Fue un 16 de febrero de 1996, cuando la “Evita – Madonna” de Alan Parker, entrelazaba sus pasos con un joven “Che – Banderas” en los pisos de la mítica confitería Ideal.  

El 16 de Junio, fueron nuestros pasos los que recorrieron el mismo espacio y el mismo suelo. No habrán quedado registrados en ninguna filmografía ilustre, nadie referirá nuestra presencia como algo a destacar por siempre; pero para nosotros es muy importante hayas estado y que nos acompañes una vez más.

Mediados del año 1912, apenas habían pasado diez años desde que Nicola Catena, italiano, había plantado su primer viñedo en Mendoza; Corrientes todavía era calle, faltaba más de tres décadas para que se mostrara como una ancha avenida jalonada con un obelisco que se convertiría en el emblema icónico de la ciudad.

De la mano de su fundador, Manuel Rosendo Fernandez, visionario, emprendedor emigrante de Pontevedra, Galicia, nacía Confitería Ideal, elegante y sofisticado espacio de encuentro donde la sociedad de la época iba “a ver y hacerse ver”, al tiempo que a disfrutar de una gastronomía que se reconocía como de las más encumbradas del continente.

Arañas francesas, vitrales italianos, muebles checoslovacos, así como mármoles y bronces traídos de más allá del Atlántico, engalanaban el sitio por donde pasaron María Félix, Maurice Chevallier, Joan Manuel Serrat, Vittorio Gassman, Jorge Luis Borges entre otros tantos personajes ilustres entre los que no faltaron políticos y presidentes que se deleitaron con algunas de las producciones del lugar.

Símbolo de una Buenos Aires glamorosa, llena de luces, a unos pocos metros de “la avenida que nunca duerme” conoció momentos de esplendor que la pátina del tiempo fue opacando hasta, casi apagar por completo; así llego al año 2016 cuando, adquirida por un grupo gastronómico creado por otro emprendedor, gallego también, comenzó su proceso de recuperación y restauración.

De la mano de Catena Zapata se dieron a conocer, a un reducido grupo de periodistas especializados, los trabajos de puesta en valor y de refuncionalización de los 2.500 metros cuadrados que comprenden espacios abiertos al público, los destinados a servicios y a producción que en breve harán que la confitería, que en su momento tuvo los salones más emblemáticos de Buenos Aires, reencienda sus luces, los hornos y los fuegos que permitirán la elaboración de las masas finas, la repostería y la gastronomía que le valieron su antigua y tradicional reputación.

Volverán las Tardes de Té y la Carta de su Restaurante ofrecerá una moderna culinaria y también los platos tradicionales. Una vez a la semana se ofrecerá a los comensales un plato de aquella época dorada de la gastronomía porteña: Lomo Eduardo VII, Lenguado Belle Meuinière, Mollejas Demidoff, o Codero a la Villeroy entre otros tantos.

Estas propuestas serán acompañadas por D. V. Catena Blanco Histórico y D. V. Catena Tinto Histórico, ambos elaborados en homenaje a los vinos que en los años 30 eran enviados a Buenos Aires, por Domingo Catena, como el vino más fino elaborado en Mendoza y que sólo se destinaba a los restaurantes y bistrós más distinguidos de la ciudad, entre los que, sin dudas, se encontraba la Confitería Ideal que pronto volverá a sorprender.

Proyecto dirección y conducción: Arquitectos Alejandro Pereiro y Gustavo Cerrotti
Restauración de Boiseries, dorados a la hoja, estucos y cartapesta: Agustina Speron Restauración integral frente Theotokos, Vitreaux, restauración y nuevos: María Paula Farina Ruiz

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