El principio y el fin del mundo unidos por el vino Fabricio Portelli 04/11/2019 Notas, Vinos Notas 3410 La Bodega Del Fin del Mundo es reconocida por lo que hizo para lograr incluir en el mapa vitivinícola nacional a la provincia de Neuquén, en solo 20 años. Pero lo que pocos conocen es que la bodega está al mando de la nueva generación de la familia Eurnekian, ya que el señor Eduardo (Eurnekian, Director de Corporación América) le ha encomendado el manejo a su sobrina Juliana Del Aguila; quién desde hace más de tres años trabaja detrás de escena para aprender, emprender y entender, con el objetivo de lograr los mejores vinos de la Patagonia, y también de la Argentina. Pero ella no solo puso el foco en San Patricio del Chañar, ese flamante terruño del Nuevo Mundo, sino que también viajó varias veces a Armenia, de donde proviene la familia, y donde poseen una viñedos y bodega propia. Allí trabajaron desde el principio con Michel Rolland, el afamado consultor internacional, que durante varios años también los asesoró en Neuquén. La idea allí fue rescatar las raíces más antiguas que se conocen en el mundo del vino, ya que al pie del monte Ararat hay zonas de viñedos desde hace más de 6000 años. Sin dudas, Bodega Del Fin del Mundo es la única del país; y seguramente de la región; capaz de unir el Nuevo y el Antiguo Mundo vínico. Las misiones de la joven bodeguera son recuperar el pasado en un lugar, y crear el futuro en el otro. La Bodega Karas se encuentra ubicada en la provincia de Armavir, comunidad de Arevadashd, en la República de Armenia. Si bien fue fundada en 2012, las primeras viñas se plantaron en 2006, y en 2010 nació el primer vino de la casa. En Armenia hay 15.000 hectáreas de uvas, pero solo 2000 se destinan a la elaboración de vinos, a manos de muy pocas bodegas, y Karas posee 230 (el 10%). Antes de ellos, sólo se elaboraba brandy en esa región, pero ya son como diez los establecimientos que se animan a hacer tintos y blancos. La variedad por la que todos apuestan es la Areni, similar en algún aspecto al Pinot Noir, con notas de cerezas confitadas, minerales y terrosas, según dicen. En 2018 elaboraron un blend de Areni y Malbec (A Tale of Two Mountains) que pronto se importará en Argentina. Es un tinto de aromas intensos, con buena fluidez y agarre, algo cálido en su carácter de frutas negras. De paladar franco, mordiente y algo especiado, y trago ágil, directo y expresivo, muy atractivo para la mesa hogareña. En Estados Unidos se vende a u$s 9,99, y resulta un vino muy completo y competitivo en la franja “entry label”. Elaboran también las líneas Karas Clásico y Reserva, en un estilo más europeo y armenio. Pero sin dudas, el ícono de la zona (y el varietal que más le gusta al Sr. Eurnekian) es le Syrah. Actualmente, Armenia produce un millón de cajas (de 12 botellas), de las cuales 750.000 se comercializan en el mercado interno, y el resto se exporta, mayormente a Rusia. Si bien Georgia aparece como el país de la región que más se está moviendo, los viñedos en Armenia poseen mejores condiciones. Están a 1100 msnm y a 40 grados de Latitud Norte, con suelos de origen volcánico, con mucho limo y basalto negro, que aportan un carácter bien diferente. Karas ya instaló la categoría vino en Armenia, que si bien es una república joven (25 años), Ereván; su capital; ostenta 2800 años. La comunidad armenia se caracteriza por ser muy solidaria, sumado a su historia y a su rica gastronomía, proponen un gran porvenir para sus vinos, y a la vez rescatar el origen vitivinícola más antiguo del mundo. Novedades patagónicas Pero sin dudas, lo más importante para el consumidor local son los vinos argentinos, y en este caso los de Bodegas Del Fin del Mundo. Hace algunos años la familia Eurnekian se había sumado a