Un sommelier es un amante del vino profesional, alguien que se acercó a la noble seguramente por placer y vio la veta comercial para poder trabajar con gusto. Algunos con más vocación de servicio se vuelcan a los restaurantes, otros desplazan a los vendedores clásicos de las vinotecas, muchos se convierten en promotores capacitados de las principales bodegas, entre otras actividades que desarrollan estos jóvenes entusiastas del vino. Todos tienen en común, además de la profesión y la curiosidad, la misión de promover los vinos argentinos, cada uno desde su lugar. Pero hay un lugar que es más rebuscado, el de cargarse en la mochila vinos desconocidos y salir a la calle. Es muy cierto que al sommelier lo desvela la novedad, y que para muchos, la originalidad es un valor en sí mismo más allá que no esté atada a la calidad. Algunos se enamoran de una zona, otros de un productor, otros de un cepaje o un estilo de vinos. Las excusas abundan a la hora de diferenciarse, básicamente porque no existe un vino igual a otro. Ni siquiera, una botella (del mismo vinos) es igual a otra.

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Algunos, a mitad de camino abortan misión, mientras otros cambia de rumbo, es decir de vinos, en busca de resultados comerciales. Sin embargo, Pablo Díaz Froio insiste con su cometido. Recuerda que desde chico sus padres lo mandaban a buscar vinos y él elegía siempre uno distinto. De ahí nació su pasión por “vender vinos raros”. En su búsqueda se cruzó con un Lambrusco elaborado por Giuseppe Franceschini, un enólogo italiano radicado en Mendoza y reconocido por la personalidad única de sus vinos. Esta variedad italiana es la gran protagonista de los vinos de la Emilia Romaña, una zona muy vasta, más reconocida por sus platos que por sus copas. Esto quiere decir que Pablo no se enamoró por los libros, sino por el vino primero, y por el personaje luego.

Con esa premisa fue armando lo que hoy es un verdadero portfolio de vinos raros, pero encendidos, y que sólo se pueden vender en vinotecas y restaurantes exclusivos. Pero no por una cuestión de precios, sino de partidas limitadas y elaboraciones tan a pulmón como apasionadas.

Por ahora tiene un solo espumante, el Pumalek Brut Rosado (10.000 botellas, método Charmat) con un carácter propio, aunque ya se viene una nueva línea “Macanudo” de tres espumosos con el método Champenoise. Un tinto, un rosado y un blanco, todos con Lambrusco Grasparossa proveniente de una finca en Ugarteche de 11 hectáreas, y con la firma de Giuseppe. Para un consumo más cotidiano, pero siempre hablando alrededor de la mesa, está el Fortunato. Un tinto ágil e intenso, sin paso por madera, en le que las rusticidades quedan muy bien, del que se hicieron sólo 5000 botellas. Y para confirmar que este es el camino, tienen el Testarudo. Otro Lambrusco Grasparossa de 3100 botellas, que a diferencia de su hermano menor, se cosecha un par de semanas más tarde y fermenta totalmente con levaduras indígenas. Así se logró un tinto más elaborado y con potencial. Una buena puerta de entrada a este varietal tan alternativo.

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Pero no es la única bodega de Pablo, ni la única variedad rara que comercializa. Una que seguramente muy pocos han degustado es la Garnacha Blanca. Una cepa muy poco implantada y vinificada por estos pagos pero que tiene con qué agrandarse. Matías Mayol, quien es miembro de una familia bodeguera pero que está empezando a hacer su propio camino, la obtuvo de una micro parcela de 0,89 ha en un viñedo en La Consulta, Valle de Uco en 2014. La mala noticia que lamentablemente en 2015 no pudo replicar su curioso vino blanco, y la buena es que el 2016 llevará la firma de Giuseppe.

