Los vinos de Cadus, elaborados por el joven hacedor Santiago Mayorga Boaknin, están viviendo una verdadera revolución. Hoy, su portfolio es definido y compacto, también variado y consistente, por fuera y por dentro, y se corona con un nuevo vino que será año tras año concebido con lo mejor de la casa

Cualquier amante del vino sabe que es Cadus, aunque quizás no todos hayan podido seguir sus pasos tan de cerca de una marca que nació como la top de Nieto Senetiner, pero con el tiempo se convirtió en una bodega top con vuelo propio. La bodega, que recibe su nombre latino de las ánforas que contenían vino en la antigua Roma, hoy ha incorporado algunos de estos recipientes para vinificaciones exclusivas, y una de ellas es la más exclusiva de la casa y que está saliendo a la luz.

Santiago, luego de diez años en la bodega, se sintió muy confiado para enfrentar este nuevo desafío; crear un nuevo vino ícono, pero no solo de la casa sino de la Argentina.

Instalado en su “mini chateau”, como le dice el joven hacer al espacio Cadus dentro de Nieto Senetiner, donde posee tanques de tres mil y diez mil litros, huevos de concreto, barricas de diversos tamaños y usos, y dos ánforas, una española y una italiana, además de algunos foudres. Es decir, todo lo necesario para encarar la producción en cada cosecha, vinificando cada componente por separado de una propuesta que hoy cuenta con doce etiquetas y un volumen total de 40.000 botellas aproximadamente.

El objetivo de Santi y su equipo fue simplificar el portfolio, desde lo visual pero también desde el contenido de cada botella, para poder mostrar lo que Cadus viene a contar.

“Hoy se sabe mucho más que hace diez años, y en este proceso Cadus siempre habló de la combinación de un lugar y una variedad”, explica el winemaker. Los Cadus no solo han cambiado de etiquetas, sino que hoy llegan con una propuesta más focalizada y precisa, un portfolio bien acomodado y más alineado con las convicciones del enólogo.

El Cadus, es y será el mejor vino de cada cosecha. El 2019 es el primero y proviene de Gualtallary, mientras que el 2020 será de Los Árboles. Son solo 4 barricas que luego de 18 meses pasan por ánfora otros seis meses, para integrarla mejor. Para concebir este vino ícono, Santiago debió tomarse su tiempo. El Cadus 2019 (solo 1200 botellas) es un blend de Malbec (88%), Cabernet Sauvignon (10%) y Petit Verdot (2%), pero los próximos pueden ser varietales, porque las uvas no son lo más importante acá sino el mensaje del vino.

A Santiago se lo ve muy feliz con sus Cadus, y eso también se siente en las copas. Pero lograr un nuevo vino que supere las expectativas (internas y externas) es realmente un nuevo gran desafío en su carrera, y en esta entrevista lo explica muy bien.

FP: Si bien, desde tu llegada a Cadus debe haber estado la presión de hacer un vino ícono, fue recientemente que encontraste un vino 2019 en unas “barricas especiales que estaban más sabrosas…” ¿podes describir ese momento?

SMB: En 2019 no teníamos la idea de elaborar un vino ícono, estábamos en otro momento del desarrollo de la bodega y sus vinos, pero comenzamos a pensar en el proyecto, diferenciando viñedos, incorporando a la bodega recipientes pequeños y pensando en técnicas de elaboración milenarias para poder respetar el carácter propio del origen de la uva seleccionada. Con el paso del tiempo, fuimos aprendiendo con el equipo cada vez más sobre las distintas apelaciones, sobre las variedades y sobre nuestros single vineyards. Con el equipo siempre probamos todas las barricas. Y llegó un momento, ya con los vinos elaborados, que la 2019 empezó a demostrar que había sido un gran año para Mendoza, de rendimientos medios pero gran sanidad. Y siempre esas barricas de Gualtallary se destacaban del resto por su sabor, su intensidad y profundidad, y fueron esas barricas las que llamaron mi atención. Cabe destacar que, en 2019, también había sido el primer año que habíamos incorporado un ánfora a la bodega.

FP: ¿Qué tenían esas barricas que te llamaron tanto la atención e insinuaron que había llegado el momento?

