Orgulloso de ser BoBo Fabricio Portelli 07/05/2015 Notas, Vinos Notas 6313 Mauro Villarejo es un personaje que se acercó al vino en 2007. Y desde un rinconcito se las arregló para posicionarse entre los conocedores. Porque sus vinos siempre mantuvieron un estilo, buscado y definido desde el comienzo junto a su socio francés. Bo Bo por lo de Bohemio (el argentino) y Burgués (el francés). Y si bien sus etiquetas más conocidas llevan el nombre de Trapezio, el Bo Bo fue su vino que más llamó al atención de los paladares exigentes. Hoy Mauro, además de comandar su bodega de Agrelo, montó una vinoteca a puertas cerradas en la esquina de Voltaire y Ravignani, en pleno Palermo. Allí, además ha montado al sede de un wine club muy selecto en donde se descorchan etiquetas francesas de la talla del Ch D´Yquem o los grandes Champagnes y tintos de Burdeos. Con el club (Uncorked XL), ademas de las selecciones de vinos muy exclusivas, realizan eventos privados en donde la barra de vinos es la estrella. La vinoteca tiene mucha onda y una muy diversa propuesta con varias etiquetas poco conocidas. Un lugar ideal para internarse y conocer nuevos vinos. Mauro en 2007 hizo sólo 3000 botellas. Hoy, apenas 8 años después, elabora más de 300.000, y exporta a varios países, incluyendo los tradicionales productores europeos. Emulando el modelo francés de los Chateaux, lanzaron la línea Petit BoBo, con un Sauvignon Blanc y un Chardonnay. Ambos del mismo estilo, pero el primero con más carácter. El tinto, hijo del Bo Bo, es un interesante blend de Merlot (50%), Cabernet Franc (30%) y Malbec (20%) el 2001 ($200). Por su parte el BoBo alterna el protagonismo del Malbec y del Cabernet Franc, que alterna con Cabernet Sauvignon según las añadas. Dicen que en 2007 y 2013 (la primera y la última), la pulseara la ganó el aristócrata francés. Mientras en los demás fue el Malbec argentino el que predominó en los cortes. El BoBo 2012 ($275) que es el que está en el mercado actualmente, refleja desde la viña la intensión de sus hacedores. Porque es bohemio y burgués a la vez, muestra que la rusticidad de la finca dar un vino elegante, y que el gaucho (Malbec) convive muy bien con el aristócrata francés (Cabernet). Y para confirmar la rebeldía de sus creadores, todas las barricas en las que crían sus vinos son de 300 litros y de roble americano. Porque aseguran que el (roble) francés, se usa cuando te falta vino. Se nota el orgullo y la satisfacción de dos amantes del vino, cada uno con su estilo, que hacen lo que les gusta y cómo les gusta. Y al parecer los BoBo, a muchos les gusta.