Del 2014 se hicieron sólo 4800 botellas y se vendían en el restaurante neoyorquino de Joe Bastianich, empresario gastronómico y bodeguero pero más conocido por haber sido jurado de Master Chef. Y para seguir con el mismo ritmo, tiene un vino a $110 que se denomina Uvas Locas. Un Cabernet Sauvignon 2013 de Uco de paladar muy suelto. También un Petit Verdot 2012 cuya nueva versión viene con buenos cambios. Y un Malbec que, menos el cepaje, es todo raro, desde su nombre y etiqueta, y pasando por su paladar. Pero la originalidad de su propuesta no termina allí, porque además ofrece otro Malbec muy original. El Acero Uco, el vino de los tres hermanos vascos, propietarios de Sagardi, el reconocido restaurante de cocina vasca de San Telmo, a partir de uvas cosechadas en 11 ha de dos fincas de más de 90 años plantadas en pie franco en La Consulta y Tupungato, con la firma de un enólogo catalán. Quién está a punto de largar el 2014, 100% fermentado con levadura indígena para resaltar el carácter del lugar.

Una propuesta interesante para sorprender y sorprenderse, con estos vinos raros pero encendidos que encierran un mensaje en cada botella y que ayudan a abrir mente y paladar. A todos ellos los enconarás en La Cueva de Musu (www.mrwines.com.ar/)

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Pumalek Brut Rosado de Lambrusco Grasparossa s/a

Bodega Pumalek, Ugarteche, Mendoza $160

De aspecto y aromas maduros y con burbuja firme. Cierto equilibrio y sabores que hablan de evolución, con volumen y buena frescura. Algo membrillo a su final poco profundo. Es más un vino de ataque fresco y paso maduro pero franco, con fuerza y carácter.

 

Fortunato Lambrusco Grasparossa 2012

Bodega Pumalek, Ugarteche, Mendoza $140

Aromas poco expresivos, intensos pero sin definición. Algo rústico en su ataque, también fresco y fluido, con buen cuerpo. Hay densidad sin profundidad, un carácter crudo con ciertos amargores y texturas vivaces. De paso firme y final vibrante. Claramente no es un vino para guarda sino un tinto para disfrutar en la távola.

 

Testarudo Lambrusco Grasparossa 2013

Bodega Pumalek, Ugarteche, Mendoza $170

De aromas actuales e integrados, y paladar en sintonía. Algo maduro y de trago poco profundo, con taninos firmes y dejos herbales. De buen volumen, con un paso verde y mordiente. No es el equilibrio su atributo sino el carácter. Un vino más elaborado y con más potencial, en el que se siente una intención diferente.

 

Mayol Garnacha Blanca 2014

Matías Mayol, La Consulta, Valle de Uco $160

De aromas compactos y algo cerrado. Entrada equilibrada, tiene algo del Chardonnay y del Riesling maduro. Con mucho cuerpo para un blanco y sabores muy perfumados. Fermentó durante seis meses en barricas de segundo uso. De paladar franco y buena frescura, hay algo salvaje en el final de boca, potente (13,9 grados) y con fuerza, firmeza y densidad. Para sorprender en la mesa o para seguir esperando para ver como evoluciona con la estiba.

 

Familia Mayol Petit Verdot 2012

Matías Mayol, Valle de Uco $160

Un tinto de aromas muy compactos. Con taninos duros y no muy profundo. Muy concentrado en sus expresiones y texturas seco, y con su carácter frutal algo tapado.

 

Tritono Malbec 2011

Matías Mayol, Valle de Uco $350

De aromas golosos algo intensos. Fruta moderna con mucha confitura y frescura. Los taninos se hacen sentir a su paso, pero no pierde fluidez. En el final de boca despliega algunos matices de su carácter frutal y herbal. Un vino que estuvo concebido para la guarda pero con sus cinco años de vida ya está para descorchar.

 

Uco Acero 2011

Sagardi, La Consulta Valle de Uco $140

Tinto compacto y maduro, de paladar concentrado. Paso cálido y taninos finos, con aromas algo herbales. Jugoso y con firmeza pero ágil al mismo tiempo. Consistente y con potencial.