Saltando del pasado al futuro Fabricio Portelli 02/03/2016 Notas, Vinos Notas 3784 El siglo XIX fue testigo de cómo se forjaron dos de los terruños más prestigiosos que hoy tiene nuestro país, y que yacen bien al norte; Colomé y Tacuil. Y fue una mujer la responsable de forjar este presente y dar le puntapié inicial a la industria del vino en los Valles Calchaquíes, adquieriendo cepas de alta calidad en Francia. Su nombre fue Doña Ascensión Isasmendi de Dávalos. Hoy, inmortalizada en una de las etiquetas más emblemáticas de bodega Tacuil. Don Raúl Dávalos, descendiente directo de Doña Ascensión, fue el encargado de comandar la bodega hasta el siglo XXI. Reconocido por su fuerte carácter y convicciones casi inviolables, mantuvo el espíritu original de los vinos de la casa hasta hace muy poco, siempre convencido de que a los vinos no los hacía él, sino la naturaleza. Luego de vender Colomé a Donald Hess, se mudó a la finca Tacuil, donde incrementó la superficie de viñas hasta lo 2600 msnm y construyó una bodega (a los 2400 msnm) que carece de energía eléctrica, y a la que es muy difícil llegar. La finca 127.000ha estaba dedicada a la agricultura, cereales y porotos. Pero contra todos los pronósticos de falta de madurez, don Raúl fue y plantó sus vides. Actualmente su hijo Raúl (más conocido como Yeye) y su sobrino Francisco Morelli (obviamente Pancho) son los responsables vínicos de la bodega. El primero es el enólogo, reside en Salta capital, pero pasa al menos cuatro días a la semana recluido en Tacuil. El segundo es el marketinero, el promotor y el gran sommelier que tiene la familia, aunque no sea esa su profesión. Dueño de un paladar exquisito, Pancho sabe siempre como encontrar el ámbito ideal y los mejores platos para que sus vinos se luzcan. Pero la transición de estilos no fue fácil. En primer lugar porque los de Tacuil se hicieron famosos por ser únicos, y dueños de u carácter que sólo se podían asociar con ese lugar en el mundo. Claro que sin intervención alguna, librados íntegramente a los caprichos de la naturaleza, que por esos pagos son muchos, y sin contacto con madera, a los vinos les costaba ir más allá de sus aromas y sabores tan originales. Pero esa autenticidad el esta época y con la gran competencia que existe, no es suficiente para seguir trascendiendo. Es por ello que los jóvenes de la familia se dispusieron a abrir el juego respetando todos, o mejor dicho casi todos, los lineamientos y deseos vínicos de don Raúl. Ahora bien, los vinos de Tacuil fueron reconocidos por ser los primeros vinos sin madera y de Alta Gama que se produjeron en el país. Si a esto le sumamos su limitada producción y las condiciones naturales extremas, con todas las dificultades del caso, se entiende el romanticismo y folclore únicos encerrados en cada botella de Tacuil. Por otra parte, si bien la edad de las viñas es importante, la genética lo es más. Y luego de 180 años, las viñas plantadas por la tátara abuela dan uvas muy pequeñas y de piel gruesa, en las que no le llegan los rayos UV a las semillas, y eso las protege del medio. Esto les posibilitó hacer vinos de guarda sin paso por barrica, algo que hoy está en boga. Igualmente algo está cambiando, porque si bien siguen sin electricidad en la bodega, y por esa razón deben elaborar los blancos en otro lado, el roble empieza a tener cierto protagonismo, al tiempo que surgen nuevos vinos. Otro de los puntos fuertes de la bodega es ser pioneros con el Sauvignon Blanc en la zona. Y así lo que comenzó por necesidad, ya que el Torrontés a veces no maduraba del todo allá arriba y se necesitaba otro vino blanco, se convirtió en uno de los vinos con mayor potencial de la Argentina. A tal punto que ya está embotellado el Saltallary, un Sauvignon Blanc elaborado en partes iguales con uvas de los Altos Valles Salteños y de Gualtallary, con el sello compartido de Tacuil y los hermanos Michelini. Pero sin dudas el Torrontés es su blanco de bandera, elaborado a partir de bajos rendimientos (40 qa/ha). Y mientras los demás se preocuparon por internacionalizarlo a partir de su masividad, ellos lograron diferenciarse. Por ejemplo hoy en el mercado está el Torrontés 2014, del cual solo se hicieron 3000 botellas. El vino muestra una agradable evolución pero sin madurez, sin dudas, otro perfil del único blanco autóctono. Y si bien para Don Raúl no sea un vino tan agradable (no puedo reproducir sus palabras exactas), para la prensa internacional es uno de los dos mejores exponentes nacionales. Yeye acompaña a su padre en la bodega desde su fundación en 1989, pero Pancho se incorpora recién en 2003. Y en 2007 hace su primer vino. El Doña Ascensión, el único vino de la familia con crianza. Y aunque esa barrica le ocasionó un gran disgusto a su tío, quién decidió unilateralmente fraccionarlo a los cinco meses, el vino salió a la luz y tuvo éxito. Y quizás por cábala y también por respeto, en las cosechas siguientes se ha continuado con esa tradición