gualtallary. Esa motivación extra y las ganas de Hans de conocer a fondo dicho terruño (¿se viene un vino de autor de Hans de Gualta?) le suma mucho a Manuel, quién le lleva ventaja trabajando en el lugar. Y queda claro que juntos se van a enfocar en la calidad de los vinos. En este punto es interesante analizar el estilo y la personalidad de cada uno. Ambos son creativos, pero Manuel es más lúdico (incluso ya está por publicar su segundo libro de poesías), mientras Hans es más rocker. “Con Hans se dio una buena conexión” afirma su co-equiper. Quién además asegura que los cambios iniciados a fines de 2011 con su llegada, hoy se profundizan con Hans, buscando más frescura y la personalidad de la zona. Con menos madera desde 2012 y cosechas tempranas para ir con otro estilo diferente. “El vino tiene que tener un sustento científico, para poder expresar mejor lo que se persigue” cuenta Manuel. Quién a su vez reconoce la necesidad de un asesor consultor, pero involucrado como lo es Hans. Y no un flying-winemaker que pase a visitarlo una o dos veces al año para probar sus vinos. Dicen que cada vez que se sientan a degustar, se ponen de acuerdo pero luego de discutir bastante. Para Hans es un honor estar en Gualtallary, “una zona caliente y muy interesante en este momento para todos”. Sabe que está allí para aportar su experiencia mundial y guiar hacia dónde ir, con vinos más propios a los viñedos. A Hans no le gusta hablar mucho de terroir, pero sí de un sentido de sitio. “Es importante, el vino es naturaleza y hombre, hay que interpretar lo que hay alrededor; probamos, recorreremos, hablamos e intercambiamos” dice. Este primer año fue más para observar y escuchar a todos, y está muy entusiasmado con esta nueva linda aventura que le toca vivir. Hans lleva muchos años haciendo vinos en distintos lugares del mundo y quiere empezar a volcar esa experiencia. Por eso lo suyo no es una participación técnica sino que está muy involucrado en todo el proceso. Los nuevos vinos de “Hansdeluna” Con sus cinco viajes al año a Gualtallary desde mediados de 2015, Hans ya tiene una opinión formada de los vinos que elabora Manuel y algo le ha aportado. Le gusta mucho el Sauvignon Blanc, al estilo del Loire, liviano (12 grados). Y si bien en su proyecto patagónico no hacía vinos blancos, recuerda que su padre le enseñó porque elaboraba muy buenos Semillón en Burdeos. Manuel cuenta que es una variedad de racimo apretado y que puede haber botrytis adentro, siendo ese un disparador para cosechar. Es una variedad complicada, hay que tapar los racimos con hojas y ventilarlos para evitar la podredumbre. No hay que escatimar en el riego porque necesita mucha humedad, hay que proteger la fruta y cuidar la cantidad de racimos por planta. La cosecha en etapas es una buena herramienta, asegura Manuel. Es el único vino que no es de la finca sino que viene de Agua Amarga, de suelos más arenosos. Es la tercer edición de este blanco que nació por “pedidos comerciales”. “El año ayudó y fue un gran año para el Sauvignon Blanc, por la humedad y las bajas temperaturas” cuenta Manuel, quién agrega “este es el más expresivo, y por la poca cantidad lograda se tuvo que cosechar en una sola pasada. Hans opina que es un perfil tipo Loire; y que “no hay que buscar algo que no existe, hay que interpretar el lugar, acá hay mucho sol y por eso hay que buscar otra manera de ver al varietal”. Manuel viene trabajando en un vino icono desde 2013, con estudios de suelo y cosechas por separado, y en 2015 el resultado fue sobresaliente. “Le mostré a Hans el Malbec en barricas y dijo -acá hay un icono-“ cuenta Manuel. De su gran Malbec 2016 (con algo de Cabernet Sauvignon) anticipa que sólo habrá 1300 botellas. Hans segura que recorriendo el viñedo el Cabernet Franc le resultó interesante, sobre todo porque es uno de los originales de la zona. Y de allí nace el Pasionado. Ambos quieren sacar un vino bien Andeluna, que no sea un varietal sino un vino de lugar, porque en su filosofía primero está el viñedo. Hans confía mucho en el Malbec, el Cabernet Sauvignon y el Cabernet Franc, no así en el Merlot ya que no lo entiende en clima cálido. Hans también llega en el momento justo a Andeluna, porque Manuel ya comenzó a practicar ajustes llamativos en la viña; “hay partes del viñedo que se pueden cosechar antes sin obtener un vino verde”, dice Manuel, al tiempo que recuerda que antes las 67 hectáreas de cosechaban todas de manera homogénea. Pero ahora, con el mapa de suelos se logra rescatar la heterogeneidad del terroir, tener distintos lotes de cosechas y fermentarlos distinto. También hay un trabajo fino con la madera, utilizando más barrica usada para resaltar más la fruta y el carácter de la zona. Manuel confiesa que en 2014 y 2015 se trabajó en esa misma línea pero con más madera, y recién el 2016 es un resultado más claro de lo que están buscando, y utilizar la madera cuando haga falta. Las maceraciones en fermentación son más suaves, se hacen menos remontajes y con menos oxígeno, para lograr extracciones más sutiles. Degustando añadas anteriores, Hans subrayó que “hay taninos importantes en Gualtallary y hay que tener cuidado con ellos”. Por eso aconsejó utilizar unas barricas on demand de un tonelero