Alejandro “El Colo” Sejanovich es uno de los agrónomos más buscados de la argentina, por suerte todos lo quieren vivo, y no como sugieren las etiquetas de su última creación. Una edición de vinos de parcela denominada Buscado, Vivo o Muerto.

Y si bien en poco tiempo el Colo, junto a Jeff Mausbach (su socio desde 2010), ha multiplicado sus propuestas llegando a ofrecer casi 30 vinos de su propia autoría, hay que reconocerle sus intenciones. El no es un improvisado que llegó de casualidad al mundo del vino. El es un laburante y más aún, un apasionado de la tierra. Y desde que salió de la facultad (en 1992) comenzó a recorrer todos los rincones vitícolas de la Argentina, aunque los de Mendoza con mucha más precisión. Primero en Chandon, después en el INTA y por último en Catena Zapata. El objetivo allí era encontrar donde estaban los mejores Malbec. Y para que la búsqueda fuera exitosa, lo que hacía el Colo era microvinificar esas pequeñas cantidades de uvas que tenían muchas cosas en particular. Pero sobre todo, eran muy bien elegidas en la viña. Es decir que ya realizaba en aquel entonces una selección de parcelas, sin perjudicar el trabajo del viñatero dueño de la finca, y tampoco sin levantar mucho la perdiz.

Para su descubrimiento tuvo que ir a comprar uva a las zonas más viejas, también realizó selecciones clonales, manejó y plantó muchos viñedos. Con el tiempo creció todo, pero hubo lugares y productores que por algo le quedaron grabados en su memoria. Y hoy, que se puede dar el lujo, hizo micro vinificaciones con las uvas de esos viñedos en Las Pareditas, El Cepillo, Altamira, Los Chacayes y Gualtallary.

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Son cinco vinos a base de Malbec, cofermentados con otras variedades presentes en cada finca, para exaltar la expresión del lugar. Pero también porque es un método que al Colo le gusta particularmente, ya que de alguna manera rememora las fermentaciones más tradicionales cuando se cosechaba todo el viñedo sin diferenciar los tipos de uva.

Hoy, la precisión está en la cosecha, hay selección de uvas y de momentos, además de vinificaciones en bins, con manejos muy artesanales y manuales, lo que permite estar muy encima de cada vino.

“Buscado Vivo o Muerto es un nombre y un diseño divertidos, con balazos en la botella” dice el autor, que conoce gran parte de los viñedos argentinos. “En cantidades pequeñas vos podes elegir la uva, y esa elección de parcelas me llevó a sacar conclusiones, a encontrar rincones que se expresan diferentes”, cuenta con entusiasmo. Para esta primer edición, elaboró sólo cuatro barricas de cada vino (1200 botellas de c/u) y de la añada 2013 ($900 c/u).

Jeff aporta objetividad a la hora de la degustación. Su visión es muy importante, no sólo porque recorre el mundo vendiendo grandes vinos argentinos desde hace muchos años, sino porque tiene un paladar bien definido que representa al gusto internacional, y eso lo aprovechan mucho a la hora de concebir un vino, ya que el proyecto está pensado tanto para el mercado interno como para la exportación.

El Colo parece un pibe de (casi) 48 años, siempre con una sonrisa y una tranquilidad forjada por el campo. “Siempre estoy pensando en cosas nuevas, los conceptos son de cada línea y un nuevo concepto se transforma en una nueva línea”, dice convencido que es muy difícil de explicar. Igualmente él sigue abriendo el juego y en la búsqueda permanente.

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Estos vinos pueden cambiar o mantenerse así cada año, porque cada micro aporta mucho al vino base y eso hace muy interesante ir los viñedos. “En 2016 elaboré un Malbec de Chilecito (Valle de Uco, al lado de Las Pareditas) rodeado de orégano, porque me gustó la uva y me llamó mucho la atención el lugar” dice Sejanovich. Quien vive una revolución permanente desde que empezó con esto en 2010. “En 2015 no mostramos muchas cosas nuevas porque queríamos consolidarnos” dice, y este año volvieron con todo, los Crus de Teho, el Zaha Chardonnay y los Soil de Finca La Escuela, entre otros. “Cada cosecha es una inyección de vida, y me cuesta hablar de los 2013 cuando acabo de terminar la 2016” cuenta Sejanovich. Y anticipa más novedades de la mano de uvas como Pinot Noir, Nebbiolo y Garnacha. También está armando un Cabernet Sauvignon poblacional y viejo, tiene lindos en Altamira y Maipú. Y tiene in mente un rosado de alto vuelo y armar una champañera, mientras avanza la terminación de su flamante bodega. Pero el Colo no se detiene, para este año ya tiene en marcha un proyecto nuevo, y lo único que anticipa es que serán los vinos más altos de Mendoza.

