Mientras existan personas que lo quieran y lo recuerden como se merece, Miguel (Brascó) no habrá muerto. Partió de aquí hace dos años (10/05/2014) y se fue como un grande a sus casi 90 años, dejando una enseñanza de vida. Y no lo digo por ser un ejemplo como persona, eso no me toca juzgar a mi, sino por haberla vivido como quiso; la mejor lección que me ha dado. Yo siempre le decía que no quería ser cómo él cuando fuera grande (como él), sino vivirla a su manera. Porque Miguel amaba pasarla bien alrededor de la mesa, comiendo muy bien y tomando mejor. También le gustaba mucho compartir sus vivencias gastronómicas a partir de una memoria envidiable. Como nadie, contaba anécdotas con personajes de todo calibre. En el mundo del vino cultivó un respeto que tardó en cosechar, fruto de su pluma filosa y lengua áspera. Miguel no se guardaba nada, y menos en sus últimos años.

Quiso el destino que el vino argentino se revolucionara justo cuando él estaba en el trono, y lo digo con total humildad. Porque Miguel nunca se la creyó, pero sabía que era el único que conocía el paño como nadie, luego de casi cinco décadas de escribir sobre vinos nacionales. Un logro único. Vio familias enteras desembarcar en el universo vitivinícola local, trascendió generaciones y degustó miles de vinos argentinos a lo largo de su vida. Siempre con la mira puesta en su tan amada y respetada “mayoría silenciosa”, la gente que lo paraba en la calle o en el supermercado y lo consultaba o le compartía sus opiniones.

Casi sin querer queriendo su suspicacia lo acercaba a algunos bodegueros de la misma manera que lo alejaba de otros. Tan inteligente como visionario, fue el primero que alertó a la población de los vinos concentrados. Como si supiera que hoy en día los grandes vinos argentinos serían más “drinkables”, tal como reclamaba en sus columnas de la revista La Nación o en sus guías de vino. Cada palabra que inventaba tenía su razón de ser, y sus mensajes muchas veces inteligibles, eran muy claros.

Miguel Brascó (1926-2014) sigue siendo el más grande comunicador de vinos. Porque si bien ya no está entre nosotros para deleitarnos con las narraciones de sus experiencias, sigue muy vivo en la mente de la mayoría de los enófilos. Además, en la industria mantiene intacto su reconocimiento, y no sólo de los más grandes, sino también de las nuevas generaciones que apenas llegaron a conocerlo, pero supieron aprender su legado.

Miguel no tiene heredero en esto. Yo tuve el privilegio de hacer guías de vinos con el (Anuario Brascó-Portelli de los Vinos Argentinos), programas de TV (Dos de Copas) y un sin fin de charlas y degustaciones, además de viajes y comidas. Desde que puse un pie en el mundo del vino lo admiré y quise trabajar con él. Por suerte me concedió ese honor, y por eso todos los días lo recuerdo. Pero hoy, más que nunca.

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Sobre El Autor

Hace 22 años degusté un vino por primera vez y supe que querría hacer de mi vida profesional. Compartir mi pasión; por eso me dediqué a comunicar el vino. Más de 30.000 vinos degustados y 20.000 publicados, más de 100 revistas editadas y miles de notas. Siete años en TV, cuatro en radio y seis en la web. Más de 20 exposiciones de vino organizadas y más de 30 concursos internacionales como jurado, además de muchos viajes a zonas vitivinícolas del mundo. Todo esto, simplemente me ayuda a conocer más, para poder compartirlo mejor.

2 Respuestas

  1. bernardo

    Soy gastronomico,y hace años que sigo programas de vino entre ellos tuve la oportunidad de seguir el dos de copa con miguel y fabricio.

  2. Jorge Luis Argüero

    Hola Fabricio :

    Muy bien por tu homenaje al Grande, al Inmenso Brascó.-

    Por suerte aun tengo y leo casi a diario la guía
    1000 Vinos Argentinos – Brasco . Cuccorese . Checa
    Me deleito muchísimo con sus geniales ilustraciones
    lo mismo que con su lectura… desde 2005.-

    Obviamente, tengo, leo, consulto y vuelvo a leer
    Anuario Brascó-Portelli de los Vinos Argentinos 2007/2008
    que viene con una buena cantidad de lindas fotografías,
    en ñas que se los ve juntos. Mirar esas fotos, me da alegría.-

    Un abrazo Fabricio y es muy cierto, Miguelito es, fue y será
    El Sol que aun ilumina al Vino Argentino.-