El Relato R… chispeante Fabricio Portelli 15/05/2017 Notas, Vinos Notas 2875 Dios los crió y el vino los juntó. Porque Pepe Reginato y el Flaco Gabrielli no se criaron juntos. Pero sin saberlo sus historias tenían un vino en común que sellaría su amistad y su emprendimiento para siempre. Pepe (52) es más reconocido por sus burbujas, porque desde hace 28 años elabora espumosos en la champañera familiar, a la cual se sumó por su paladar tan crítico como preciso. No es técnico ni enólogo, pero la vida y (sobre todo) Enrique “Chivo” Antolín (socio de su padre) le enseñaron todos los secretos que una buena botella de espumante tiene que tener. En un momento de su vida tuvo que optar por seguir siendo ingeniero en sistemas; facturando y ahorrando mucho: o involucrarse de lleno en la empresa de su padre, a quién venía asistiendo en la parte administrativa y financiera desde hacía un tiempo. Y decidió apostar por la vida, y acertó un pleno. Fernando Gabrielli es más conocido por ser la voz del estadio en Mendoza, pero no de fútbol sino del hipódromo. Toda su infancia estuvo marcada por los pura sangre, pero también por la pasión vínica de su familia. “Enrique me preguntaba muy seguido” recuerda Pepe, que solía dar en la tecla cuando un espumante no le gustaba, aunque sin poder especificar técnicamente sus razones. Su padre (85) es enólogo, y su nono era contratista y productor de vino casero para tomar en familia, al cual su padre trataba de mejorar constantemente. Hoy suena lógico el vuelco en la vida de este apasionado de las burbujas y los vinos blancos, porque en realidad siempre estuvo ligado a la vitivinicultura. Pepe tiene una relación muy estrecha con su viejo, “de chico los sábados siempre me iba con mi papá a la bodega San Polo (el padre trabajó allí 45 años), en La Consulta. Así empecé a divertirme en la viña, con la honda y comiendo tunitas”, recuerda. Pero fue en la bodega y desde chico, que Pepe dio la primer señal de su talento enológico. Don Reginato era el responsable de hacer el “corte general” en la pileta de un millón de litros, y a los 14 años lo dejaba en el laboratorio para jugar haciendo alcoholes, mientras hacía su trabajo en bodega. “Me sentía el profesor Neurus” afirma Pepe con la alegría de las gratas vivencias. Así empezó a analizar, a probar y a escupir los vinos al lado de su padre. Un día, lo miró fijo y le dijo: “desde hace cinco años que te doy a probar vinos en esta bodega y siempre elegís el mismo”. ¿Cuál es? – preguntó con curiosidad -. El Tempranillo, respondió su padre. Casualmente, el Tempranillo era el vino preferido del abuelo del Flaco, quién desde el 2011 se juntaba con amigos en un grupo de asados. “Hacéte Otro” se transformó lenta pero sostenidamente en punto de encuentro obligado, no sólo de sus protagonistas, sino también de enólogos y agrónomos invitados para mostrar sus vinos, y así darlos a conocer a través de las redes sociales. “Y en un momento quedó el Pepe adentro”, relata (en serio) el Flaco, quién ya en 2013 tenía armado el diseño de todas sus etiquetas; las chaquetas antes que el caballo diría un burrero; porque sabía que algún día se lanzaría a la aventura de hacer vinos. Y fue en uno de esos asadazos largos, de sobremesa eterna y bien regada, que le mostró a Pepe sus etiquetas. Y a la semana lo fue a buscar decidido a largarse, pero el Pepe lo vio algo dubitativo. “Me laburó el riñón”, cuenta, aludiendo a una sensación muy personal. Y quizás fue eso lo que llevó a Pepe a terminar haciendo vinos junto al Flaco. “Me gustó la idea, pero el Pepe no se dedicaba a hacer vinos”, confiesa el Flaco. Es que si bien Pepe estaba junto a su hermano Luis en Chaman Wines, se dedicaba a la parte de fincas, más allá de su trabajo en la champañera. Con la fuerza de las burbujas Si bien el nacimiento de El Relator se imaginó con un vino tinto (leer https://www.fabricioportelli.com/2016/05/04/joven-winemaker-al-galope/), fue un espumoso el qué dio el golpe de gracia. Sabían que al menos uno de los Relator sería un Tempranillo, en honor a ese tinto que los marcó de chicos, y se pusieron en campaña. Pepe consiguió 1000 kg de uva de La Consulta y tres barricas usadas, y se largaron a la aventura de hacer un tinto juntos. Por otra parte, el Sauvignon Blanc que tanto ruido causó, era la base de un espumante que nunca pudo ser debido a la exigencia de Pepe, “pero para vino estaba genial”, según el experto en burbujas. Con Pepe estaba claro que los espumantes serían protagonistas desde el vamos, y en Octubre 2015 salieron al ruedo. La ventaja de tener una champañera es poder contar siempre con vinos listos para sorprender. Y por una acción conseguida por el Flaco para un Shopping, vendieron 5500 botellas de El Relator Extra Brut de un saque. No fue la ganancia (mínima) que les dejó su primer gran venta, sino el impacto causado por la publicidad que obtuvieron. Porque Mendoza