Vinos personales con personalidad muy personal Fabricio Portelli 02/05/2017 Notas, Vinos Notas 2828 Cómo son los primeros vinos personales de un enólogo (joven pero con una vasta carrera) que, además de trabajar hace años en una bodega consagrada, elabora vinos junto a sus hermanos (también enólogos), a amigos sommeliers y a otros empresarios que están dando sus primeros pasos en el mundo del vino. La respuesta de Juan Pablo Michelini es contundente: “es toda mi experiencia invertida en hacer los vinos como a mi me gustan, de la mejor manera posible, y con todas las ganas que algún día lleguen a ser los mejores”. Y nadie le puede quitar la zanahoria al más chico del clan Michelini que, junto a “Coco” y su hijo, están escribiendo las primeras páginas en la historia de Altar Uco. Juampi, como se lo conoce en el ambiente, es el más chico de los Michelini y también un enamorado de Gualtallary como sus hermanos. Y si bien es innegable las influencias que ejercen Matías y Gerardo, se nota que Juampi tiene un estilo propio. Es cierto que hasta ahora todos sus vinos, tintos y blancos, eran filosos, con texturas propias de suelos calcáreos, privilegiando más la fluidez y frescura que la concentración y la madurez. Pero ahora presenta Altar Uco, un proyecto que nació bajo los techos de Zorzal (Coco también es uno de los socios de la bodega), y en el que Juampi hace tres vinos, como a él le gustan, y revelando un costado novedoso. Porque el énfasis de los Altar Uco no está puesto tanto en el terruño, sino más bien en la bodega. Y más precisamente en la crianza. Es allí donde Juan Pablo Michelini encontró su lugar para hacerse de un lugar propio en la escena vínica local. “Todo empezó en 2014 con el tinto, buscando un punto medio del péndulo entre lo verde y su acidez, y lo maduro maderizado”, cuenta. “El quid está en la crianza, estos vinos se basan más en la crianza que en la parcela, respetando el estilo Gualtallary”, agrega. Juampi ha encontrado al socio ideal (Coco) porque lo deja soñar despierto y lo ayuda a cumplir esos sueños en los que el joven winemaker vuelca toda su experiencia para lograr vinos como a él le gustan. Nuevos vinos, vieja crianza Juan Pablo Michelini trabaja hace mucho en Gualtallary, desde que ese nombre no significaba nada para el consumidor. Siempre a full en Zorzal, donde sigue y es como su casa. Pero como todo enólogo, y más si se llama Michelini, siempre quiere hacer otra cosa; pero no cualquier cosa. Por eso se tomó su tiempo para llegar a este momento. Siendo que los Michelini tienen muchos vinos, los Altar Uco debían ir más allá. “Son vinos personales, vinos más de crianza, porque los vinos que más me han emocionado son los europeos con procesos de crianza pensados; en dónde, de qué manera, qué tipo de vino, en qué recipiente y por cuánto tiempo”, define el autor. Su objetivo es tan simple como contundente: lograr el mejor vino que él pueda hacer a su gusto y piacere. El primer vino fue el tinto 2014 que llega al mercado con tres años. Uno en barricas nuevas de 500 l, luego descansa un año en ánfora de cemento para que se afine más rápido, y finalmente las 4000 botellas descansan un año en la estiba. Altar Uco Tinto 2014 es un blend de Malbec (50%), Cabernet Franc (30%) y Merlot (20%), vinificados por separado y a su manera, sin tanta intervención, que se crían juntos en barrica y de ahí a un ánfora. Es interesante la elección de este formato de envase buscando un tinto más tranquilo, por sobre el huevo para evitar “la electricidad” que pone a los vinos muy arriba. En 2015 se repite sin cambios, pero desde 2016 se suma el Cabernet Sauvignon al blend (todos en iguales partes), y el 2017 ya está naciendo. Aunque aclara: “2016 fue una cosecha muy atípica, fría y con lluvia, que dio vinos muy distintos, con una fineza inigualable. Y en 2017 hay mucha potencia” Pero Juan Pablo ama los blancos, sobre todo el Sauvignon Blanc, y eso se nota en su flamante Altar Uco Blanco 2015. Un Sauvignon Blanc casi puro con 10% de Chenin (para darle más acidez) y apenitas un toque de Chardonnay. Lo más interesante de este vino comienza en la bodega. Porque si bien para los “mejores” blancos (el vino de gota) se suele utilizar el mosto flor, Juampi fue a por las prensas (el último mosto que se extrae de los orujos). “El mosto flor es el que se destina al mejor vino, el más limpio, y después se va enturbiando y oxidando, hasta llegar a un mosto chocolate”, explica el enólogo. Porque para una buena crianza necesitaba un vino con estructura y carácter, y todo eso está en la piel. Y a más prensa, más sustancia. Todo ese marrón del principio son polifenoles oxidados, que luego precipitan dejando el vino brillante, pero con nuevos aromas y texturas, concluye Juampi. Ese vino descansó un año en barricas de 500 l y un año más en botella. “Al Altar Uco Blanco no le cambiaría nada, solo le faltan 10 años”, asegura Juan Pablo, evidenciando su amor y pasión por los blancos del estilo. Y como no hay mal que por bien no venga, la merma que generó este vino a lo largo de su crianza en barricas (de las 1300 botellas previstas Slo se pudieron llenar 900) permitió un velo de levaduras (no de bacterias), similar a la de los vinos de Jura y jerez. Así nació Altar en Flor (todavía no se lanza), un blanco que se renueva con vinos de la cosecha preservando siempre esa flor madre (original). Con solo tres vinos Juan Pablo se las arregla muy bien para dejar su nuevo mensaje, el más personal de todos. Sabe que un vino suyo debe tener balance entre la acidez y la frescura, pero estos tienen que tener más. Y con la variedad que más quiere y más ha elaborado (Sauvignon Blanc) lo ha logrado. “Este vino no tiene maloláctica, pero el vino va a decirnos”, agrega el hacedor que prefiere darle libertad al vino. “Quiero vinos que vayan hacia el balance, la elegancia y la fineza. Un camino hermoso que quiero recorrer y que, gracias a mi socio y su familia, se me facilita la tarea porque todos ellos gustan de mis vinos”. Los de hoy son “Edad Media, y se preparan para un futuro próximo los Edad Moderna (vinos para disfrutar jóvenes) y Edad Antigua (¿vinos eternos?). Mientras en Zorzal buscó la identidad yendo a los extremos para aprender hasta dónde llegaba el lugar, oscilando para encontrar el equilibrio, en Altar Uco eligió empezar por una identidad; su identidad. Altar Uco Blanco 2015 Altar Uco, Valle de Uco $ – $$ – $$$ – $$$$ (Abr2017 $710) De aspecto intenso, casi dorado, que anticipa lo que viene. Aromas amables pero estructurados, intensos y equilibrados. De buen cuerpo y densidad, acidez sostenida pero bien rodeada por el cuerpo. Un paso contundente y fresco. De paladar franco y con mucha fuerza, sin perder balance. Voluptuoso, con ciertas notas de crianza muy sutiles, rico en su final, seco y profundo. De final complejo, con notas de frutas secas en donde asoma la oxidación de los hollejos. Es un blanco distinto, estilo Viejo Mundo, con una frescura bien integrada y un gran potencial de guarda. Beber entre 2017 y 2022. Puntos: 93 Altar Uco Tinto 2014 Altar Uco, Valle de Uco $ – $$ – $$$ – $$$$ (Abr2017 $835) Tinto fluido y consistente, con agarre y buen cuerpo. De agradable frescura, voluptuoso y algo joven aún, bien Michelini style. Texturas de suelos calcáreos, trago vibrante, con taninos firmes pero finos, y dejos herbales, con especias y frutos rojos. Es evidente en su estilo mucho más argentino, y necesita mas botella para amalgamarse y demostrar las bondades de su crianza (terciario), ya que su final es profundo y muy herbal (primario). Beber entre 2018 y 2020. Puntos: 91 Altar en Flor s/a (no disponible aún) Altar Uco, Valle de Uco Una propuesta novedosa que va mucho más allá de lo original. De aspecto dorado pálido. En sus aromas diversos y diferentes se adivina el espíritu del Sauvignon Blanc con el toque de la flor. De acidez punzante pero equilibrada, paladar seco y buen volumen, tiene profundidad y todavía le queda algo de fruta. Una complejidad medida, con potencial muy interesante. Franco, con algunos dejos herbales y frutas tropicales. Se mantiene joven, con más cuerpo y más energía si se lo compara con un buen exponente de Jerez o del Jurá. Un vino original para sorprender en la mesa, por botella, por nombre y por contenido. Es mucho más que un vino de aperitivo. Puntos: 91