A pesar de haber creado un pequeño emprendimiento, sabe que su propuesta equivale a muchas bodegas en una, salvando las distancias lógicas que lo separan de las bodegas grandes. No obstante, sabe que este tipo de vinos (y varios más de su autoría) son los que pueden competir de igual a igual con los máximos exponentes argentinos. Y esa es su búsqueda.

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Cómo son los nuevos vinos del Colo

Cada etiqueta ostenta un origen diferente y eso se nota además cuando cada vino llega a las copas. Y si bien es cierto que son pocos los consumidores que pueden darse el lujo de disfrutarlos todos juntos, y acompañándolos de las mejores carnes argentinas, los vinos realmente son diferentes, aunque las manos sean las mismas. Esto justifica las intenciones del wine maker, y su visión de mostrar lugares a través de las botellas.

La degustación en Don Julio se hizo de Sur a Norte, el primero fue El límite 2013 de Las Pareditas, el último distrito al sur del Valle de Uco. Se trata de un Malbec viejo plantado en una zona donde además se dan muy bien el Tempranillo y el Syrah. Por eso, entre los 1500 kg de uva utilizados en esta micro vinificación se incluyó un 20% de estas. “El Syrah me aporta especias y una textura salina, y del Tempranillo me gustan los taninos”, aclara el Colo Sejanovich.

“Ninguna micro la hago igual a la otra, a veces trabajo con algo de escobajos, y a veces con el 100% de escobajos y en barrica abierta de 500 l. La idea es no repetirse en las microvinificaciones”, dice el Colo y recuerda que desde siempre le gustó ir al revés de la corriente. Al principio eran clones y la homogeneidad de los suelos, pero el apostó por las poblaciones de uvas y por respetar la heterogeneidad de los terruños, siendo Altamira uno de sus primeros descubrimientos en este sentido. Para el Colo en la diversidad está el gusto, por eso fermenta en pequeños bines para trabajar mejor cada parcela seleccionada en el viñedo.

El Indio, de El Cepillo fue el segundo vino. Acá son partenaire del Malbec, dominante en todos los Buscado Vivo o Muerto en un 80%, el Tempranillo y el Cabernet Sauvignon. Este viñedo se encuentra en la zona que se quiere ampliar la I.G. Paraje Altamira. Un terruño muy extremo y nuevo, influenciado por el desierto de montaña y con riesgos climáticos permanentes (heladas). En1993 lo vinificó por primera vez. Llegó casi de casualidad haciendo sus rutinarios controles de madurez y en busca de uva en un año difícil. Ese Cabernet Sauvignon terminó en uno de los grandes vinos argentinos, y el Colo nunca se olvidó de ese viñedo.

El tercer vino es el que más delata al wine maker, alguien que está cambiando su impronta vínica pero siempre con el mismo objetivo. Sejanovich dice apuntar a la Borgoña, el afamado terroir francés basado en los pequeños productores. Allí la impronta del suelo es muy nítida de parcela en parcela. “Trabajo mucho en vinificación por la textura, algo de lo que se habla poco y se toma mucho”, afirma el Colo. Las uvas en Argentina tienen taninos en la piel bien polimerizados, en la semillas pueden no ser así. Si la madurez es guiada por semillas hay que cosechar tarde y se pierden aromas. Recuerda que en algún momento de su carrera le hacían usar una cartilla de color de semillas para decidir el momento de cosecha. Por suerte para él, pudo comprobar a través de sus microvinificaciones de aquel entonces que la teoría del color de las semillas no servía tanto como la degustación de los granos. El Colo trabaja mucho al principio de la fermentación, cuando no hay alcohol y puede hacer extracciones delicadas. Luego, suavemente moja el sombrero y así avanzan sus pequeñas elaboraciones con mucho cuidado en las texturas finales. Algo que queda muy bien plasmado en el San Jorge de Paraje Altamira.

“Una vez que cosechas la uva tenes que evitar que se caiga el puntaje” dice el Colo antes de presentar el cuarto vino, un Malbec con Cabernet Franc y Petit Verdot de Los Chacayes. “Nosotros no podemos vender vino a futuro, el vino argentino debe ser bueno hoy y estar listo, porque no tiene chances de decepcionar. Y si puede tener potencial de guarda, el consumidor va a tener un premio extra”, dice. El Manzano es un viñedo en Los Chacayes sobre suelo poco profundo y pedregoso, con mucho calcáreo. Y a través de un riego adecuado, la vid puede absorber más cosas del suelo, abriendo paso a más sabores.

