En el mundo del vino, al momento de pensar en maridajes posibles, ya no hay límites y hoy están más relacionados con los gustos individuales que con opciones ya preestablecidas. En este sentido, el chocolate y el vino pueden ser aliados perfectos siempre y cuando se puedan identificar sus características esenciales para garantizar un maridaje único, y  disfrutarse en conjunto y con todos los sentidos. 

En el marco del Día Mundial del Cacao, esta dupla explosiva  ha generado variadas polémicas  a lo largo de los años, ya que se creía que ambos productos no eran compatibles debido a sus características organolépticas. Sin embargo, de este maridaje se pueden lograr armonías interesantes siempre y cuando se tomen en cuenta las propiedades intrínsecas de ambos productos. 

El cacao, al igual que el vino, cuenta con aromas frutales o florales, que se pueden identificar fácilmente; y también con la epicatequina, un poderoso antioxidante similar a los polifenoles que tiene el vino, con cierto efecto tranquilizante que colabora para  saborear y disfrutar mejor de la cepa elegida.

En este sentido, bodega La Celia, pionera en Valle de Uco en Mendoza – una de las zonas más exclusivas de la industria vitivinícola a nivel mundial –  comparte cuatro tips imprescindibles para lograr el maridaje ideal y garantizar un viaje sensorial sin fronteras si se los combina de la mejor manera:

Dulzor: siempre es recomendable que el vino sea más dulce que el chocolate para evitar sensaciones agrias o amargas en el paladar. ¿Hay excepciones? sí, claro. Por ejemplo, tintos jóvenes, maduros y secos a veces pueden combinar bien con chocolates con alto contenido de cacao. Los chocolates amargos, que tienen alto contenido de azúcar, pero sus sabores son más neutros, suelen realzar sus sabores frutales y de la madera del vino (vainilla, chocolate, entre otros). Una excelente opción puede ser La Celia Pionner Chardonnay, se trata de un blanco fresco de color amarillo brillante, con aromas intensos de frutas frescas tropicales, acompañado con la elegante mineralidad típica del Paraje Altamira en Valle de Uco en donde se emplaza el viñedo de la bodega.

Vinos de gran cuerpo: cuando uno ingiere un chocolate, este suele cubrir toda la boca haciendo que un vino parezca ligero. Por lo tanto, un vino con una gran estructura y una acidez  vibrante, ayudará a equilibrar la balanza con el chocolate. Los fortificados son un maridaje clásico, vinos con gran contenido de azúcar, taninos y altos niveles de alcohol, irán de la mano con un buen chocolate. En este sentido, una gran opción es el Cabernet Franc Bodega de la línea Pioneer de La Celia, quien es pionera en vinificar esta cepa como monovarietal. Un gran exponente de esta cepa  expresiva y con personalidad; que se destaca por su exquisito aroma frutal, acompañado de notas especiadas a pimientas y taninos de extraordinaria calidad.

Equilibrar sabores: generalmente los maridajes se dan muy bien cuando ambos poseen aromas y sabores similares, son muy poco y excepcionales los que se dan bien por contraste. Para lograr una buena armonía,  lo ideal es buscar vinos dulces con sabores que combinen bien con el chocolate: café, nueces, caramelo, vainilla, almendras, cerezas, moras, especias y, por supuesto, chocolate. Si tenemos por delante un postre de chocolate acompañado de sabores frutales, se puede seleccionar un vino con notas de frutos rojos, y así irán de la mano como un elixir al paladar. Una opción puede ser La Celia Rosé, un vino oriundo de Valle de Uco se distingue especialmente por ser un vino fresco, joven y elegante, elaborado con 80% de Pinot Noir y 20% de Pinot Grigio, y un delicado aroma a frutos rojos y florales. En boca, el paladar es vibrante, fresco y con un final persistente; es una opción que logra equilibrar texturas únicas, frescura perceptible y una característica aromática que proporciona una complejidad propia de una región privilegiada que entrega vinos elegantes y de calidad.

Experimentar y degustar: sobre gustos, no hay nada escrito. Ningún maridaje posee una regla estricta. Fundamental probar, experimentar y saborear diferentes opciones; para poder luego elegir la que más se ajuste a estilos y preferencias individuales.

Desde la bodega concluyen que actualmente los maridajes son tan versátiles que se pueden ajustar a cada gusto individual. Esa idea de universalización del vino es una tendencia que crece, y desde La Celia acompañan esa noción donde el vino se ajusta a cada estilo, y festejan ese libre albedrío donde la imaginación es el único límite para degustar un buen vino.

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