la bodega, y ahora; con el manejo total; comenzaron a patear el tablero, respetando lo que se había logrado, pero con una mayor precisión en cuanto a la búsqueda vínica. Esa es la misión del joven Ricardo Galante, enólogo principal de la bodega, que además no debe desatender la consistencia de las líneas existentes. La idea es forjar una identidad que represente a la familia Eurnekian, definiendo un nuevo estilo en cada una de las líneas de vinos, respetando sus atributos naturales. Quizás este trabajo interno genere a corto plazo una modificación en el portfolio de etiquetas, con algunas saliendo y otras ingresando. Se puede decir que BDFM es una bodega relativamente nueva (20 años), en un terruño totalmente nuevo, y que fue evolucionando al mismo tiempo que los profesionales fueron conociendo el lugar. Y si bien ya hay un recorrido, esto recién empieza. Ahora viene la etapa de un mayor estudio del terruño, con análisis de suelos y realización de calicatas para determinar las mejores parcelas para cada variedad. Y aprender a anticiparse a las inclemencias del tiempo en esa zona tan extrema; como por ejemplo la helada de 2018. Es interesante ver como Ricardo Galante (38) está muy entusiasmado y con ganas de hacerse cargo de este gran desafío que hoy tiene sobre sus espaldas. Seguro que con libertad de trabajo y su know how va a poder llevar a cabo todos los cambios enológicos que se necesitan encarar en esta nueva etapa. Lo más importante es que tiene la confianza para crear nuevos vinos en pos de lograr los objetivos de la familia en cada línea. Ricardo hace ocho años que trabaja en la bodega, ya estuvo a las órdenes de Marcelo Miras y Michel Rolland, dos pesos pesados del vino argentino. También elaboró en California (Napa Valley Reserve), y aprendió a hacer las micro vinificaciones en barrica, en Le Bon Pasteur; la ex bodega de Michel Rolland en Pomerol. Pero más allá del invalorable aprendizaje, Ricardo se diferencia porque prefiere una mayor frescura en los vinos, y para ello adelantó todos los puntos de cosecha. La bodega está totalmente equipada para elaborar grandes cantidades, pero también para hacer partidas limitadas. En las líneas top (Reserva, Fin Single Vineyard y Special Blend) ya se está trabajando más detalladamente, intentando preservar más la fruta desde el viñedo, y con la madera que solo acompañe. Mientras que en las líneas más masivas de la casa (Ventus, Postales, La Poderosa, y los varietales Fin del Mundo) los blancos siguen siendo muy protagonistas, con el Sauvignon Blanc, el Chardonnay, el Semillón y hasta el Viognier. Justamente, La Poderosa Viognier es un vino que muestra el ímpetu de la zona, con gracia y frescura. En la 2018 el Chardonnay debutó en la línea Fin, y el enólogo está probando ir más allá con un Semillón. En tintos jóvenes se destacan el Pinot Noir y (obviamente) el Malbec; el Postales es para adoptar en casa, y el Fin del Mundo es un vino moderno y con sentido de lugar, por su frescura y fuerza, directo y conquistador. Y en el Fin 2016 ya aparece el nuevo estilo, con una tipicidad varietal definida en su paso por boca, y la madera que acompaña en silencio, y todavía puede ganar más carácter. Al complicado Pinot Noir ya lo están trabajando de manera diferenciada, en esta cosecha elaboraron uno con maceración carbónica y otro sin agregado de SO2, con uvas de viñedos que van para certificación orgánica. Y si bien son vinos muy nuevos, ya se nota la intención de un Pinot más fresco y tenso, con un interesante carácter frutal. También se animó a elaborar una cofermentación de Malbec y Cabernet Franc (que madura antes que el Malbec), y se nota es una clara búsqueda de vinos más frescos, Y si bien al Merlot y al Cabernet Sauvignon van a tener que encontrarle la vuelta, al