El quinto vino fue el de Gualtallary, un Malbec cofermentado con Cabernet Franc, de texturas suaves que juegan con la acidez, como bien explica su hacedor, “la acidez se potencia con los taninos y da longitud, que es fundamental para disfrutar el vino en la mesa”, y agrega, “las caudalías (el retrogusto del vino) están basadas en acidez e influyen en la percepción de las comidas”.

Más allá de mis preferencias (San Jorge, El Manzano, La Verdad, El Límite y El Indio), reconozco en esta línea un concepto muy bien definido. Un vino que ya es leyenda desde el vamos, y que por más tinto que sea, da en el blanco.

 

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Degustación Buscado Vivo o Muerto 2013

 

1) Buscado Vivo o Muerto El Límite 2013

Las Pareditas, Valle de Uco $900

Hay volumen con carácter negro y algo potente, buena frescura con cierta madurez. Carácter con dejos licorosos y algo ahumados. Volumen con fluidez y taninos algo firmes para el cuerpo del vino. De paso joven y algo firme, también limpio con especias frescas y leves dejos golosos. Hay agarre y cierta potencia. Es largo, moderno y expresivo, con la frescura bien lograda que equilibra su calidez final. Necesita mas botella para desarrollar complejidad. Beber entre 2016 y 2018.

Puntos: 91

 

2) Buscado Vivo o Muerto El Indio 2013

El Cepillo, Valle de Uco $900

Aromas de buena intensidad y bien integrados, con la fruta fresca en primer plano. Buena fluidez y un cuerpo suelto, con agarre, especias y dejos herbales. Taninos finos pero algo firmes, y con la madera que se siente pero bien amalgamada. No es un vino profundo ni musculoso. Es más bien ágil y de paladar franco, moderno y a su vez directo. Su acidez le augura un buen potencial. Beber entre 2016 y 2018.

Puntos: 90

 

3) Buscado Vivo o Muerto San Jorge 2013

Paraje Altamira, Valle de Uco $900

En este vino se cofermentó Malbec con Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon.

De aromas frescos y verticales, buen cuerpo y musculo, con tensión y agarre. Paladar intenso y expresiones austeras, muy franco y con la frescura muy bien lograda. Es largo, moderno y habla de suelo pedregoso. Es cierto que necesita más botella y que su potencial es notable, pero por su equilibrio se puede disfrutar hoy. Sin dudas, es un vino que se luce en la mesa y en la cava al mismo tiempo. Y uno de los pocos Malbec austeros, que muestra de donde venimos y hacía donde vamos. Beber entre 2016 y 2025.

Puntos: 94

 

4) Buscado Vivo o Muerto El Manzano 2013

Los Chacayes, Valle de Uco $900

Aromas de buena intensidad y bien dirigidos, se nota que es la combinación de uvas que más le gusta al autor (Malbec, Cabernet Franc y Petit Verdot). De buen volumen, con taninos algo firmes, refrescante y algo compacto en su expresión. Con agarre y una textura intensa, carnoso y fluido, con cuerpo y fruta fresca. Vivaz, potente y profundo. Un vino compacto pero con silueta, tiene fuerza y una fruta roja actual, con buen potencial. Beber entre 2016 y 2020.

Puntos: 92

 

5) Buscado Vivo o Muerto La Verdad 2013

Gualtallary, Valle de Uco $900

De aromas directos y densos, rojos y frescos. Buen cuerpo y frescura, con buen musculo. Algo compacto en sus expresiones porque todavía la fruta no puede asomar en plenitud. Su paso por boca es bastante delicado con texturas finas, la madera muy bien integrada y con un dejo cárnico sobre el final. Es uno de los vinos más clásico de todos los de Sejanovich; es de esperar que en un par de años se exprese en plenitud. Beber entre 2016 y 2020.

Puntos: 91

 

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Sobre El Autor

Hace 22 años degusté un vino por primera vez y supe que querría hacer de mi vida profesional. Compartir mi pasión; por eso me dediqué a comunicar el vino. Más de 30.000 vinos degustados y 20.000 publicados, más de 100 revistas editadas y miles de notas. Siete años en TV, cuatro en radio y seis en la web. Más de 20 exposiciones de vino organizadas y más de 30 concursos internacionales como jurado, además de muchos viajes a zonas vitivinícolas del mundo. Todo esto, simplemente me ayuda a conocer más, para poder compartirlo mejor.