Aurelio Montes cruzó a la Argentina en 2002 con una clara visión y sin preocupación alguna por la coyuntura económica del país. Pero su historia personal en el mundo del vino comenzó mucho antes. Luego de trabajar casi veinte años en grandes viñas de Chile, Aurelio (junto a otros tres socios) decide crear Viña Montes. La idea era salirse del modelo de su país; enfocado en vinos buenos y baratos a gran escala; y apostar por la mejor calidad posible. Hoy es considerado un referente internacional del vino, y desde 1987 recorre el mundo promoviendo sus propias etiquetas.

Con el tiempo, su hijo Aurelio se sumó al equipo de trabajo, y juntos llevan a cabo un evento diferente en los principales mercados de consumo. Father & Son es una degustación emotiva de sus vinos chilenos y argentinos; dos países que, según ellos, no se pueden comparar.
Aurelio padre tiene 5 hijos y 18 nietos, y define a Viña Montes como una verdadera bodega de familia. El reconocido winemaker recuerda que anhelaba la continuidad, aunque nunca buscó forzar a su hijo mayor a seguir sus pasos, solo trató de persuadirlo. Así, cuando Aurelio Jr. tenía 16 años lo invitó a un viaje que terminaría siendo bautismal. En Napa visitaron a las bodegas y bodegueros más importantes, incluyendo a Robert Mondavi. También fueron a Davis, y allí Junior se convenció de tomar al vino como forma de vida.
Aurelio Jr. no puede recordar si eligió su camino o lo empujaron a seguirlo, ya que su historia (como la de todos) está asociada a la experiencia. Por eso reconoce que no fue difícil convertirse en enólogo, y recuerda que siempre le gustó la finca y salir a andar a caballo entre los viñedos. “Si el vino es el pilar de la familia y tu viejo trabaja con tanta pasión a uno le baja la ficha, o al menos te genera mucha curiosidad”, afirma. El gran beneficio de estar en dos regiones diferentes fue el desafío que atrajo a los Montes a este lado de la Cordillera.

Dos mundos unidos por el vino y las personas


En Chile es el Océano Pacífico y la influencia marítima la que modela el clima, y por consiguiente los vinos. Mientras que en la Argentina es una viticultura continental, de inviernos secos y veranos cálidos y algo lluviosos, al revés de Chile. Sin embargo, ambos países son muy sanos para el desarrollo de la vid, uno por sus estrictos controles fitosanitarios y sus barreras naturales (Océano, Cordillera, Patagonia y Desierto de Atacama), y el otro por su aridez y luminosidad, con la Cordillera como telón de fondo.
“En Chile jugamos con la costa y en Argentina con la altura para esperar todo lo que queremos y así para lograr la madurez y los aromas que buscamos”, afirma Aurelio Montes.
Aurelio Jr. antes de mudarse a la Argentina para sumarse a Kaiken; la bodega fundada por su padre en 2002; trabajó en Australia, Estados Unidos, Francia y Chile. Y ese expertise lo llevó a tentarse con levantar una bodega propia en otro país. Pensó en Australia, en España y también en Portugal, antes de darse cuenta que su mejor destino estaba tan cerca. Un viaje juntos, de padre e hijo, con ojos más técnicos les permitió encontrar el desafío enológico que estaban buscando, con clima y altura únicos, y bien diferentes a su terruño natal.
La degustación va transcurriendo a través de los vinos comparando unos con otros. Pero lo más interesante es el recorrido a través de los años por las vidas profesionales de cada uno. Claro que los tecnicismos surgen si alguien los pide, pero en Father & Son las vivencias y experiencias de ambos protagonistas permiten entender mucho mejor los vinos que el relato de sus fichas técnicas.

Claro que no es una competencia entre dos países, pero la comparación es fundamental para entender las diferencias naturales a ambos lados de la Cordillera y así poner en evidencia que no son países separados compitiendo, sino dos regiones únicas que están unidas por Los Andes como columna vertebral.

Los Chardonnay

La degustación comienza por sus Chardonnay. “Cuando llegamos en 2002 no estábamos convencidos de producir un Chardonnay en Mendoza, pero la vida te lleva a pensar algo distinto”, recuerda Aurelio. A los dos les gusta la altura y estar en el aire; padre piloto e hijo paracaidista. Así fue que decidieron mirar hacia arriba y subir hasta Gualtallary. Allí se enamoraron del lugar por su complejidad y la influencia fría de la cordillera, a 1400 metros.
Aurelio Montes no deja de sorprenderse como en dos terroirs pueden elaborar dos vinos tan distintos, uno voluptuoso y otro más agudo, pero ambos con un gran envejecimiento.