Syrah ya lo tienen dominado. Es el as en la manga de la familia, y que tiene en el Fin 2013 a su primer vino; el que los animó a animarse. Por su parte, el Special Blend 2016 se mantiene fiel a su estilo, un buen vino tinto tipo bordelés, con equilibrio y elegancia, pero sin un carácter de lugar definido. Mientras que el 2017, también se muestra bien logrado y respetando su estilo, pero con una vivacidad que se puede asociar al lugar. La puerta para ir más arriba está abierta, por eso ya están en la búsqueda de uno o dos nuevos vinos íconos de la familia. Hoy, esta joven generación (Juliana y su hermano Jorge, junto a Ricardo Galante y equipo), tiene un desafío muy grande por delante, por el tamaño de la bodega, por el significado del terruño Patagonia, por su potencial, y por la fuerza y expectativas que genera el apellido Eurnekian. Y, además, la posibilidad única de unir el pasado y el futuro del vino, el principio (del mundo) con el fin (del mundo). Degustación vinos Del Fin del Mundo La Poderosa Semillón 2018 BDFM, San Patricio del Chañar Aromas expresivos y paladar fresco, con leve aguja y algo alimonado que lo hace vivaz. Posee un carácter de frutas secas que se asocia al varietal, y le da un aspecto de vino serio, aunque su trago es refrescante. Puntos: 87,5 La Poderosa Pinot Noir 2018 BDFM, San Patricio del Chañar De aromas maduros y frutales, carácter cálido, pero con agarre y cierta vibrancía en su paso por boca. Hay buena tipicidad y se nota la madurez de la fruta (reflejo de la difícil cosecha 2018), aunque las intenciones son de vino joven. Se recomienda servirlo fresco para potenciar su gracia. Puntos: 88 Reserva Del Fin del Mundo Malbec 2017 BDFM, San Patricio del Chañar De aromas intensos y expresivos, con dejos ahumados y de frutas rojas. Buena concentración y taninos incipientes. Con cuerpo y agradable fluidez, todavía mantiene vivacidad gracias a sus texturas y frescura, y la madera se va integrando. Puntos: 89 Reserva Del Fin del Mundo Merlot 2017 BDFM, San Patricio del Chañar De aromas equilibrados y paladar en línea, con sutiles dejos vegetales y taninos algo firmes. Trago amable, con un carácter de frutas maduras y especias, bien combinadas con las notas de crianza (tabaco). En su final profundo se nota más la madurez de la fruta, resultando amable y persistente. Puntos: 88,5 Gran Reserva Del Fin del Mundo 2016 BDFM, San Patricio del Chañar Blend de Cabernet Sauvignon, Malbec, Cabernet Franc y Merlot, de aromas no muy definidos, pero si intensos y equilibrados. Hay algo de frutas maduras y especias, con leves dejos de crianza. Paladar fluido y fresco, con taninos casi firmes, y un largo final algo especiado. Puntos: 88,5 Fin del Mundo Single Vineyard Malbec 2016 BDFM, San Patricio del Chañar De aromas integrados y frescos, con buen cuerpo y paladar franco. Paso consistente, con taninos incipientes y la madera bien integrada, que aporta ciertos dejos especiados a la fruta roja y fresca, típica del varietal. Hay profundidad, y se mantiene vivaz. Puede ganar más equilibrio con la estiba. Puntos: 90 Fin del Mundo Single Vineyard Cabernet Franc 2016 BDFM, San Patricio del Chañar De aromas no muy intensos pero que hablan del varietal. Paladar fluido y fresco, con taninos que se agarran, y una acidez sostenida. De trago ágil y poco profundo, algo carnoso, y con los taninos que sobresalen en su paso por boca. Puede ganar armonía con la guarda. Puntos: 89,5 Special Blend 2016 BDFM, San Patricio del Chañar De aromas equilibrados y austeros, paladar fluido con algo de frutas negras y especias. Luego se abre y resaltan la frescura y la vivacidad de sus texturas. Es franco y de trago amable, con un carácter de frutas maduras bien rodeadas por ahumados suaves de la crianza en barricas. Puntos: 90,5