Cabernet Sauvignon, tras los pasos del Malbec Fabricio Portelli 09/11/2015 Notas, Vinos Notas 2080 En Francia, y por ende en el mundo entero, es considerado el rey de los vinos tintos. Pero en nuestro país, desde hace algunos años corre desde atrás del Malbec, nuestro mejor exponente. Sin embargo, poco a poco comienza a recuperar terreno perdido. Y si bien ningún enólogo piensa en reemplazar al Malbec del podio, lo cierto es que lograr un gran Cabernet Sauvignon permite ganarse el respeto de los consumidores más exigentes. Hay varias razones que explican la actualidad del este cepaje en nuestro país. Introducido a fines de siglo XIX junto con el Malbec. Pero en su Burdeos natal, corrió con mejor suerte. Porque luego de la plaga de la filoxera que azotó a la mayoría de los viñedos del Viejo Mundo, el Cabernet Sauvignon demostró ser resistente, mientras que el Malbec tendió a desaparecer. Pero fue justamente antes de que ello sucediera que las uvas de Burdeos llegaron al país. Con los años, los viñateros, sobre todo los mendocinos, vieron en esa uva francesa (como se la denominaba) una uva fácil de manejar y que se adaptaba muy bien a las distintas zonas. Sus vinos eran amables y más agradables que los que se obtenían del Cabernet Sauvignon. Además, como este madura más tarde, muchas veces llegaba el otoño y con el las heladas que hacían perder la cosecha. Es por ello que Malbec fue la variedad que más se multiplicó. No obstante, el Cabernet Sauvignon siempre estuvo ahí. Porque durante muchos años los vinos argentinos emulaban a los europeos, principalmente a los franceses. Y allá, los grades vinos se hacían a base de esta variedad; más allá de los Pinot Noir de la Borgoña o los Syrah del Ródano; mucho menos famosos que los Grand Cru Classé de Burdeos. Esta fama de rey lo posicionaba como el elegido de los enólogos para concebir sus grandes tintos. Muchos de ellos blends bordelés, con el toque más criollo del Malbec. Aunque varios se animaron a elaborarlo como varietal, mucho antes esta moda se impusiera. En los 90 no había dudas. El gran vino tenía que ser con Cabernet Sauvignon. Pero la necesidad de salir al mundo a buscar consumidores para nuestros vinos, demostró que no estaban a la altura, o que había que seguir haciendo muchos esfuerzos para ser competitivos. Ya que así como en la Argentina, en todo país vitivinícolas el Cabernet Sauvignon se ha adaptado, y se elaboran vinos en todos los rangos de precio. Fuera de Francia, los más respetados son los de Napa Valley (Estados Unidos), Australia y Chile, principalmente. Y así fue como el Malbec se catapultó a la fama. Ganando primero por originalidad; ya que nadie más lo elaboraba; y luego por consistencia y masa crítica. Ho, no hay discusión que los grandes exponentes nacionales son a base de Malbec, puros o combinados. Pero la llama del Cabernet Sauvignon nunca se apagó. Sobre todo, porque los enólogos conocen muy bien sus atributos; muchos de los cuales no se encuentran en el Malbec. Uno de ellos es la longevidad. Se sabe que los mejores tintos evolucionados son los grandes de Burdeos, pruebas vivientes de cómo pueden evolucionar. Y un vino que perdura dignamente en el tiempo, gana prestigio y valor. Algo que el gran Malbec deberá probar en las próximas décadas, ya que es muy joven aún, y los de 2010 en adelante, son los que deben comenzar a escribir esa historia. Por su parte, en la viña es una uva más difícil de llevar. No sólo porque tarda en madurar, sino también porque sus hollejos son más gruesos y requiere de mayor paciencia y precisión a la hora de podarlo en invierno, regarlo durante el año y en el momento de cosecha. Luego en bodega las extracciones deben ser suaves. Con el roble se lleva muy bien, pero necesita de buen cuerpo para absorber todos los atributos de