El gigante que salió de las burbujas Fabricio Portelli 22/02/2017 Notas, Vinos Notas 3403 Freixenet es famosa por ser una de las productoras de vino espumoso más importantes del mundo. Una de las dos casas más grandes de Sant Sadurní d´Anoia (Catalunya) que con sus CAVA cautiva al mundo. Su producción anual es de 130 millones de botellas, y sólo de su famoso Carta Nevada (nacido en 1959) se hacen 35 millones anuales. El grupo hoy está conformado por 23 bodegas en España, Estados Unidos (Gloria Ferrer), Australia (Deakin State) y Méjico (Finca Sala Vivé), entre otras. En varias de ellas elaboran también vinos tranquilos, como en su flamante establecimiento Finca Ferrer en Valle de Uco. José Antonio Montilla es el enólogo hispano al mando del equipo local desde hace algunos años quien cuenta, “la idea desde que llegamos fue hacer Dos Cumbres y de a poco un ícono”, en referencia al blend de alta gama que nació en 2011 y al flamante Pinot Noir recientemente lanzado. Pioneros en el Valle de Uco desde hace más de quince años, hasta ahora han pasado un poco desapercibido por la mayoría de los consumidores. Esto se debe en parte a que en sus inicios solo invirtieron en viñedos, y la producción estaba destinada en su mayoría a los mercados externos. Aquellos, eran vinos tranquilos en el rango “entry label” (Viento Sur). Luego comenzaron a llegar los primeros espumosos locales, así nació el X lanzado hace cuatro años y elaborado con el método Charmat. Curiosamente recién a fines de 2016 salieron con su primer espumoso tradicional local, el Pedro Ferrer Bosch de la cosecha 2015. “Siempre esperamos que las viñas digan algo”, confiesa José Antonio. El Dos Cumbres nació en 2011 a partir de una viña de 9 años, y “en 2018 quizás podamos o dar otro paso”, asegura. Claro, no tienen mucho apuro porque son parte de uno de los grupos más grandes del mundo. En la Argentina, su Cordón Negro es el espumoso importado más vendido con 20.000 cajas, aunque hasta hace poco las ventas eran de 50.000. Por eso ahora ven un gran potencial de crecimiento en nuestro país. Freixenet es una de las pocas marcas internacionales, y siempre tuvo como objetivos ser buena en calidad y con el método de Champagne, pero con precios más accesibles; sin duda una de sus ventajas competitivas desde la década del ´50. El CAVA Freixenet es siempre elaborado con las tres variedades típicas (Parellada, Xarel-lo y Macabeo), y con levaduras propias para mantener la identidad. El Cordón Negro es la insignia de la casa, un producto noble elaborado en grandes volúmenes, nacido en 1974. Un espumoso que a fines de la década del ´80 tuvo su pico, y que desde 1992 se producen 40 millones de botellas al año. “El Sr. Ferrer tomó la decisión de la botella negra, cuando todos los especialistas estaban en su contra, hoy es un éxito”, cuenta José Antonio Montilla. Es la botella más indentificatoria de Freixenet, y si bien no se ve el líquido se conserva muy bien el producto. El Cordón Negro está elaborado con Parellada (45%), Macabeo y Xarel-lo. La acidez es muy característica, y reposa entre 14 y 18 meses sobre lías (de acuerdo a la necesidad de fraccionamiento). Sus tonos siguen siendo verdes cuando sale al mercado, y siempre la intención es mantener los alcoholes entre 11.4 y 11.5. Es un vino de mucha frescura, pensado para toda ocasión. Según José Antonio, “el Cordón Negro” es un producto que gusta al que empieza a beber como al conocedor, porque tiene sencillez con complejidad”. Por otra parte, el Demi Sec de Freixenet ($260), es equilibrado, con buena frescura y burbuja media. No se nota tanto la dulzura como si la madurez de fruta, y en su final habla más la levadura. El Elyssia Grand Cuve Brut, es el primer vino en el que Freixenet introduce variedades francesas, y tiene 24 meses de crianza. Es terroso, seco, con buen volumen, mucha frescura y burbujas finas. Y también está a la venta en nuestro país el Elyssia Rosé, de aromas amables y buen volumen. También presentaron recientemente un espumoso natural en la innovadora categoría ICE, a base de Chardonnay, con 45 gr de azúcar por litro, ideal para disfrutar sólo o en tragos. Otra de las claves del éxito del Cava es que es un vino sencillo de maridar. Es fresco y frutado pero con cierta estructura. Y por más que en los últimos 15 años se diversificó la línea, el Cordón