Los Cabernet Sauvignon

Luego llega el turno de los Cabernet Sauvignon, el rey de los tintos. Con Robert Mondavi; el pionero de Napa Valley; los Montes se convencieron definitivamente que el futuro estaba en los vinos de calidad, porque así se genera marca, prestigio y lealtad.

Al regresar, Aurelio Montes propuso una viticultura innovadora. En Apalta, Valle de Colchagua, plantó en un cerro. “Todo es más difícil que en plano”, sostiene, recordando que no hubo un cálculo económico sino que les gustó la idea y fueron por ella. Así se convirtieron en la primer bodega de su país en plantar en laderas. ¿De dónde viene la calidad en un cerro? De sus suelos pobres que no retienen la humedad. “Yo toco la música y la planta baila” afirma Aurelio, porque él regula el agua con riego por goteo. En los viñedos planos la planta tiene todo y es al revés; la planta toca y el enólogo baila, dice.
“La viña es de los vegetales más nobles que existen, con un poco de cariño, agua y preocupación, la vid da frutos con creces. El cerro nos da calidad”, agrega Junior.
Sus reconocidos Cabernet Sauvignon provienen de suelos diferentes. Un terroir más costero con carbonato de calcio, y otro más aluvial. Esto les da dos tipos de vinos, “la cazuela hay que hacerla con distintos ingredientes” sostienen. Apalta y Marchigüe son los orígenes elegidos para el Montes Alpha. Ambas zonas están apenas a 20km. Marchigüe es un secano costero y aporta vivacidad, mientras Apalta da la elegancia, con un 15% de Merlot para darle el toque femenino, y un año en barricas (la mitad nueva). Se elabora desde 1988, y puede aguantar entre 15 y 20 años según sus hacedores.
El haber vivido cinco años en Mendoza le da más autoridad a Aurelio Jr., para hablar de los Kaiken. “Hace algunos años, un enólogo me dijo que arrancara todo y solo me dedique al Malbec”, recuerda. Por suerte no le hizo caso, en parte por su experiencia australiana donde hay mucho más que Shiraz.
El Malbec es peligroso porque siempre sale bueno, según el enólogo, quien reconoce que el Cabernet Sauvignon es distinto porque puede fallar. Por eso el desafío del terroir para el Cabernet es más complicado que para el Malbec. “Salimos a buscar y encontramos un parral antiguo en Vistalba que da un vino con taninos únicos”.  “Acá hacemos dos remontajes por día, en Chile uno por semana para no extraer durezas”, dice Junior, asegurando que esta es una gran ventaja de la Argentina.

Los Malbec

Las notas mentoladas del vino chileno revelan la influencia marítima. “A los chilenos ya los cansa un poco, por eso gustan de los argentinos, porque son suaves en su carácter” según cuenta Aurelio Montes.
A Chile le cuesta mucho vender el Malbec, casi tanto como a la Argentina le cuesta el Cabernet Sauvignon.

Ambos Montes reconocen a Rogelio Rabino (enólogo de Kaiken) como el máximo promotor de la biodinamia en Vistalba. Donde hoy, el único problema son las hormigas, pero todo lo demás es mucho más fácil. Y lo resumen como un viñedo más jipi pero que da muy buenas cosechas y sin curaciones (productos químicos) desde 2011. Y aunque no están certificados, la filosofía se respeta.

El Ultra es una mezcla de Altamira, Gualtallary y Vistaflores, todos Malbec de altura. “Eso nos da vivacidad y un muy buen envejecimiento” afirma Aurelio, aclarando que en Chile también son sustentables, donde (aprovechando el éxito argentino), plantaron hace 10 años una mezcla de clones franceses, en Apalta y Marchigüe. El Malbec en Chile es una de las últimas uvas en ser cosechadas, porque los taninos son muy duros, cuesta dominarlos. Da vinos interesantes pero muy diferentes a los de Argentina.
Según Rogelio Rabino la intención es mostrar un típico Malbec del Valle de Uco, por eso utiliza tres micro regiones dentro del valle. Es un collage en partes iguales de Vista Flores que aporta lo especiado y el tomillo, de Gualtallary con lo mineral y floral, y de Altamira con su fruta negra y estructura.