la madera durante la crianza. Como vino suele ser mucho más austero (léase aburrido), y menos expresivo que su par Malbec. Pero es un vino que susurra y que, bien logrado, despliega sutilezas que se pueden percibir. La clave, más allá de la complejidad de sus aromas y sabores, está en sus texturas. Porque sus taninos (esos que marcan el paso del vino por la lengua dejándola áspera) son firmes. Y eso hace que su trago sea más difícil. Sobre todo si se trata de un vino importante, que (como todos por necesidad) llega al mercado antes de tiempo. Todo eso puede brindar una primera impresión no tan agradable, a diferencia del Malbec que suele ser encantador a primera copa. Mientras el Malbec es frutal, floral y fresco, el Cabernet Sauvignon es especiado y algo maduro. Pero justamente es esa firmeza, principalmente, lo que le garantiza al vino una favorable evolución en botella. Y el tiempo en el vino no aporta calidad, pero si muchos matices y sutilezas que pueden marcar la diferencia. Y al parecer los enólogos que ya se acostumbraron a repetir sus grandes Malbec, cosecha tras cosecha, ahora van en busca de la consagración con un tinto global como es el Cabernet Sauvignon. Esto explica la gran cantidad de recientes y pretenciosos lanzamientos. Y siempre que esas noticias sean bebibles en copa, serán bien recibidas por los consumidores lectores. 8 flamantes Cabernet Sauvignon recomendados Saurus Select Cabernet Sauvignon 2013 Familia Schroeder, San Patricio del Chañar, Neuquén $135 Interesante tinto patagónico, porque si bien es un vino moderno, la frescura natural le gana a la madurez de la fruta. De aromas amables y entrada fluida, paladar vibrante y taninos con cierta firmeza. Sus aromas y sabores hablan del cepaje, muy bien rodeados por los tonos ahumados de la crianza en roble, y con un final especiado muy agradable. Equilibrado y con gracia, va muy bien con carnes a la parrilla. Además, ostentar una muy buena relación calidad-precio, está en su mejor momento. Puntos: 89 Kaiken Ultra Cabernet Sauvignon 2012 Kaiken, Mendoza $200 Se nota el expertise de los Montes (padre e hijo) con esta uva. Clásico en muchos aspectos como los grandes exponentes chilenos del cepaje. De muy buen volumen, equilibrado y austero. Tiene la tipicidad varietal moderna pero con cuerpo y textura clásica. Taninos muy finos, y sabores totalmente integrados. Su carácter bien definido y una longevidad en la que seguramente despertará la complejidad, son su sello. No es persistente pero si profundo en cada trago. Beber entre 2015 y 2020. Puntos: 90 Altitud Cabernet Sauvignon 2013 Bodega Andeluna, Gualtallary, $207 En este vino el enólogo recurre a varios puntos de cosecha, ya que al ser de ciclo largo es muy difícil su madurez óptimas en las alturas mendocinas. La primer sensación es de fruta algo madura y con los taninos firmes, propios del Cabernet Sauvignon. Hay algo vegetal y sobre maduro, sin tanta profundidad, dejando los taninos algo expuestos, por su paso fluido. Algo que con una corta estiba se puede equilibrar. Beber entre 2015 y 2017. Puntos: 88 Son Vida Cabernet Sauvignon 2013 Bodega Son Vida, Altamira, Mendoza $290 Sus aromas son bien austeros, introvertidos pero elegantes, con notas de terrosidad y especias. Nada de piracinas, y una fruta muy equilibrada. Es un Cabernet Sauvignon elegante y con mucha vivacidad. De buen músculo, con ese dejo herbal al final típico de la zona. Taninos firmes que le dan potencial, y una delicada persistencia. La madera no se siente, está muy bien integrada. Con agarre y más ímpetu, mantiene el mismo estilo que el Malbec; prolijo, con más vida, y con elegancia potencial. Muy interesante, para disfrutar hoy y seguir de cerca su evolución por los próximos años. Beber entre 2015 y 2020. Puntos: 92 Riglos Gran Cabernet