Negro nunca perdió vigencia. Los nuevos vinos argentinos de Freixenet Junto a José Antonio Montilla trabajan Daniel Eckert y el joven Emiliano; entre los tres elaboran todos los vinos. Trabajan la fruta en tres niveles, una para los Viento Sur (sin madera), otra para Acordeón (una línea más nueva de vinos jóvenes con uvas Gualtallary, y cuatro meses de contacto con duelas de roble a $140), y otra para la alta gama, donde hoy están el Dos Cumbres y el 1310 Pinot Noir. Para José son muy interesantes las catas entre los tres enólogos porque cada uno busca algo diferente; “Daniel busca la entrada suave, Emiliano el volumen y la explosión, mientras yo el largo de boca”, cuenta el español. Quién agrega que así es más fácil encontrar la nariz más compleja con las uvas que tienen. Este año seguirán ampliando su propuesta de alta gama inaugurada con el Dos Cumbres 2011, un blend de Malbec, Syrah y Cabernet Sauvignon, con algo de Tannat y Tempranillo, del cual se vendieron las 6000 cajas producidas. En el 2012 buscaron más fruta sin la participación del Cabernet Sauvignon, mientras que en 2013 regresa el rey de los cepajes al corte, pero tiene menos barrica nueva que los antecesores. ¿Cómo nació el Colección 1310 Block A1 Finca Ferrer? En su finca de Gualtallary hay mucho Pinot Noir plantado originalmente para base de espumosos; un clon de Champagne que está presente en todas las bodegas del grupo. Y en 2015 lo vinificaron por primera vez como tinto. Con estas 4300 botellas de Pinot Noir queda inaugurada la línea Finca Ferrer. “Quiero que las viñas estén listas para el tipo de producto que deseamos, porque no podemos manejar los grados (alcohólicos) acá, como sí en los espumosos”, explica José Antonio. Este Pinot Noir fue cosechado a mitad de marzo, con selección de racimos y fermentando algo con racimo entero, en tanques de acero inoxidable de 5000 l, con pre-fermentación en frío durante 5 días. Empleando dos levaduras diferentes con 3 a 4 pisoneos diarios, en maceración y en fermentación. Luego una parte va barrica de 2do y 3er uso de roble francés. Después de hacer la maloláctica (unos cuatro meses), se junta el 50 % fermentado en barricas con el otro 50% elaborado en tanque, y reposa durante siete meses más. Con todos estos cuidados, José Antonio Montilla busca lograr el mejor Pinot Noir al precio más atractivo ($598). Pero las novedades locales de Freixenet no terminan acá. En 2017, al Pinot Noir se le va a sumar un Chardonnay en barrica. Este gigante parece haber despertado de una larga siesta, y desde su flamante bodega en la finca de Gualtallary promete patear el tablero. Es una muy buena noticia para los amantes del buen vino, ya que ofrece etiquetas (nacionales e importadas) en varias categorías y gamas de precio. Degustación de vinos Colección 1310 Block A1 Pinot Noir 2015 Finca Ferrer, Gualtallary, Valle de Uco $ – $$ – $$$ – $$$$ (Nov2016 $598) Hay mucho trabajo y dedicación de José Antonio Montilla y todo el equipo neológico de Finca Ferrer detrás de este flamante Pinot Noir que quiere ser el mejor en su segmento. De nariz atractiva y expresiva, bien frutal. Se lo nota joven pero a la vez con delicadeza. Algo de especias también se percibe en su fino carácter frutal con mucha tipicidad. De paladar franco y buen volumen, las notas de crianza que salen al final de boca se irán integrando al vino con el paso del tiempo. Es un Pinot Noir vivo y con personalidad propia, poco profundo pero graso, no es mordiente pero si vivaz con energía, nítido y para nada exagerado. Hay fuerza y una calidez bien equilibrada por su cuerpo. Un vino que está listo para disfrutar y que llama la atención en la mesa, más allá de su potencial. Beber entre 2016 y 2020. Puntos: 92 Dos Cumbres 2012 Finca Ferrer, Gualtallary, Valle de Uco $ – $$ – $$$ – $$$$ (Nov2016 $370) Blend de Malbec y Syrah, con Tannat y Tempranillo, de aromas intensos y jóvenes. Se nota que no está apoyado en la madera. De paso mordiente y algo compacto, con frescura y fluidez. Poco profundo y con cierta concentración, y los taninos incipientes aún. Se nota que precisa más botella para desplegar su carácter frutal, más allá de algunos toques de madurez y dejos herbales típicos del lugar en el final de boca. Un tinto que está buscando su identidad a partir de un lugar bien definido. Beber entre 2018 y 2020. Puntos: 89