Otros vinos raros

Con la experiencia de Apalta a cuestas llegaron a Vistaflores, y no les asustaban las piedras, porque ya habían tenido que sacar centenares de camionadas de sus cerros. Y aunque reconocen que fue una locura, los motivaba la innovación. Cuando en 2011 Aurelio Jr. se instaló en el país era más joven y rebelde.   “Empecé a probar todas las variedades y hubo una que me mató”, cuenta; era el Cabernet Franc. Pero debió hacerlo a espaldas de su padre quién la consideraba solo una variedad de corte. La sorpresa de Aurelio Montes fue tal que el Obertura nació con bombos y platillos. Para Junior fue abrir una puerta distinta a lo que se conocía de Argentina. “El Malbec es un vino macho, un vino de asado, de estructura, mientras que el Cabernet Franc es lo contrario, muy fino y bastante femenino, de carácter más elegante y especiado.
En Chile la innovación llegó con la línea Outer Limits, que desafía la imaginación del equipo enológico. El tinto es un blend tipo Ródano a base de Carignan, Grenache y Mouvedre que crecen en las laderas de Apalta. Aurelio Montes confiesa que quiso demostrar que allí esos cepajes se daban mejor que en el Maule, por ser un suelo similar al del afamado valle francés. Resulta un vino juvenil que busca captar al consumidor joven.

“Es importante mantenerse en la innovación y hacer cosas interesantes para que el consumidor no se queden pegado a una sola cosa” afirma Aurelio.

Los Íconos
Estos vinos les han dado tremendas satisfacciones ya que son los mayores productores de ese nivel de vinos de Chile, con un Syrah, un Carménère y un súper Cabernet Sauvignon.

“En suelos y climas somos parecidos al Ródano”, cuenta Aurelio; así nace el Syrah. Ellos fueron los primeros en importar los clones de la variedad que dan vida al favorito de la casa de Aurelio. Y no se trata del prestigioso Folly sino del Montes Alpha.

Por su parte, en 1994 se descubrió que mucho del Merlot plantado en Chile era en realidad Carménère. Pero en Montes eran conscientes que no se sabía muy bien como elaborarla como varietal y se dieron cuenta que en general estaba plantada en lugares equivocados. “Paramos, pensamos y así investigamos ocho años hasta que encontramos que Apalta era un lugar excepcional, y en Marchigüe (más frío) se daba un tinto interesante pero más herbal. Trabajando mucho el viñedo, con canopia cortas y desalojes brutales para lograr la mejor influencia del sol y así quemar piracinas y los excesos de málico”, explica el winemaker.

El Purple Ángel es su máxima expresión, un Carménère único elaborado con un 46% de Apalta (más caluroso) que aporta el fruto negro, los taninos redondos y la potencia, un 46% de Marchigüe que lo hace más vibrante, y un 8% de Petit Verdot, el esqueleto. Desde el 2002 el 80% se cría en barricas nuevas por un año y medio.

En Mendoza decidieron sacar el Mai porque no podían quedarse atrás. Para Aurelio Jr., un vino icono debe ser único, no distinto, y tener un cuento atrás. Es por ello que eligieron un viñedo tradicional que representa la historia de Mendoza, en Vistalba, con más de 120 años, y elaborado a la antigua pero con un estilo moderno.
Por su parte, el Taita nace como un sueño de uno de los socios de Aurelio Montes (Douglas Murray) de lograr los 100 puntos, con un vino. Nace en un rincón especial de una propiedad de 700 hectáreas con suelos glaciares, con los sedimentos y las piedras que al Cabernet Sauvignon le gustan. Llevando a cabo el “Dry Farming” (sin riego), obtienen un rendimiento natural de solo 3000 kg/ha, con racimos de 50 gr., y granos bien concentrados. Deben tener mucho cuidado con los taninos, por eso quieren que salga con mucha madurez. “Producir este vino es una gran responsabilidad, y solo se hace en años que valen la pena”, asegura el winemaker.

“Es importante para un país tener una variedad emblemática que te diferencie, aunque es un arma de doble filo” afirma Aurelio Montes (h), al referirse al Malbec.

En Chile el 93% de la producción se exporta, mientras que los vinos argentinos se comercializan en un 90% fronteras afuera. Actualmente cuentan con distribución propia y buscan incrementar la presencia en el mercado local tanto de sus vinos argentinos como chilenos, como así también de otras bebidas que han comenzado a importar, como el Pisco Waqar ($900).

En Chile los Aurelios manejan las dos bodegas del grupo, liderando un equipo de agrónomos y enólogos. Mientras que en la Argentina están Rogelio Rabino; desde hace cuatro vendimias a cargo de los vinos; y Gustavo Hörmann; un enólogo chileno que trabaja con los Montes desde hace muchos años.

A ambos lados de la Cordillera hay equipo, y si bien la experiencia de Aurelio Montes le otorga el beneficio de la última palabra, todos opinan y son escuchados a la hora de aportar mejoras para los vinos.

