Pocas veces vi trabajar tan coordinadamente a un grupo de enólogos y agrónomos. Se nota que su único interés es el de promover lo que están haciendo; todos ellos.

COPROVI, la degustación de cosecha de vinos de los Valles Calchaquíes, en su novena edición se afianzó. Obviamente el vino hizo lo que tenía que hacer; deslumbrar. Y lo digo por el carácter y el potencial que demostraron muchos de los varietales presentados. Claro que el terruño es protagonista y, al parecer, cada vez más en este rincón vínico de nuestro país. Pero sin hombre o mujer, no habría vino. Y acá no sólo tienen que ver las aptitudes enológicas de cada uno de los responsables, sino también las formas.

La degustación

El Consejo de Profesionales Vitivinícolas (COPROVI) del NOA, organiza esta degustación anual, que no es una evaluación más de los vinos de la cosecha de la zona. Sino una presentación en sociedad de los vinos que mejor representan a los Valles Calchaquíes. Los referentes de la zona, encabezados por los técnicos   Claudio Maza, Alejandro Nesman, Rafael Domingo, Francisco Puga, Alejandro Pepa y Mariano Quiroga, recorren bodega por bodega a lo largo del año luego de cada vendimia, para probar, entender, aprender los unos de los otros y, sobre todo, mejorar en conjunto. De todos los vinos degustados, eligen unos 20 de los cuales solo llegan 11 al show, porque la idea es también compartir nuevas experiencias. Hay vinos que nacen desde la Poma (Salta) hasta Catamarca; todos son considerados y evaluados con el mismo rigor y la misma visión.

En los jardines del hotel Patios de Cafayate se monta un escenario imaginario, por donde desfilan los vinos. Y más de trescientas personas, sentadas cómodamente y rodeadas de cerros y bajo un cielo bien celeste, disfrutan de la cata guiada. Acá, los vinos van pasando de a uno, y no hay una presentación formal de ellos. Ni la degustación previa a cargo de algún enólogo que sólo se preocupa por calificar a ese vino con más de 95 puntos delante de todos, para quedar bien con su colega. Pero en definitiva, ese tipo de evaluaciones de cosecha; que abundan; terminan siendo un evento para la industria misma.

COPROVI es diferente. Los anfitriones se van repartiendo los roles a lo largo de la presentación y, luego de cada degustación, buscan palabras cómplices entre el público; una combinación de amantes del vino, profesionales, vendedores, periodistas, turistas, y por supuesto bodegueros. Que cada uno deguste, califique y luego se escuchen palabras sobre cada exponente, es mucho más constructivo que escuchar de antemano cómo es un vino, y que puntaje tiene.

Los que eligieron cada uno de los vinos representantes del valle saben por qué, y se sienten muy seguros de ellos. Además, nadie; salvo los organizadores; sabe quién hizo cada vino. Y es el día de hoy, que no se de quien es cada cual, y no me interesa, ya que la lección recibida fue para los vinos de la zona, y no de una bodega en particular.

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Los vinos 2015

Más allá de la opinión pública y de los gustos personales, debo reconocer que me traje gratas sorpresas y grandes aprendizajes. Como así también convencimiento de que no todas las variedades tienen chances de triunfar en las alturas calchaquíes.

El Pinot Noir (80 puntos) es uno de ellos, poco expresivo y sin profundidad. Buena frescura, de aspecto inconfundible pero taninos algo firmes, y una expresión frutal que no es muy definida. Tampoco al Merlot (86 puntos) lo sentí pleno. Con buena intensidad, joven y de carácter frutal. Pero con taninos apretados y algo concentrado. Pero muestra una linda frescura y calidad de fruta, con especias y una potencia muy bien equilibrada. Mejor logrado que el Pinot Noir, pero se nota que al Merlot (la variedad mas cultivada del mundo) no le gusta el calor. En cambio el Cabernet Sauvignon (90 puntos) demostró que ya está totalmente adaptado a la zona. El exponente presentó aromas intensos y modernos, apoyados en la fruta más allá de los dejos vegetales típicos. Taninos muy firmes, joven, llena la boca con diferentes texturas, hay frescura y profundidad frutal. Buen potencial, con fuerza y fluidez pero sin peso. El Tannat (92 puntos) es una de las cepas que más se está afianzando con el correr de las cosechas. Y se nota que tiene un carácter bien distintivo. De aromas algo cerrados pero bien intensos. Buen cuerpo y gran equilibrio entre concentración y fluidez, pero obviamente con los taninos muy firmes. Hay mucho ataque, con mucho impacto y menos profundidad, pero con frescura y con una tipicidad que más allá de ser agradable, comienza a apreciarse y distinguirse.