amaneció empapelada con gigantografías de El Relator Extra Brut. Hoy, con menos de dos años en el mercado, ya cuentan con 5 etiquetas de vinos y 5 de espumantes. “A mí me gustan mucho los rosados, tengo un Champenoise de Pinot Noir que es oscuro, porque es un 2014 y paré la maceración por gusto y no por aspecto”, cuenta Pepe. Algo clave si se quiere elaborar espumosos rosados o tintos, para evitar que los taninos se potencien con el gas carbónico. “En 2016 lo hice más claro por cómo fue la vendimia”, agrega, en alusión a su rosado de Pinot Noir. Lo dos Zaino Viejo tienen una historia muy especial. “Zaino era el caballo viejo de Enrique (Antolín), que me tocaba a mi cuando íbamos juntos de pesca a la cordillera”, recuerda Pepe con nostalgia. En cuanto a los vinos, el primero es un champán de Malbec que surge de las tantas experimentaciones que a Pepe le gustaba hacer un poco a espaldas de su maestro. El 2004 le salió muy bien y en 2006 se hizo una partida para exportar a los Estados Unidos, que le fue mejor. Y en 2010 elaboró 12.000 botellas; de ahí nace el Celestina en botella blanca que hace Pepe con su hermano Luis en homenaje a su madre. De un remanente de ese Malbec 2010, nace este Zaino Viejo. Mientras que el Syrah 2008, es un vino elaborado por Pepe que estaba esperando su oportunidad para presentarse en sociedad. Pero antes nació El Tapado. Un Chardonnay de 2009 que sobró y Pepe decidió guardar sigilosamente. Al igual que esos dos pallets de viejas botellas que tenía en un rincón de su bodega desde 1995. No se sabe si son de Champagne, Prosecco o Cava, pero si que eran de algún espumante importado y de categoría. Los Tapado 2015 y 2016 ya reposan pacientes en la champañera. Pepe Reginato advierte una curiosidad del mercado, ya que la mayoría de los espumosos que se elaboran con vinos de la misma añada no exhiben el “vintage” (año de cosecha) en su etiqueta, aunque si en la contra. Para él, al no ser obligatorio los productores prefieren refugiarse en lo seguro y no arriesgarse a la falta de continuidad. Por suerte él no teme a eso, y en cuatro de sus cinco Relator la añada resulta clave para entender su mensaje en cada botella. Pepe tiene un don y una sensibilidad que le permitieron dedicarse a los placeres simples de la vida. Cosechar frutas y aprovechar hasta la última – dicen que sus dulces y mermeladas son hasta mejores que sus vinos -, cocinar y hacer espumosos y vinos tranquilos como a él le gustan beber. Y en cada copa de El Relator con burbujas se sienten su mano y su pasión. Estos espumantes mendocinos y de autor -al igual que los vinos de la casa- ya largaron su carrera y están por cruzar el disco. No te los podes perder. Los espumosos El Relator El Relator Extra Brut s/a Relator Wines, Mendoza $ – $$ – $$$ – $$$$ (May2017 $250) Un Charmat a base de Chardonnay (60%) y Chenin (40%) que Pepe hace de memoria. De burbujas finas e integradas, con acidez sostenida. Buena boca, prolija y equilibrada, con algo de frutas blancas maduras y el toque justo de levaduras. Ideal para abrir la mesa. Puntos: 88 Relator Rosé Pinot Noir 2014 Relator Wines, Mendoza $ – $$ – $$$ – $$$$ (May2017 $420) Pinot Noir rosado de aspecto profundo, con buena acidez y un carácter de frutas rojas ácidas. Nariz intensa de especias secas, paladar franco y buen cuerpo. Un método tradicional serio y expresivo, de trago largo y estructura para acompañar carnes rojas en preparaciones delicadas. Puntos: 91 Zaino Viejo Malbec 2010 Relator Wines, Mendoza $ – $$ – $$$ – $$$$ (May2017 $725) Partida limitada de 4000 botellas elaborado por el método tradicional y con 72 meses sobre levaduras. De buena frescura ,con sus expresiones domadas por el paso del tiempo. Algo láctico en su entrada en boca, con un carácter de fruta roja madura y algo de especias. Interesante su paso refrescante y su mensaje original, por ser uno de los pocos espumosos de Malbec, y el único vintage. Puntos: 90 Zaino Viejo Syrah 2008 Relator Wines, El Cepillo, San Carlos $ – $$ – $$$ – $$$$ (May2017 $725) Con un Syrah de El Cepillo, Pepe elaboró hace varios años 5000 botellas con el Método Champenoise. De aromas equilibrados, con algo de evolución. Los taninos amables se combinan muy bien con las burbujas finas, apenas persistentes. Agradable frescura y una vivacidad especiada que hace su trago más interesante, más allá de la originalidad. Puntos: 91 El Relator Tapado Chardonnay 2009 Relator Wines, Agrelo, Luján de Cuyo $ – $$ – $$$ – $$$$ (May2017 $990) Sólo 1200 botellas se hicieron de este Champenoise con 84 meses de reposo sobre sus lías. De paladar limpio y burbujas finas, sin tanta fuerza pero todavía punzantes. Hay una madurez bien llevada, de trago refrescante con algo de levaduras. Es un gran blanco con energía, la fruta es limpia y su profundidad sutil. Un espumoso complejo y delicado para disfrutar en la mesa con todos los sentidos. Puntos: 92