Recorrer la historia degustando

Montes Alpha Chardonnay 2015 (Chile)
Blanco de influencia costera del Valle de Casablanca, con un ciclo de madurez largo y lento. El 40% fermenta en barricas y reposa durante un año sobre sus borras. De buen nervio y frescura, con un carácter leve vegetal y una agradable tipicidad varietal, con la madera bien integrada.
Para Aurelio Montes es un vino de comida que va muy bien con crustáceos y carnes cremosas del mar.

Kaiken Ultra Chardonnay 2015 (Argentina)
De buen cuerpo y apoyado en el carácter de la fruta. Con buena fluidez y algo potente al final, pero vertical. En boca domina la fruta y ni se siente la madera (el 30% fermenta y madura en barricas). De paladar fresco y profundo que necesita más botella para lograr elegancia.

Montes Alpha Cabernet Sauvignon 2014 (Chile)
Sutiles dejos herbales típicos de Chile, con una textura de taninos incisivos. Buen volumen, fruta algo madura pero con buena frescura. Profundo y franco, de carácter especiado y herbal, muy equilibrado y con buen potencial. Tiene un peso en boca con una intensidad delicada, propia de los tintos de Burdeos.

Kaiken Ultra Cabernet Sauvignon 2015 (Argentina)

Sus aromas están muy apoyados en la fruta roja y negra, con algo de especias y la madera que se hace sentir (todo pasa por barrica, solo el 30% es nueva). Con taninos finos pero jóvenes, y dejos herbales finales. Trago profundo y buena frescura, con paso casi mordiente. Solo necesita más tiempo en botella porque puede ganar mucha más complejidad.

Montes Alpha Malbec 2014 (Chile)
De aromas equilibrados y expresivos, con esa tipicidad chilena de leves dejos herbales. Muy concentrado y poco expresivo, más allá de su ataque. Musculoso pero con taninos algo firmes. Algo cálido y con un carácter varietal no tan definido por ser más herbal que de frutas rojas.

Kaiken Ultra Malbec 2014 (Argentina)
De aromas equilibrados y algo compactos. De buen cuerpo, con taninos firmes y mucha fruta. Buen paso fresco pero con la madurez de la cosecha. Algo licoroso se siente detrás de su frescura. Paladar carnoso y consistente, con potencial para ganar equilibrio.

Outer Limits GCM 2015 (Chile)
Blend de Carignan (50%), Cinsault y Mouvedre. De aromas directos pero muy equilibrados, con notas de frutos del bosque. Buen volumen y frescura. Hay carácter y no es evidente de Chile; refrescante, jugoso y vibrante, bien frutal. Con cierta profundidad y mucha energía. Hay potencial en este vino joven y expresivo, con nervio final. Necesita más botella para ganar elegancia y complejidad. Con un leve toque de madera (30% pasa por barricas) se logró la expresión típica de variedades mediterráneas.
Obertura 2015 (Argentina)
Sus aromas son poco expresivos, y en boca se muestra muy compacto, propio de su juventud. De paladar algo cálido, con tonos herbales y taninos incipientes, casi firmes, con una expresión bien madura y algunas confituras que delatan la cosecha. Concentrado pero de trago fluido y sin paso por barricas nueva, solo de 3er y 4to uso. Con la estiba ganará en equilibrio.

Purple Angel 2014 (Chile)
Sorprendente Carménère del que se elaboran 120.000 botellas al año. Refrescante y con volumen, joven y delicado pero con mucha intensidad, y un carácter herbal bien equilibrado. Paladar franco y profundo, con frutos negros y especias, taninos incineres y finos, y la madera que empieza a integrarse. Con mucho potencial, es un gran vino carnoso con fluidez, intensidad con elegancia, peso con equilibrio, y dominado por la frescura de principio a fin. Además, puede desarrollar mucha elegancia.
Mai 2013 (Argentina)
Consistente y fresco, con buena madurez de fruta roja y un carácter moderno. Taninos finos e incisivos, más vertical que sus antecesores pero también voluptuoso, con leves dejos herbales y algo vegetal, pero domina la fruta roja madura. Paladar compacto, con fluidez y algo potente. Es una cosecha más expresiva y elegante, aunque todavía joven, con mucha fuerza y potencial.

Taita 2009 (Chile)
Taita es el padre o el abuelo que con cariño y nobleza traspasa su sabiduría a las nuevas generaciones, generando mucho respeto. Ese fue el sentimiento que llevó a Aurelio Montes a crear este vino en honor a su amigo y socio Douglas. Murray De aromas clásicos y equilibrados, de buena intensidad. Refrescante, compacto e intenso, con taninos firmes pero afinados, y un carácter muy maduro. Con ahumados secos, frutas pasas y especias. Mantiene fuerza en sus expresiones y goza de una gran potencial de guarda.