Llegar a una bodega bien establecida, cuyo propietario es uno de los referentes más importantes del continente, y poder imponer un nuevo estilo es, sin dudas, un gran logro. No sólo personal, sino de la bodega. Porque es una manera de aceptar la dinámica de la evolución permanente del vino argentino, al menos en lo que va del siglo XXI.

Aurelio Montes, uno de los enólogos más reconocidos de Chile, cruzó Los Andes allá por 2002, en busca de nuevos horizontes vínicos que le permitieran hacer crecer su negocio. Básicamente porque ya exportaba el 93% de su producción por aquel entonces, y sus clientes del mundo le demandaban alguna novedad impactante y, en lo posible, que no fuera chilena. Así, el Malbec mendocino asomó como la gran oportunidad.

Su reconocido estilo delicado y elegante, con las notas de crianza como co-protagonistas, respetando las demandas del paladar universal, pronto se hicieron sentir en los Kaiken Ultra, Malbec y Cabernet Sauvignon, sus dos primeros vinos argentinos. El éxito no se hizo esperar, y así vinieron el crecimiento, la compra de fincas y una gran bodega tradicional, totalmente remodelada y acondicionada para la producción de vinos de alta gama cuyo mercado principal sería el mundo.

El destino puso a Aurelio Montes Jr al mando de los vinos, quien desde 2012 se apoya en Rogelio Rabino, actual enólogo de la casa. Juntos, comenzaron un trabajo enfocado en el terroir, y poco a poco fueron demostrando que el estilo de la casa no debía estar apoyado en el consumidor global, sino en los atributos de cada región y de cada viñedo, con una interpretación actual.

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El juego comenzó con una línea bien comercial, de una relación calidad-precio muy atractiva, Terroir Series. Un Torrontés, un Sauvignon Blanc y los blends tintos, uno a base de Malbec y otro de Cabernet Sauvignon.

Luego llegó el Kaiken Brut. Pero la apuesta se subió en 2013 con el Obertura, un Cabernet Franc que se codea con los máximos exponentes varietales, prescindiendo del roble nuevo, una jugada fuerte para un vino de lata gama con el sello de Montes.

Más tarde, y tras una puja interna, fue el turno del Ultra Chardonnay. Fue el vino (y sus hacedores) el que logró convencer a Aurelio y a sus socios de que los jóvenes tenían razón, y que había que dejar al roble más de lado aún, apostando al carácter de la fruta.

Tras diez años, esos cambios llegan a los dos vinos más tradicionales de la casa, el Ultra Malbec y el Cabernet Sauvignon 2014.

Se puede decir que a partir de esta cosecha, Rogelio Rabino cruzó de estilo y logró un cambio que se empezaba a notar en los 2013, una añada que también fue fría como las 2015 y 2016, respecto de las medias de temperatura. Desde 2013, se acentúan los aromas típicos del Valle de Uco dice Rabino. Y es por ello que en el Malbec participan uvas de fincas de Altamira y Gualtallary, y del viñedo propio en Vista Flores. “La frescura y la acidez natural, con muchas especies y flores, es lo quiero destacar en los vinos”, afirma el enólogo. Y si bien la crianza en barricas (por 12 meses) se mantiene, cada vez es menos la proporción de roble nuevo (del 100%, pasó al 60% y ahora al 40%). Pero el gran secreto está en la viña, porque el cambio de estilo nació allí, donde verdaderamente nace el vino. “Kaiken era un vino sobre maduro”, dice Rogelio, quién desde su llegada y junto a Aurelio Jr. se enfocó en el terroir y en captar la frescura al momento de cosechar la uva, pero sin irse a los extremos

Un poco más aliviado del desafío que significó imponer esto gracias al aprobado de los consumidores, cuenta que “el estilo ha gustado mucho”.

Hablando de la 2016, considera que fue una vendimia de mucho aprendizaje y muy rara por las lluvias, ya que en Marzo se bloqueó la producción de azúcar en la uva pero la madurez polifenólica fue más rápida, logrando así uvas de gran calidad. Y anticipa, “quisimos hacer algo más nervioso y vivaz”, con los blancos de este año respecto de los 2014, que fueron más cálidos en su expresión.

La facilidad para convencer a todos en Kaiken con su Malbec, no fue tal con el Cabernet Sauvignon, ya que es una variedad que los chilenos conocen y manejan muy bien. Acá el tema es que siempre hubo un modelo que llegaba del otro lado de la cordillera, y que se respetó hasta la llegada de la nueva generación. Es evidente que ha empezado una nueva era en la bodega, la era Kaiken Jr.

No obstante, el Cabernet Sauvignon sigue siendo biodinámico y elaborado 100% con uvas de Vistalba, de un parral de 75 años plantado por el que construyó la bodega (Francisco Calise), con rendimientos de 3000 kg/ha, sobre suelos bien calcáreos y aluvionales. Aquí, el gran cambio fue “buscar la mansa piracina, cosechando antes para extraer la frescura y las especias típicas del varietal”, cuenta satisfecho el enólogo. El otro vino bio de la casa es el Mai, el Malbec top que va por la cosecha 2012.

Y sin revelar ningún secreto, Rogelio anticipa que tienen varias cosas en la gatera para divertirse, a manos de variedades tradicionales y otras no tanto (¿de origen italiano?), en las diferentes líneas. Son vinos 2014, 2015 y 2016 que irán llegando de a poco. Pero algunas pistas dio, porque dijo que el 2014 y 2016 fueron años especiales para el Merlot, como lo había sido el 2008. Y al parecer, también es de “esperar” un vino dulce natural.

Pero las buenas noticias no terminan allí, porque la bodega comenzó a distribuir sus vinos directamente. Esto no sólo les permite poner más foco en el mercado, sino además comercializar en el país sus reconocidas etiquetas chilenas.

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Los vinos

 

Kaiken Brut s/a

Un espumante de buena frescura, con carácter frutal maduro, pero es la vivacidad la que manda. Burbujas medias y persistentes, de paso limpio y directo, con un agradable final de boca.

Puntos: 88

 

Kaiken Ultra Malbec 2014 $280

Tinto con fluidez y taninos incipientes, poco profundo, con fruta roja dulce y joven. Menos madera y mas fruta que sus antecesores, con un equilibrio que mantiene su juventud. Hay algo herbal y refrescante en su carácter, con taninos que se van haciendo firmes sin dejar de ser finos. Al final, asoman leves dejos ahumados. Un Malbec que tiene fuerza en su expresión.

Puntos: 90

 

Kaiken Ultra Cabernet Sauvignon 2014 $280

De aromas compactos, hay que esperarlo en la copa a que se abra. Paladar franco con buena expresión especiada. Es fresco y vivaz, un Ultra mucho más vibrante pero con profundidad austera. Taninos finos y filosos, y un buen volumen. En su paso fresco hay soltura y algo frutado. Es un vino con etapas, no con capas. Y que promete un gran potencial de guarda.

Puntos: 91

 

Obertura Cabernet Franc 2014 $460

Como es un tinto con los taninos muy finos, se deja tomar muy bien servido fresco tal como le gusta a su creador. De buen ataque y paso fluido, con cierto nervio. Moderno y poco profundo, es un buen vino para llevar a la mesa, por sus texturas vivaces y expresión fresca. Es una muestra del terroir, sin uso de madera nueva. Se nota que Rogelio Rabino está explorando el potencial de esta variedad. Beber entre 2016 y 2020.

Puntos: 91