Según Carlos Oliva, director de ventas de la casa, “la línea Casa Boher ha crecido mucho en los últimos años. Ya en 2020, pandemia de por medio, los vinos tranquilos elaborados por Alejandro “Pepe” Martínez Rosell y Nicolás Calderón habían crecido al ritmo del incremento del consumo, fundamentalmente en domicilios particulares. De las 90.000 botellas pasamos a las 250.000, y para este año esperamos llegar a 300.000”, asegura. Pero más allá de lo contento que pueden estar con la recepción de los vinos, esto refleja una madurez del mercado. Pero no porque los vinos no fueran “comprendidos” por los consumidores, sino porque lleva tiempo transmitir consistencia y coherencia, dos atributos que la mayoría de los amantes del vino buscan. Claro que en el medio de estas casi dos décadas de vida de los varietales tintos de la casa, la oferta se multiplicó exponencialmente y las modas dominaron la escena. Pero siempre hay lugar para esos clásicos que respetan un concepto, y en este caso también un estilo definido.

El crecimiento de los varietales Casa Boher también “salpicó” al Gran Corte, que con menos historia avanza a pasos firmes con su segunda cosecha, la flamante 2017.

Todos conocen las burbujas de Rosell Boher y el prestigio que implican, y si bien hasta hace poco los vinos tranquilos no eran tan protagonistas del negocio, “hoy esta línea es una unidad fundamental para la bodega, en cantidad y facturación, aunque los espumosos siempre serán las estrellas”, cuenta Matías Torres García, propietario y director de Rosell Boher.

El eterno hacedor de la bodega, Alejandro “Pepe” Martínez Rosell; uno de los pocos que puede ostentar más de cuarenta cosechas haciendo vinos de alta gama, recordó en el zoom de presentación, que los primeros varietales en ver la luz fueron el Cabernet Sauvignon y el Merlot 2002, lanzados en 2004. Un par de años más tarde llegó el Malbec, luego se sumaron el Sauvignon Blanc, el Cabernet Franc y, por último, el Rosé. Pero sin dudas, uno de los factores que más influyeron en el posicionamiento actual y crecimiento de los Casa Boher, fue haberle puesto el 100% del foco de los vinos tranquilos, dando de baja los Viñas de Narváez; vinos jóvenes, sin contacto con madera y que nunca estuvieron asociados a la bodega, más allá de sus packs atractivos y su excelente relación calidad-precio.

Esto les permitió a Pepe y a Nico enfocarse en un nivel de calidad más alto, y así poder lograr una mayor consistencia en la línea, al tiempo que también pudieron crear nuevos vinos como los Gran Reserva (blend tinto y Chardonnay) y el Gran Corte.

Cabe destacar que las uvas, siempre propias, al principio solo provenían del Valle de Uco, de esa finca adquirida en 1991 y plantada desde 1993, siendo una de las primeras de la zona que hoy está en boca de todos. Pero ya desde hace un par de cosechas, también entró en producción el viñedo de Alto Agrelo, y que rodea al Rosell Boher Lodge. Es por ello que en estos 2019 hay uvas de Los Árboles y de Alto Agrelo, un viñedo desarrollado desde 2012.

Para Pepe, el estilo de sus vinos tranquilos es claro, “la idea es respetar la fruta y lo que manifiesta en su región, con un complemento de madera, pero no todo el volumen para que la fruta se mantenga viva; un buen uso y no un abuso”, advierte.

Los nuevos vinos de Rosell Boher

La degustación virtual dirigida por los enólogos comenzó por el Casa Boher Merlot 2019, un cepaje muy querido por “Pepe” Martínez. Es una uva que lo sorprende por lo estable, a pesar de las diferencias climáticas entre las añadas, respecto de los otros cepajes con los que trabaja. Otro detalle que habla de la evolución de la línea y permitió su crecimiento sostenido, es que casi todas las variedades se cosechan a máquina durante la noche para que la uva llegue más fresca a la bodega, salvo el Merlot que, por tener su canopia más desordenada y ser poca cantidad, se sigue cosechando a mano. El Casa Boher Merlot (16.000 botellas) tiene potencia y también el cariño de Pepe, no es una uva tinta de relleno para Casa Boher. Ese vino pasa diez meses en madera, una parte en roble francés y otra en americano, y en total tarda dos años en llegar al mercado, porque tiene varios meses de estiba al menos. “Buscamos un perfil constante con cierta madera”, afirma Pepe. Cabe destacar que ese Merlot está presente en el flamante Rosé (1/3), en el Gran Reserva y en un 25% en el Gran Corte.

