Para Sebastián Zuccardi ha sido un año de temperaturas frescas durante una semana completa de enero, y luego moderadas siempre por debajo de la media. Lo mismo durante febrero y marzo, a pesar de ser un año de alta luminosidad. La cosecha 2019 es más fresca, más parecida a la 2016, que a la 2017 o 2018, pero seca.
En promedio hemos tenido temperaturas relativamente bajas, por lo tanto el ritmo de madurez ha sido lento, a diferencia de lo que sucedió en el 2017 o 2018.
Estas condiciones de clima, nos están dando muy buena acidez natural, taninos de muy buena estructura, excelente fruta, nada de sobre madurez y una sanidad impecable en todas las variedades.
No es una cosecha lluviosa. Es fresca y seca en término de precipitaciones. Sí hubo humedad ambiente, un poco de rocío durante las mañanas, pero nada fuera de los estándares normales.
Ha habido varias noches con mínimas muy bajas, cerca de 0° C, por lo tanto este último tramo de la cosecha, tiene muy buena amplitud térmica, como característica a destacar.
Todo esto nos está permitiendo trabajar de manera muy ordenada, en la selección por tipo de suelos y el momento de cosecha de cada lote en particular. La ventana de cosecha es más amplia que otros años, aun en zonas de mayor altura como Paraje Altamira y Gualtallary en Valle de Uco, que suelen tener una ventana de cosecha más acotada.
En cuanto al volumen, estamos ante una cosecha promedio, ligeramente inferior en rendimientos a la 2018 que fue abundante.
Hoy estamos al 56% de la cosecha y estamos calculando terminar alrededor del 17 de abril, aunque en San Pablo, una de las zonas más frías del Valle de Uco, terminaremos más tarde ya que todavía no hemos iniciado la cosecha de las uvas que se destinan a nuestro Fósil Chardonnay.

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