impuesta de los cinco meses de paso por barricas de primer y segundo uso, apenas un ingrediente. La 2006 fue la última cosecha del exclusiva de Don Raúl, quién en 2007 compartió la elaboración son su hijo y su sobrino. Y ya desde 2008 siguieron los chicos. Y no fue casualidad que justo ese año no hubiera Viñas de Dávalos 2008, ya que a don Raúl le mostraron los cortes y fue tal la critica que dicho vino fue a parar al 33 y al RD, dos etiquetas que ese año se beneficiaron con la mejor uva de la finca. La nueva generación sabe que sus vinos están en un lugar de privilegio en mercados internacionales, sorprendidos por ese carácter único, y son consientes que el éxito internacional no les ha brindado la oportunidad de mostrar sus vinos acá. Hasta ahora. Los vinos RD Torrontés 2014 Bodega Tacuil, Altos Valles Salteños Tiene los dejos herbales algo marcados pero es bien voluptuoso en su ataque, y con agradable carácter frutal, fresco y poco profundo. Tiene carácter, algo mas maduro que sus pares pero con cierta vivacidad, y una textura diferente, con notas a tierra y flores, pero nada exagerado. Sin dudas, un Torrontés con personalidad propia, con dejos salinos y un final amargo bien equilibrado. Por contraste de sabores, es el compañero ideal para unos tamales. Puntos 89 RD Sauvignon Blanc 2015, Bodega Tacuil, Altos Valles Salteños ($190) Es el vino más táctico de la bodega, un blanco que sirve como puerta de entrada a sus tintos, más allá del famoso Torrontés. De trago delicado, con un final de frutas blancas (algo de ananá) persistente. Es un blanco fino con buen ataque y la fuerza del alcohol, pero equilibrada con la frescura. Sus aromas son intensos con algo de arvejas verdes combinado con el dulzor de su carácter frutal. Maridaje comprobado, con tiradito de lenguado negro de Unik.. Puntos 88 33 de Dávalos 2013 Bodega Tacuil, Altos Valles Salteños Malbec 80% y Cabernet Sauvignon 20%, de aromas compactos y de carácter frutal muy cargado. Paladar cálido, hay madurez con poca profundidad, la fruta madura domina su carácter algo rústico pero con intención. Un tinto diferente que hay que tomarlo de quién y de dónde viene. Puntos 88 33 de Dávalos 2014 Bodega Tacuil, Altos Valles Salteños Aromas de buena intensidad frutal. Hay fruta negra con toques herbáles. Voluptuoso y con mucha más fluidez que su antecesor. Y aunque no hay profundidad, su ataque es con carácter y el vio resulta bien expresivo. Puntos 89 RD 2014 Bodega Tacuil, Altos Valles Salteños $290 (Magnum $650) Este blend de Malbec (80%) y Cabernet Sauvignon (20%) es el caballito de batalla de la casa, y de esta Magnum sólo se hicieron 1000. Aromas de buena intensidad, con carácter frutal y con leves dejos herbales. Buena fruta con algo de madurez y fuerza. Es fresco con carnosidad y equilibrio, taninos incipientes y trago poco profundo pero consistente. Redondo, con muy buena fluidez en boca, y con el especiado que refresca el final de boca. Esta un gran momento. Beber entre 2016 y 2020. Maridaje regional imperdible: con Risotto de quínoa de Tacuil, con arvejas y el queso de cabra de la zona. Puntos 91 Doña Ascención (Isasmendi de Dávalos) 2013 Bodega Tacuil, Altos Valles Salteños $365 Aromas de frutas algo maduras pero con frescura. De paladar sostenido y fluido con intensidad, taninos bastante dóciles. No muy profundo, con cierta vivacidad y un carácter cálido (propio de viñedos más arenosos) bien equilibrado por la frescura. Con algo de especiado y final herbal con la fruta roja que conviven con leves dejos ahumados. Este blend de Malbec y Cabernet Sauvignon de diferentes viñedos pero a partir de la misma genética, tiene su fuerza bien moderada por la crianza (el primero con 12 meses). Sólo se hicieron 2500 botellas. Consejo: servirlo fresco. Puntos 90 Viñas de Dávalos 2013 Bodega Tacuil, Altos Valles Salteños $790 Malbec y Cabernet Sauvignon (vides pre-filoxera) en la combinación que propone la finca 80/20, utilizando a razón de 4 plantas por botella. De aromas y sabores, y trago contundente, con final casi amargo, con carácter aunque pero bastante domado. Potente final y taninos muy pulidos, no hay profundidades porque su ataque es muy impetuoso. Voluptuoso y aun se lo siente compacto, con algo de salvaje que se nota es parte de su personalidad. Puede evolucionar muy bien dentro de su estilo, único y con personalidad. Acá el vino y su calidad están más allá, lo que importa es su impronta bien potente, muy Raúl. Puntos 91 Viñas de Dávalos 2014 Bodega Tacuil, Altos Valles Salteños $790 Una versión más sofisticada del ícono de la casa, con buen cuerpo y volumen. Taninos firmes con frescura y fruta roja dulce, que equilibra el amargor final, típico de este tinto. Musculoso, con lo herbal muy integrado, su carácter frutal más expresivo y su profundidad mucho más persistente. Llena la boca, y su potencia se disipa en boca. Lo que perdió de salvaje lo ganó en fineza. CON gran potencial. Beber entre 2016 y 2022. Puntos 93