Todos conocen al Pulqui, ya sea porque se lo cruzaron en alguna degustación o porque han tomado alguno de sus vinos. Porque Juan Carlos Rodríguez Villa fue el hacedor del Caballero de la Cepa por más de veinte años. Luego, a comienzos del milenio decide emprender un nuevo desafío de la mano de un viejo conocido suyo. Porque la familia de Darío Werthein, uno de los propietarios de Riglos, comandó Finca Flichman durante muchos años, y con el Pulqui a la cabeza.

Por eso, cuando le presentaron a Las Divas (así se llama la finca en honor a  las plantas), no dudó. Porque ya estaba haciendo un vino allí, un blend de Tupungato, y ya podía sentir el potencial de la zona.

Eso explica en parte que el Riglos Gran Corte 2005, el primer vino de la bodega junto con el Gran Malbec del mismo año, haya logrado posicionarse como lo hizo, a pesar de haber sido concebido con uvas de tercer verde. Es decir, demasiado jóvenes. Prueba que el terruño puede ser tan o más importante que la variedad.

Este proyecto está basado ciento por ciento en la finca. El objetivo de todos allí es hacer vinos de lugar, apelando a la máxima calidad posible. Como los define el Pulqui, “vinos con estilo, carnosos y masticables que con el tiempo se suavizan”.

Y hoy los hechos; mejor dicho los vinos; le dan la razón. Así quedó plasmado en una reciente cata vertical, justamente del vino ícono de la casa, desde su primer añada (2005) hasta la última disponible en el mercado (2013).

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Un gran vino a partir de un gran corte

El enólogo está cumpliendo 40 vendimias, y ya diez de ellas fueron en Riglos. Muy pocas cosas han cambiado en estos años, porque el foco siempre estuvo puesto en el miso lugar; las plantas. Por eso que en la elaboración no hay secretos ni innovaciones. En la finca aparece el Petit Verdot (injertado sobre plantas de Syrah)y más Cabernet Franc (injertado sobre plantas de Sauvignon Blanc), porque se les agota rápidamente. Esto, además demuestra la tendencia del mercado y sobre todo del terruño. Porque ambos cepajes están dando mucho que hablar en el Valle de Uco.

Finca Las Divas es un viñedo ubicado en un lugar privilegiado en el corazón de Gualtallary a unos 1300 metros de altura y con una inclinación pronunciada hacia el Este, lo que le permite zafar bastante de las heladas.

La degustación dejó muchos mensajes, todos clarificadores. Porque cuando se tienen las cosas claras desde el vamos, no surgen dudas.

La primer cosecha fue 2005, apenas 25 barricas entre Malbec y Gran Corte, con un rendimiento de menos de 20 quintales/hectárea. Al año siguiente nació el Cabernet Sauvignon como varietal y luego vino el Cabernet Franc, que debutó como solista en 2010.

Con el correr de los años se fue mejorando en la selección de las mejores parcelas para este vino, al tiempo que el viñedo se va equilibrando. Así se eligen y elaboran el Malbec, el Cabernet Sauvignon y el Franc, que luego de reposar 20 meses en barricas (dos inviernos), el enólogo decide por degustación cuales van a conformar el Gran Corte. De esta manera el Pulqui puede comprobar si lo que pensó años atrás en el viñedo, se da en la copa.

Es muy interesante el trabajo de barricas. Porque el cabernet Sauvignon siempre va a las barricas nuevas, por sus taninos más firmes. Mientras que los otros dos a barricas de segundo uso. Pulqui cuenta con la ayuda de Julia, su hija, el Ing. Julio Vega al cuidado de los viñedos y Paul Hobbs como consultar desde el primer día. Ellos fueron los impulsores del Cabernet Sauvignon en la altura, contra todos los pronósticos. Hoy, poco a poco se van multiplicando.

Como todo buen vino de terruño, el clima influye en el vino. Por eso antes el blend era Malbec (50%), Cabernet Sauvignon (40%) y Cabernet Franc (10%). Pero en 2012 no hubo Franc, y se trató de un 50/50, mientras que en el 2013 el Cabernet Franc de la finca demuestra que quiere ser protagonista, y el vino pasó a ser 1/3 de cada variedad.

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Una vertical entretenida

Para el Pulqui los primeros (2005, 2006 y 2007) fueron vinos de fruta. Y a partir de 2008 son más minerales, de piedra y con texturas de suelo calcáreo.

Para mi, el estilo de este vino fue siempre moderno, elegante y voluptuoso. Dependiendo el año, con paso más etéreo por el paladar, y con la madera mas o menos integrada. Pero siempre de texturas finas, sabores precisos y tensión. Lo conozco desde la primera hora este vino, y degustarlo por añadas es una experiencia muy enriquecedora. Que sirve para recordar y reconfirmar muchas más cosas, que para replantearse. La consistencia es algo que tiene mucho valor en el mundo del vino, y quizás sea esa la palabra que mejor resume al Gran Corte. Porque desde el vamos fue un vino de terruño, pero ni desafiante ni exótico. Más bien equilibrado y completo. Los matices de cada añada fueron siempre sutiles al momento de su presentación en sociedad. Luego, la evolución del vino es otro etapa. Y eso es lo que se puede evaluar en este vino. La influencia del clima, fundamentalmente, porque muy poco ha cambiado desde su nacimiento. Ya que la intensión fue siempre la misma; ser uno de los mejores vinos argentinos. En 2007, publiqué una revista con los mejores 20 vinos argentinos y el Riglos Gran Corte 2005 (recién salido) fue uno de ellos. Hoy, más allá de la gran competencia y diversidad que existe, sin dudas sigue siendo uno de los mejores exponentes nacionales.

