“Este proyecto comienza en el 2019 con la loca idea de salir a buscar viñedos valle arriba en Salta, en las quebradas de San Carlos”. Así describe Diana “Tana” Bellincioni los inicios de Almacén de la Quebrada, el nuevo proyecto de vinos de altura que comparte con Alejandro “Colo” Sejanovich y que acaba de lanzar al mercado sus dos primeros productos: los malbecs Pucará Cachi, ambos cosecha 2019.

El nombre de la línea es un homenaje a aquellos comercios típicos del noroeste argentino, en el que conviven todo tipo de productos y son parte esencial de la vida social de las pequeñas ciudades y pueblos. Es que Almacén de la Quebrada busca captar la diversidad de caracteres de los viñedos de esa zona, parte de la identidad cultural de sus habitantes.

“Lo que tiene como interesante un vino es que va cambiando en función del lugar desde donde vienen las uvas, su suelo, las características de absorción del agua, el clima y la gente que lo elabora. Nos interesa elaborar vinos en los que todos esos sabores que se generan en el viñedo se reflejen de la mejor manera posible en la botella”, señala Sejanovich.

Para la elaboración de Pucará, el dúo enológico se apoya en un viñedo de malbec ubicado 2700 metros de altura sobre el nivel del mar en las quebradas de San Carlos, en una zona bautizada como Pucarilla. Allí, los suelos son poco profundos y pedregosos, de color rojo.

“Es una finca en la que también se procesan especias como ají molido, anís y comino. Llegar es una aventura”, cuenta Bellincioni. “El viñedo tiene alrededor de una hectárea y dentro viven dos señoras a las que llaman ‘Las Tías’, que cuidan las vides”.

Mientras tanto, el malbec de Cachi proviene de un viñedo a 2500 metros de altura con suelos franco-limosos, más profundos y compactos que los de Pucarilla. Aquí, la vendimia se efectuó a inicios de marzo.

La elaboración de ambos vinos es similar, con 100 por ciento uva pisada en bines con el total del escobajo, que aporta componentes aromáticos propios del viñedo. Al inicio de la fermentación el sombrero se remueve asiduamente para tener más extracción acuosa, hacia el final sólo se remoja. Luego, el vino reposa en barricones usados de 500 litros buscando una buena evolución y madurez.

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