SMB: En realidad la bodega ya estaba madura y había desarrollado un concepto particular, un estilo más definido en sus vinos y por lo tanto era lógico mirar más arriba. Y después de siete años de recorrido en Cadus encontré un vino que me hizo pensar, que me llevó a la complejidad, a la elegancia, a la sutileza, y así fue que separamos esas barricas sin saber bien qué haríamos con ellas. Después de los 18 meses de crianza, y habiéndolas degustado (como a todas para hacer los cortes) a los seis, a los doce y a los dieciocho meses, y esas barricas volvieron a permanecer separadas, ya que seguían siendo muy especiales.

FP: ¿Más allá de estar elaborado con lo mejor de Cadus cada año, la vinificación también será un distintivo de este vino?

SMB: En la bodega teníamos un ánfora española, pero más allá de lo que había escuchado, no había comprobado la aptitud de este recipiente ni qué generaba en el vino, pero decidimos animarnos y meter ese vino ahí, que ya tenía 50% de roble nuevo. Y en solo un mes fue sorprendente como el vino se había integrado, como si hubiese estado un año allí, mucho más abierto por más que las mediciones de oxígeno eran muy similares a las que traía de la crianza tradicional. Lo fuimos probando, y fuimos sintiendo esa integración, un equilibrio y una sutileza muy linda. Y después de seis meses ahí, el vino tenía una complejidad y una textura muy interesantes, que hablaba de la zona y del Malbec, pero también de nuestro estilo. Por eso fue que decidí que ya había llegado la hora de embotellar el Cadus, el nuevo gran vino de la casa.

FP: ¿Qué espera un enólogo de su vino ícono a diferencia de los demás?

SMB: Para nosotros era un vino que debía representarnos principalmente, pero también que hablara de una región con precisión, de algo muy pequeño. Y que tuviera todo lo que tiene que tener un gran vino: intensidad de color y aromas, frescura, madurez, dulzura, concentración, bebibilidad, mineralidad, capas aromáticas, y que genere esa sensación que puede tomarse hoy y en mucho tiempo. Este fue el primer ícono que embotellamos y fue un vino que me hizo pensar mucho. Y si bien como dicen, los vinos son como los hijos, aunque yo no tengo, y es muy difícil elegir uno porque evidentemente todos son parte de uno, este vino tiene una complejidad distinta y está pensado para momentos especiales por ser un vino exclusivo.

FP: ¿Qué nos podes anticipar de los íconos que se vienen?

SMB: En este vino de Cadus tenemos libertad de acción, no hay una estructura fija. Por eso el 2019 es un Malbec de Gualtallary, con toques de Cabernet Sauvignon. Y en 2020, que ya está embotellado, cambia de lugar. También es un Malbec casi 100% con toque de Cabernet Sauvignon, pero Los Árboles. Porque por haber sido un año más cálido y adelantado encontré en ese viñedo a mayor altura la frescura distintiva de este vino. Del 2021 aun no tenemos el corte definitivo, estamos terminándolo de imaginar y probablemente también sea del Valle de Uco. Y los otros dos todavía están muy en proceso, aunque quizás pueda decir que Los Árboles viene picando en punta, pero todo puede ser.

Notas de Cata

Cadus 2019

Cadus Wines, Gualtallary, Mendoza

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Este Malbec con toque de Cabernet Sauvignon posee aromas delicados y buen volumen, pero no es carnoso. Se nota la búsqueda, hay delicadeza con frescura, y texturas incipientes. Classy, pero actual por esas notas a tierra seca del mes que pasó en ánforas (equivalente a un año en madera por la micro oxigenación). Paladar franco, con fuerza y potencial, se nota la crianza sutil, pero gana la fruta. Final de frutas negras y especias, jugoso, expresivo, floral, largo y con mucho potencial. Es un gran vino argentino moderno. Beber entre 2023 y 2029.

Puntos: 95

Sobre El Autor

Hace 22 años degusté un vino por primera vez y supe que querría hacer de mi vida profesional. Compartir mi pasión; por eso me dediqué a comunicar el vino. Más de 30.000 vinos degustados y 20.000 publicados, más de 100 revistas editadas y miles de notas. Siete años en TV, cuatro en radio y seis en la web. Más de 20 exposiciones de vino organizadas y más de 30 concursos internacionales como jurado, además de muchos viajes a zonas vitivinícolas del mundo. Todo esto, simplemente me ayuda a conocer más, para poder compartirlo mejor.