 

Degustación por orden de preferencia

1) Riglos Gran Corte 2010

De buen volumen y con un estilo similar al 2009, pero con mas frescura de fruta y vivacidad. Taninos incipientes y agudos, con agarre. Aromas bien integrados, con dejos herbales y algo maduro. Tiene potencial por de sus taninos. Es interesante su paso por boca pero se mantiene muy compacto en sus expresiones. Se nota que se va a abrir. Beber entre 2015 y 2020.

 

2) Riglos Gran Corte 2013

Sus aromas son muy austeros, hay intensidad con mucho equilibrio. Es carnoso, y de muy buen volumen, etéreo pero consistente. Sus taninos son incisivos, y su paso refrescante. Su final de boca es herbal, especiado fresco y joven. Se abre en la copa y gana equilibrio, con cuerpo. Se lo nota muy joven pero con muchas ganas de lucirse y llegar a ser el mejor de la zaga. Pero hay que esperar de los taninos vibrantes del Franc se afinan con la estiba. Se nota la calidad de vino que es, aunque no es tan etéreo como el 2010 cuando salió, porque tiene mas cuerpo. Pero con esta cosecha lo consolida como uno de los mejores tintos del país.

 

3) Riglos Gran Corte 2007

Aromas integrados, de buen cuerpo, volumen y textura tenaz. Con ciertos dejos herbales, hay tonos ahumados y de fruta roja fresca, de buena intensidad. Taninos firmes y agudos, un vino joven y con profundidad. La madera falta que se integre un poco más, pero el vino habla. Es moderno y fluido, con cierto agarre y una profundidad de sabores muy agradable. Se nota que el vino empezó a desplegar su carácter en 2006, y que en 2007 el enólogo le fue encontrando la vuelta. Beber entre 2015 y 2018.

 

4) Riglos Gran Corte 2006

De aromas y sabores con leves dejos herbales, cuerpo medio y taninos algo firmes; no tan equilibrado como el 2005. De buen ataque pero no tiene tanto medio de boca, ni se lo siente tan expresivo. En su final de boca hay frescura y los dejos herbales que remiten al lugar. Le falta complejidad y elegancia, porque los taninos se han mantenido muy firmes. Peor a medida que se va abriendo aparece su intención. Tiene mas vida potencial que el 2005 pero sin la misma armonía. Beber entre 2015 y 2020.

 

5) Riglos Gran Corte 2009

De aromas introvertidos y austeros. Buen cuerpo y fluidez, con taninos que se agarran. Es mas negro en su carácter, con ciertos dejos herbales, y una profundidad etérea. Refrescante y muy “Bordeaux style”, con vivacidad y una profundidad que empieza a querer desplegar complejidad. Final especiado, y con cierta calidez bien equilibrada por su ataque fresco. Beber entre 2015 y 2018.

 

6) Riglos Gran Corte 2008

De aromas integrados pero no muy y expresivos. Buen cuerpo y suelto, sin agarre y con tonos de sobre madurez por sus dejos herbales marcados. Los taninos son flojos, en comparación con 2006 y 2007. De buen volumen, pero poca profundidad. Con la madera bien integrada, pero lo único que sale del vino es su parte espaciada. Se parece al 2005 en su forma de evolucionar, con un carácter más fluido y menos expresivo. Beber.

 

7) Riglos Gran Corte 2005

De aromas que acusan cierta evolución, con algo de tierra mojada y especias, con fruta fresca pero algo madura. Equilibrado y vivaz pero no complejo. Buena fluidez, con cierta vivacidad aún en boca y taninos muy finos. Buen volumen pero ya sin tensión. Eso sí, en boca se agarra bien en el final, especiado y con cierta delicadeza de sabores y texturas. Tiene vida por delante y puede pretender cierta complejidad a futuro, pero es el mas evolucionado. Beber entre 2015 y 2018.

 

Sobre El Autor

Hace 22 años degusté un vino por primera vez y supe que querría hacer de mi vida profesional. Compartir mi pasión; por eso me dediqué a comunicar el vino. Más de 30.000 vinos degustados y 20.000 publicados, más de 100 revistas editadas y miles de notas. Siete años en TV, cuatro en radio y seis en la web. Más de 20 exposiciones de vino organizadas y más de 30 concursos internacionales como jurado, además de muchos viajes a zonas vitivinícolas del mundo. Todo esto, simplemente me ayuda a conocer más, para poder compartirlo mejor.