Derecho a juzgar Fabricio Portelli 17/01/2017 Notas, Vinos Notas 1436 Deliberar acerca de un asunto y emitir una sentencia sobre ello. Eso es juzgar, lo que hace un juez por ejemplo cuando debe aplicar la ley, y para ello se ha preparado mucho. También puede ser formar un juicio u opinión sobre una cosa. Pero una cosa es opinar y otra formar una opinión o juicio, o en todo caso juzgar. Cuando se habla de vinos no se habla de personas, y por lo tanto emitir un juicio (descripción y calificación) sobre un vino no se compara a una sentencia sobre una persona. Pero esto que parece tan claro, para muchos es confuso. Ya que consideran que “nadie” puede juzgar los vinos, entendiendo que nadie tiene la verdad sobre los demás, como en el caso de las personas un juez. En vinos no se trata de tener “la verdad”, sino de compartir una opinión formada a lo largo del tiempo, con estudios, viajes, experiencias y mucha, pero mucha práctica. Si eso se aplica con cierta constancia y metodología, y se comparte con la opinión pública, se estará en la senda de ganarse el derecho a juzgar, en este caso los vinos. Por el contrario, si solo se disfruta con cierta periodicidad y se comparten las opiniones con todos los beneficios que proponen las redes sociales hoy en día, solo se tratará de una opinión más. Quizás con mayor repercusión que la de alguien que no pierde el tiempo en compartirla. Es decir, todos tenemos derecho a opinar, sobre todo. Pero para pretender que los demás tengan en cuenta la opinión propia hay que trabajar mucho. La gran diferencia es que la opinión es muy personal, mientras el juicio de valor sobre un vino trata de ser lo más despersonalizado posible, por más que lo emita una persona de carne y hueso. Y así como el juez estudió leyes para aplicarlas con igualdad sin importar de quién se trate, un degustador profesional que se ha ganado el derecho de juzgar los vinos, emite su veredicto y su puntaje (en algunos casos) sin importar la etiqueta. En definitiva, no se trata de la libertad de nadie sino simplemente de ser un guía en un universo colmado de etiquetas, que se renuevan y multiplican constantemente, con el objetivo de facilitar la elección. A veces, la velocidad y superficialidad de las redes sociales llevan a confundir una cosa con otra. Por suerte, todos podemos opinar, pero los que decretan quién tiene derecho a juzgar son el que los bebe y el que los hace.