La historia detrás de las cerezas patagónicas de una prestigiosa bodega Fabricio Portelli 16/12/2024 Bodegas, Tips 37 Reconocida por la excelencia de sus vinos patagónicos de alta gama hace más de una década, Familia Schroeder también viene escribiendo una página muy importante de su historia elaborando cerezas de exportación, de la más alta calidad. Su producción de 233.200 kg al año provienen de una finca propia de 25,6 hectáreas ubicada en San Patricio del Chañar, provincia de Neuquén, un desierto transformado en una zona productiva por esta familia de emprendedores, que cuenta con características únicas y singulares para la producción de frutas de clase mundial y se exportan a importantes mercados. La iniciativa fue de Herman Heinz Teodoro Schroeder – médico, hijo de inmigrantes alemanes pioneros en la Patagonia – quien, con la idea de diversificar los negocios de la familia, decidió invertir en chacras ubicadas a pocos kilómetros donde su padre había tenido una pequeña plantación de manzanos entre 1940 y 1945, que fue su primera inversión pocos años después de haber llegado al país. Con una variedad de cerezas frisco, santina, lapins y sweetheart y en un terreno contra la barda -como se conoce en el sur a las laderas de los valles- para proteger los cultivos de los fuertes vientos, allí, en San Patricio del Chañar, se encuentra el establecimiento frutícola, propiedad de la familia Schroeder, que nació en el año 1998 y en 2002 obtuvo la primera cosecha de estas deliciosas cerezas. Se especializa en el cultivo, producción y conservación de fruta fresca de calidad: cerezas de exportación y manzanas orgánicas con el sello de la certificadora francesa ECOCERT. También cuentan con un frigorífico, desde el cual se prestan distintos servicios y se realiza el proceso de selección y empaquetado de las cerezas durante la temporada. El 17 % de su producción es para mercado interno, se comercializan bajo la marca Pincen y Saurus. Y el 83% para la exportación, en este caso las marcas son Delfina Cherries, Phoenix y Dragón Heart dirigidas a los países de China, India, Dubai, Canadá, Arabia Saudita, Malasia y Unión Europea. UN TERRUÑO ESPECIAL Y DIFERENTE PARA LA FRUTICULTURA San Patricio del Chañar es un terruño en el que, con esfuerzo, el hombre transformó un desierto en una zona productiva con características singulares para la producción de frutas. Está ubicado a 39º de Latitud Sur a sólo 300 metros sobre el nivel del mar, con una amplitud térmica que favorece la formación de colores y la concentración de azúcares en los frutos, brindando las condiciones climáticas perfectas para la actividad. Naturalmente tiene baja incidencia de granizo y cuenta con la pureza del agua del Río Neuquén, proveniente del deshielo de los Andes, para el riego. Las escasas precipitaciones, menos de 200 mm anuales, junto a los constantes vientos, generalmente durante los atardeceres y la noche, colaboran con la sanidad de las plantas, haciendo de la fruticultura una práctica sustentable, natural y amigable con el medio ambiente, propicio para la producción de cerezas de calidad y manzanas orgánicas. EFICIENCIA, CALIDAD Y BUENAS PRÁCTICAS EN PRODUCCIÓN FRUTÍCOLA El proceso productivo que se desarrolla durante el año en la chacra comprende diferentes tareas culturales como la poda, el trabajo de suelo, fertilizaciones, control de plagas y enfermedades y protección contra las heladas, para llegar a la época de cosecha con la mejor fruta. A futuro, se están desarrollando 4,5 hectáreas productivas con motivo de aumentar la superficie de producción de cereza. De esta manera, se trabaja continuamente para mantener y mejorar la implementación de certificaciones que garantizan calidad a los consumidores. Cuentan con certificación Global Gap, de buenas prácticas agrícolas del recurso humano y prácticas ambientales certificadas a nivel mundial. @pincen.agro #sauruscerezas Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Δ