Para Carlos Oliva, “el crecimiento de la línea se dio en todos los varietales, más en el Malbec y en el Cabernet Franc, aunque las 8000 botellas del rosado se agotaron en menos de dos meses. No obstante, queda claro que la bodega cree mucho en el Merlot, más allá de las ventas. “Este crecimiento se dio por nuestra apuesta a largo plazo”, afirma Nicolás Calderón, más allá que se trata de un mercado muy atomizado. En 2020 se acercaron mucho al consumidor, llegando a ellos a través de las vinotecas, porque incorporaron el sistema donde ellos tomaban el pedido, pero el negocio se lo derivaban a las vinotecas de cercanía, en una especie e-commerce compartido.

El Casa Boher Cabernet Sauvignon sale 100% de Los Arboles, y el 2019 fue un gran año. “La vendimia fue excelente, incluyendo este varietal, en tiempos y en formas óptimas, con alcoholes similares a los acostumbrados y con esas notas mentoladas a eucaliptos que aportan frescura”, relata el enólogo. Todo se cosecha en forma mecánica, y hay muchas bodegas de renombre que se pelean por esa uva, como así también por el Merlot.

En Rosell Boher siempre hacen ensayos antes, nunca salen directo al mercado con los vinos. Es por ello que acá aún no participa Agrelo, aunque desde 2014 se vinifica un Cabernet Sauvignon para la familia propietaria de la casa.

Uno de los varietales que más entusiasma a Pepe es el Cabernet Franc, del cual elaboró 11.000 botellas en 2012 (la cosecha debut) y hoy va por las 40.000.

Hoy, este cepaje de moda va llegando a las 1500 hectáreas a nivel nacional, y en Casa Boher ya es el favorito de muchos porque refleja cierta modernidad en el estilo de la línea. El Cabernet Franc 2019 está embotellado desde noviembre 2020, a diferencia del Merlot, del Cabernet Sauvignon y del Malbec que de fraccionaron hace menos de un mes. Queda claro que para Pepe los vinos necesitan un tiempo en botella. En este Cabernet Franc, lo que más sorprendió al hacedor fue ese eucalipto y notas mentoladas como la de los vinos de Chile, con piracinas más típicas del Cabernet Sauvignon. Ya plantaron en Los Arboles dos hectáreas más.

El Malbec de Casa Boher es el caballito de batalla, como suele pasar en toda línea consagrada de vinos argentinos, del cual hoy se elaboran 130.000 botellas. El desafío año tras año para los hacedores es poder mantener la calidad y el estilo de este Malbec en constante crecimiento. Para ello, como en el Cabernet Franc, recurren a micro vinificaciones. Hoy, más del 50% del Malbec viene de Alto Agrelo.

Para Pepe, el nacimiento de una nueva añada siempre merece ser festejado, y más si se trata del Gran Corte que, en su segunda edición (cosecha 2017), también combina los cuatro varietales tintos de Casa Boher, y otra vez en partes iguales, elegido a ciegas por ambos enólogos. Pepe recuerda cuando se lanzó en 2019 el primer Gran Corte 2016, dándose un gusto personal al “homenajear” a esas cuatro uvas tintas que lo acompañan durante más de 40 vendimias. Fueron 7000 botellas del primero y casi 9000 del flamante 2017. Estos vinos salen al mercado cuando ya están redondos y en su mejor momento para ser disfrutados, más allá de su potencial de guarda.

Nicolás Calderón cuenta que la 2018 ya tiene un año en botella, mientras que la 2019 está a un mes de que hagan el corte, porque los componentes ya tienen más de veinte meses en barricas. Por su parte, la 2020 ya tiene un año de crianza, y la 2021 la acaban de bajar a barrica. Esto quiere decir que del 2017 al 2021 está asegurada la existencia del Gran Corte, aunque cada cual saldrá a su debido tiempo.

No hay que olvidarse que este vino top nació en la complicada cosecha 2016, y llegó al mercado en 2020, en plena pandemia, por eso muy pocos lo habían incorporado. Sin embargo, por los posteos en las redes sociales de la bodega, la gente lo empezó a demandar y así fue que las vinotecas comenzaron a pedirlo.