francés, para tener vasijas que duren 8 años, y más grandes (de 500 y 600 litros), y así poder domar esos taninos con crianzas prolongadas pero delicadas. Un ejemplo del aporte de Hans y del compromiso de Andeluna es que en 2015 compraron el doble de barricas que en 2016, pero gastaron lo mismo. “Con el Pasionado 2014 pudimos hacer un trabajo con la madera pero había material para jugar con Hans mostrando el nuevo rumbo” dice Manuel. El problema con este vino es su éxito, se quedan sin stock y han tenido que igualar la cosecha del Altitud. Pero el nuevo concepto de Malbec Pasionado es con madera más elegante. Por su parte el Cuatro Cepas es más afinado y más terminado. A Manuel nunca le gustaron las recetas, y recuerda que antes había un tiempo en madera establecido. Su Malbec 2014 fue con menos de un año en barricas cuando antes reposaba por 18 meses. El blend sigue siendo de Malbec, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Merlot, que puede cambiar el porcentaje pero no las variedades. El primero fue un vino de una sola barrica, luego dos y en 2016 ya hay cuatro. Por último, presentaron un “Ensamble Otoñal”, un cosecha tardía a base de Malbec, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc cosechadas a fines de mayo, y que llega a la botella con 90 gramos de azúcar. Una verdadera curiosidad ideal para acompañar con los postres. Es interesante ver como una bodega moderna y relativamente nueva como Andeluna se reinterpreta. Primero de la mano de Manuel González, quién desde la cosecha 2012 viene trabajando para imprimir su estilo y sacarle el jugo al terruño, y recién ahora empieza a sentir claramente su intervención. Pero subir la apuesta cuando a la bodega le va bien, y contratar a un asesor de lujo como Hans, esa es una jugada muy audaz. También, con la llegada de Hans al Valle de Uco la revolución del vino argentino abre un nuevo capítulo. Algo que le vendrá muy bien a la incipiente IG Gualtallary, que junto con la de Paraje Altamira y otras zonas cercanas, conforman el origen de muchos de los mejores vinos argentinos. Y no es que Manuel quiera ser como Hans, ni que Hans se vea identificado con Manuel, ambos saben quién es quién, cómo reflejarse el uno en el otro y cómo obtener lo mejor de cada uno en pos de mejorar los vinos de Andeluna. Degustación vinos de Andeluna Andeluna 1300 Sauvignon Blanc 2016 Bodega Andeluna, Agua Amarga, Valle de Uco $ – $$ – $$$ – $$$$ (Nov2016 $165) De aromas intensos y directos pero a la vez sutiles. Paladar fresco y franco, entre herbal y frutal, más verde que tropical, pero equilibrado. Algo vibrante y con una acidez nada exagerada. De paso agradable y cierta profundidad, muy agradable su volumen y equilibrio en boca. Ideal para acompañar frutos de mar. Puntos: 88 Andeluna 1300 Malbec 2016 Bodega Andeluna, Gualtallary, Valle de Uco $ – $$ – $$$ – $$$$ (Nov2016 $165) Hace ya un par de años que Manuel González se luce con este Malbec joven y vibrante, pero a la vez equilibrado. El 2016 llega con un toque de distinción, el aporte de Hans Vinding-Diers como asesor. Por ahora, ambos coinciden que el mayor trabajo fue en el viñedo, sobre todo para domar los taninos importantes de Gualtallary. La tipicidad del varietal y de la zona se nota en la copa. De trago amable y fresco. Con carácter de frutas rojas y dejos herbales, directo y franco, con buen volumen y equilibrado final. Puntos: 88 Andeluna Altitud Malbec 2014 Bodega Andeluna, Gualtallary, Valle de Uco $ – $$ – $$$ – $$$$ (Nov2016 $288) De aromas classy con dejos herbales, buen volumen y fluidez, algo maduro y con los tostados que se adelantan al carácter frutal. Su paso por boca es algo firme, con taninos finos. No es muy profundo pero sí de buen ataque, con fuerza y energía. Buen equilibrio fruta-madera y con final leve licoroso no tanto por la madurez como si por la calidez. Beber entre 2016 y 2018. Puntos: 88,5 Pasionado Malbec 2014 Bodega Andeluna, Gualtallary, Valle de Uco $ – $$ – $$$- $$$$ (Nov2016 $951) Muy buena expresión y agarre, paladar jugoso y tenso. De Malbec moderno pero austero, con tipicidad de zona, y muy buena frescura. Es voluptuoso, franco y con muy buen potencial. Taninos filosos, largo, joven y con buen carácter frutas rojas y negras, con toque herbal delicado. Lo mejor del vino es su carácter de fruta, diferente a sus antecesores. Más vertical y a la vez con mayor potencial. Beber entre 2016 y 2022. Puntos: 93 Cuatro Cepas 2013 Bodega Andeluna, Gualtallary, Valle de Uco $ – $$ – $$$- $$$$ (Nov2016 $951) De trago amable y con ciertas notas de crianza. Aromas intensos, paladar delicado pero a la vez vibrante. Un carácter de fruta madura y especias con pretensiones. Franco y denso en todos sentidos, sobre todo en la fruta y la madera que domina el final de boca. Necesita más botella para ganar equilibrio en su expresión. Beber entre 2017 y 2020. Puntos: 90 Andeluna Tardío 2015 Bodega Andeluna, Gualtallary, Valle de Uco $ – $$ – $$$- $$$$ Cosecha tardía original, de paladar denso y no muy expresivo. Buena frescura y dominado por las notas del roble. De trago amable, paladar no muy profundo, de buen ataque algo de maduro. Es interesante su carácter, con buena densidad y frescura, pero las notas de crianzas ganan. Puntos: 88