Para mi la sorpresa fue el Sauvignon Blanc (87 puntos), porque más allá de lo mostrado por el vino seleccionado para la degustación, los distintos exponentes que hay confirman una identidad y un camino. Y si bien son pocos, son suficientes para convertirse (al menos para mi) en el blanco más definido después del Torrontés de los Valles y del Chardonnay mendocino de altura. El Sauvignon Blanc degustado mostró buena tipicidad en aromas, fresco y con carácter, franco y vivaz, con cierto cuerpo y profundidad. Buena paleta de sabores y aromas para nada exagerados, y bien equilibrado entre lo verde (espárragos y arvejas) y la fruta tropical.

Pero la estrella y el protagonismo del valle fue, es y será del Torrontés. Por eso se presentaron tres exponentes. El Torrontés 1 (88 puntos) fermentado y criado en huevos de cemento. Mostró buena intensidad, vivacidad y una acidez sostenida. Con mucha fruta blanca y una tipicidad más moderna. Interesante porque no abusa de lo cítrico sino de la fruta blanca ácida, y con un final amargo muy delicado, con textura, potencia y frescura. Todos ellos saben que el Torrontés expresa muy bien los climas, las alturas y los suelos, y eso da diferentes características. El Torrontés 2 (86 puntos) fue elaborado a partir de dos cosechas en momentos diferentes (el primero a 8 grados potenciales de alcohol). De aromas diversos y modernos. Algo verde, muy fresco y tenso, corto y vivaz. Mas herbal, agradable y franco. Poco profundo, de buen ataque pero algo fugaz. El Torrontés 3 (92 puntos) presentado es un blanco tan único como el paisaje del lugar. De buena tipicidad e intensidad, con notas de crianza en barrica. Muy refrescante, y una textura cremosa que se confunde en el final con lo floral, hay vivacidad y mucho potencial. La verdad es que se nota la intención de un gran vino inconfundiblemente argentino, cosa que no pasa con otros blancos nacionales. Muy interesante y con potencial. Esto demuestra que la intención de maderizar al Torrontés tiene más que ver con las ganas de lograr un gran vino, que de hacer un blanco a la moda.

Entre los tintos, el Malbec es también el referente, más allá de las perspectivas del Tannat y del Cabernet Sauvignon. Por eso, también se presentaron tres exponentes diversos. Malbec 1 (86 puntos), fermentado en cemento y barricas.

De aspecto bien Malbec, joven y con todo lo violáceo. Aromas muy compactos pero frescos. En boca está cerrado pero muestra buena fluidez y taninos incipientes. Paladar franco y agradable, con dejos especiados y poco profundo. La frescura domina y la vivacidad es equilibrada. Bien logrado y con cierto agarre. Malbec 2 (82 puntos) sin madera, de aromas algo apretados y con dejos herbales bien frescos. De paladar franco, buena fluidez y bien herbal, con taninos firmes. Buen volumen y poca profundidad, con vivacidad. No es tan carnoso pero tiene atractivos y carácter en su fruta. El Malbec 3 (89 puntos) presentó aromas compactos pero frescos. Moderno y con dejos de fruta roja dulce, algo goloso y mucha presencia de madera. Buen volumen, concentrado y con taninos algo firmes. Carnoso, con potencia y fuerza, también con tipicidad, pero la madera habla mucho en este momento y le da un estilo más comercial. Quizás sea de los primeros vinos de la zona en ser fermentados en barrica, un camino que está empezando y que se sabe, le aporta mucho a los vinos.

Nota: entre paréntesis figuran mis puntajes, teniendo en cuenta que son vinos que recién están empezando a recorrer su camino y que algunos llegarán al mercado recién dentro de un par de años.

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Conclusiones vínicas

Luego de la degustación llegó la fiesta, comida, más vinos, y los personajes del lugar. Los viejos, los nuevos y los que pasan de vez en cuando.

Presenciar una charla entre Palo Domingo, Nestor Ramirez (creador de Humanao), Roberto de la Mota y Daniel Pi (que no pudieron meter bocado) es un espectáculo para cualquier amante del vino. Los jóvenes enólogos, son los que se llevan los laureles. Porque se animaron a trabajar juntos. Atrás quedaron las diferencias de los patriarcas salteños Arnaldo Etchart, Raúl Dávalos y el propio Palo. Por suerte, su amistad pudo más que su carácter y sentaron las bases de lo que es hoy el vino del NOA. Pero está claro que la nueva generación no quiere estar separada. Prefieren la cercanía, prefieren compartir por y para el bien de todos, en vez de guardarse los secretos. El lugar y sus valles de altura, tan diversos, están empezando a hablar cada vez más fuerte y claro. Y para que el mundo los escuche, el mejor camino es trabajar en equipo.

Ansioso esperaré al próximo encuentro, por lo que aprendí, por lo entretenido y para comprobar que si el hombre se lo propone, los vinos de los Valles Calchaquíes van a llegar muy lejos; seguro de que Dios ya dispuso.

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