Sauvignon 2012 Bodega Riglos, Gualtallary, Mendoza $325 Austero y compacto, de aromas integrados. Con fluidez y taninos finos, buen cuerpo, carnoso pero con silueta. No es muy profundo, pero si está apoyado en la fruta. Muy equilibrado, refrescante, con especias y dejo herbal muy delicado. Consistente paso por boca, intenso pero todo en armonía. Sin dudas, el mejor Cabernet Sauvignon de todos los Riglos hasta ahora; por su equilibrada expresión. No le falta ni le sobra nada y además goza de buen potencial. Puntos: 93 Primus Cabernet Sauvignon 2012 Bodegas Salentein, Valle de Uco, Mendoza $620 De aromas intensos, con algo de fruta y notas de crianza muy sutiles. Asoma el terroir con leves tonos de madurez. En boca hay calidez en la fruta, con buen cuerpo y un ímpetu que se asemeja más a los grandes vinos de Napa Valley. Entra con volumen y mucha frescura, sus taninos incipientes marcan el paso pero siempre equilibrado. Se abre y su textura fina domina la escena; hay profundidad y vivacidad, trago con peso y delicadeza, y va ganando fineza con el paso de los minutos sin ceder ese agarre que le da consistencia a su cuerpo. Es moderno pero tiene mucho de clásico, y goza de un gran potencial de guarda. Puntos: 93 Casarena DNA Cabernet Sauvignon 2011 Bodega Casarena, Agrelo, Mendoza $700 Sus aromas son muy austeros, casi que no se nota que es un Cabernet Sauvignon. Pero se sienten las intenciones de Bernardo Bossi, su creador. De ataque fresco y fluido, con consistencia. Hay concentración con fluidez, y tiene mucho agarre. Necesita más botella porque aún se muestra algo compacto. Pero decantado puede abrirse y expresarse mejor. Un vino con músculo pero bien contorneado, largo y filoso, también franco. Es más expresivo en boca que en nariz. Hay un gran Cabernet Sauvignon acá, sin rastros de madera a pesar de sus doce meses de crianza. Y tiene mucho potencial. Beber entre 2016 y 2025. Puntos: 94 Varúa Cabernet Sauvignon 2013 Bodega Finca La Anita, Agrelo, Mendoza $920 Acá hay un vino distinguido y delicado, para nada moderno. Fino, elegante y con una tipicidad austera. De entrada muy fresca y paladar franco, buen cuerpo, algo denso y con taninos incipientes y agudos. La fruta se hace presente en el final de boca, algo madura pero bien llevada. Con potencial por su textura muy fina. Jugoso, con tensión y agarre. Todavía joven y con mucho mas potencial, tiene cuerpo pero la textura le da fluidez y profundidad. La enóloga tuvo que recurrir a la degustación a ciegas para convencer a Manuel Más de la calidad y estilo de este Cabernet para convertirse en el primer Varúa de este cepaje. Comprobando así que el paladar y la experiencia van mucho más allá de la coyuntura comercial. Beber entre 2015 y 2022. Puntos: 92 Finca Los Membrillos 2012 Zuccardi, La Consulta, Mendoza $1200 De una finca tradicional y plantada hace veinte años, al margen de Altamira y en su mismo cono Aluvional, pero en la parte mas baja, provienen las uvas para elaborar este Cabernet Sauvignon, del cual solo hay 1800 botellas. Sus aromas son muy austeros y poco expresivos. Hay elegancia pero tarda en abrirse. De entrada compacta y taninos incisivos, paladar largo y profundo con fruta algo madura y especias. La tensión surge en el fondo de boca, es como si al irse el trago avisara lo que vendrá. Todavía no regala nada, se guarda todo. De buen volumen, compacto y algo maduro, con taninos firmes y filosos. Hay una austeridad general, con linda tipicidad y una estructura a los que sus primos de Finca no llegan. Es un vino que hay que pensarlo en etapas de entrada en boca. El final es sorprendente. Hay algo macizo en cada trago, manteniendo un estilo fluido, luego se abre y gana volumen. Gran potencial, más por sus texturas que por sus sabores. Beber entre 2015 y 2025. Puntos: 92