Carlos Oliva explica que “triplicar el volumen de los Casa Boher del 2019 al 2020 solo se explica por el desarrollo del mercado que se viene haciendo desde hace mucho tiempo, discontinuando los Viñas de Narváez y apostando todo a los Casa Boher. En 2017 soñábamos con llegar a vender 200.000 botellas, y hoy ya estamos cerca de las 300.000.

Sin dudas, como buen y experimentado winemaker, Alejandro “Pepe” Martínez Rosell cree mucho en sus vinos, que crecieron todos los años, y solo espera que cuando todo se normalice, puedan seguir ofreciendo una gran diversidad de vinos de calidad a consumidores de todo el mundo.

Crecer y combinar lugares, al tiempo que mantener el estilo de una línea consagrada, es sumamente difícil. Lo interesante es respetar el espíritu y las intenciones. Acá la clave está en el equilibrio de los vinos, fundamental para seguir consolidándose en las preferencias de los consumidores. Puede ser con sabores más frescos y texturas más vivaces, pero los vinos de Casa Boher, con la firma de Pepe, y ahora también de Nicolás Calderón, siempre serán equilibrados ante todo.

Degustación de los vinos Casa Boher

Casa Boher Malbec 2019

Rosell Boher, Mendoza ($1100)

Aromas expresivos con buena fruta roja, su paladar es fluido y mordiente, con texturas delicadas que respetan el estilo del vino. De trago amable con leves notas de madurez, especias y dejos terrosos. Franco y de buen volumen, con la potencia bien equilibrada por la frescura que a su vez aporta cierta profundidad. Beber entre 2021 y 2023.

Puntos: 89,5

Casa Boher Merlot 2019

Rosell Boher, Los Árboles, Valle de Uco ($1100)

Aromas densos y equilibrados, con dejos vegetales y de frutas negras. Se lo siente más concentrado que el Malbec, carnoso y con cierta firmeza en sus taninos. Buena frescura que equilibra su trago más vegetal que frutal, con algo terrosos. Es austero, pero con fuerza, y con notas ahumadas de crianza que asoman al final. Hay buen peso en boca y texturas que van a ganar armonía en botella. Beber entre 2021 y 2025.

Puntos: 90,5

Casa Boher Cabernet Franc 2019

Rosell Boher, Mendoza ($1100)

Combinando uvas de Alto Agrelo y Vista Flores, logran este Cabernet Franc de aromas frescos y bien herbales, con dejos de especias secas. Hay una fluidez intermedia entre el Malbec y el Merlot. De paladar franco y expresivo, con buena frescura en el medio de boca, y cierta consistencia gracias a sus texturas incipientes. Sobre el final persisten las notas de pimiento rojo muy típicas del cepaje. Beber entre 2021 y 2023.

Puntos: 90

Casa Boher Cabernet Sauvignon 2019

Rosell Boher, Los Árboles, Valle de Uco ($1100)

Aromas classy pero equilibrados, y paso amable con notas de fruta madura y crianza. Es fluido con armonía, y si bien se siente la madera nueva junto a la fruta roja madura, las texturas sedosas con cierta intensidad hablan de un Cabernet Sauvignon delicado. Es un tinto con muy buena frescura y agarre, de carácter sutil, más apoyado en la fruta que en las especias y en los dejos vegetales. Beber entre 2021 y 2025.

Puntos: 90,5

Casa Boher Gran Corte 2017

Rosell Boher, Valle de Uco, Mendoza ($4200)

Aromas equilibrados y expresivos que remiten a frutas maduras y especias, con suaves notas de una crianza muy precisa en barricas de roble nuevo. Paladar franco e integrado, con músculo y frescura, de trago amplio y casi firme, con un final ahumado que persiste. Es un vino que necesita abrirse en la copa, mejor decantar. Beber entre 2021 y 2024.

Puntos: 91,5

Sobre El Autor

Hace 22 años degusté un vino por primera vez y supe que querría hacer de mi vida profesional. Compartir mi pasión; por eso me dediqué a comunicar el vino. Más de 30.000 vinos degustados y 20.000 publicados, más de 100 revistas editadas y miles de notas. Siete años en TV, cuatro en radio y seis en la web. Más de 20 exposiciones de vino organizadas y más de 30 concursos internacionales como jurado, además de muchos viajes a zonas vitivinícolas del mundo. Todo esto, simplemente me ayuda a conocer más, para poder compartirlo mejor.