Desde el punto de vista del consumidor, si bien todos coinciden en el placer por el vino, las costumbres son diferentes. Esto hace que el vino orgánico y los “vinos éticos” en general sean más valorados en mercados desarrollados, generalmente no productores ni consumidores tradicionales. Esto básicamente responde a que, en los mercados tradicionales de consumo, el vino está muy asociado a la tierra, y por ende a lo natural. Más allá que se puedan utilizar algunos productos químicos en vitivinicultura.

Los que elaboran vinos orgánicos tratan el viñedo de la forma más natural posible para expresar lo mejor del terroir, más allá de las certificaciones de turno. Esto quiere decir que no es ni mejor ni peor, sino distinto, ya que no utilizan agroquímicos para curar las viñas. Y, según los hacedores, es un camino de ida, una filosofía, primero de trabajo y después de vida. Porque si bien en la Argentina vitivinícola los suelos son generalmente desérticos y, por consiguiente, más sanos, curar los viñedos con productos naturales, que no sean de síntesis química, significa cuidar más la tierra y valorar ese microambiente que se genera alrededor de cada planta, con microbios, insectos, gramíneas y nutrientes que conviven naturalmente, realzando el carácter único de cada terroir.

Juan Pablo Murgia, enólogo del Grupo Avinea (Argento, Otronia, Cruz de Piedra, Pacheco Pereda y Cuesta de Madero, etc.), es quizás el enólogo que más vinos orgánicos elabora en el país desde hace algunos años. “La misión y visión del grupo Avinea, es llevar el estandarte de la sustentabilidad, mas que de lo orgánico, siendo Argento la bodega más importante por volumen de producción y presencia en más de 50 países.

Argento, es una bodega con 20 años de historia, que desde hace más de una década viene apostando al vino orgánico. “Lo orgánico fue el puntapié inicial para pensar en la sustentabilidad”, afirma Juan Pablo. Un concepto que incluye además el Fair Trade (Comercio Justo); un programa reconocido a nivel mundial y exigido por algunos retailers en ciertos mercados, en el que toda la cadena de valor, y las personas que trabajan en ella, tienen un trato justo y respetuoso.

Condiciones éticas que forman parte de un contexto en el que se incluye la conservación de los recursos como la energía, el agua y, lógicamente, la sustentabilidad económica del negocio. “Sustentabilidad es un concepto integral y complejo, significa administrar bien los recursos, y son muchos puntos en el programa donde el manejo orgánico es el más vistoso y el que mejor se puede transmitir en las copas”, afirma Juampi.

Es interesante como esta apuesta a largo plazo, que comenzó en 2009 cuando ningún mercado se los exigía, se ha convertido en la tendencia más importante de los últimos años. Así lo demuestra un estudio global reciente de Wine Intelligence sobre los vinos SOLA (sostenibles, orgánicos, bajos en alcohol y alternativos), que describe la proyección de la categoría. 

Se podría decir que hoy; y sobre todo las nuevas generaciones; todos los consumidores son más conscientes del cambio climático y sus efectos. Esto hizo que el consumismo ético esté en auge, y es por ello que en el mundo del vino el movimiento orgánico está ganando terreno, y en la misma línea del uso de energías renovables, también del uso sostenible del agua y de los automóviles eléctricos.

En este contexto global para el consumidor, el vino emerge como una actividad agrícola-artesanal con gran impacto social, por su historia y por su influencia en el desarrollo de las distintas culturas. Sin embargo, como revela un índice global de vinos SOLA (sostenibles, orgánicos, bajos en alcohol y alternativos), las actitudes de los consumidores y las oportunidades de productos no son consistentes en todos los ámbitos. El proyecto de investigación SOLA de Wine Intelligence, encuestó a 12 000 consumidores en 15 de los principales mercados de vino del mundo en 2019, con una muestra que representa alrededor de 250 millones de bebedores regulares de vino. Teniendo en cuenta la influencia y el potencial de cada mercado, el modelo SOLA creó un índice de oportunidad ponderado para cada estilo de vino alternativo. Los 13 subgéneros medidos incluyeron estilos ‘verdes’ o ‘éticos’ como orgánico, biodinámico y de comercio justo; categorías free-from como vegano o bajo en alcohol, y opciones más esotéricas como sin conservantes ni sulfitos y orange wine.

Los datos se compararon primero con una ola anterior de datos recopilados 12 meses antes para ver si había habido algún cambio general en el interés por los productos de vino éticos. Y si, todas las categorías de vinos alternativos, excepto Fair trade, mostraron una puntuación más alta en el Índice de Oportunidad para 2019 que en 2018.

¿Qué está impulsando el cambio?

La respuesta parece ser los consumidores más jóvenes. De manera consistente en todos los países participantes, los bebedores menores de 35 años mostraron una apertura e interés en estilos de vino alternativos, mientras que los bebedores mayores (mayores de 55 años) fueron menos receptivos. Resulta que los bebedores más jóvenes se sienten particularmente atraídos por los productos que se consideran “más saludables”, buenos para el medio ambiente o ambos.

Sin embargo, el éxito del movimiento ético en el vino está lejos de ser universal. Por ejemplo, vegano y vegetariano pueden ser grandes tendencias de comida y estilo de vida, pero están resultando lentos para traducirse en vino. De los 13 estilos de vino alternativos, obtuvieron la puntuación más baja en el índice de oportunidad, lo que sugiere confusión o falta de voluntad para relacionar el concepto de un producto vegetariano o vegano con lo que hay en su copa de vino.

En segundo lugar, si bien el movimiento sin alcohol y con bajo contenido de alcohol está logrando avances espectaculares en la cerveza y, últimamente, en las bebidas espirituosas, aún no se ha traducido en el mundo del vino. Si bien mostró un gran aumento en el índice de oportunidad en comparación con 2018, y obtuvo una buena puntuación en Nueva Zelanda y Singapur, su calificación de 31 solo lo colocó en el octavo lugar, marginalmente por delante de los vinos naranjas, los favoritos de los sommeliers hípster. La mayoría de los expertos comerciales están de acuerdo en que llegará el momento del vino bajo y sin alcohol, pero solo después de que haya más avances tecnológicos.

Por su parte, el vino orgánico fue una de las tres respuestas principales en 12 de los 15 países encuestados, su puntaje ponderado del índice de oportunidad de 48, cómodamente por delante del Vino Producido Sosteniblemente en segundo lugar y muy por delante (7 puntos) del Vino de Comercio Justo en tercer lugar.

Esta posición privilegiada se basa en su creciente reconocimiento y afinidad por parte del público consumidor. El conocimiento sobre vinos orgánicos aumentó más de tres puntos respecto al año anterior; más de diez puntos más que para cualquier otra categoría de vino SOLA.

La oportunidad es más fuerte en Finlandia, Suecia y los EE. UU., que ocuparon los primeros lugares en la encuesta.

Al igual que con las cuestiones éticas en general, los consumidores más jóvenes son los mayores defensores del vino orgánico. Alrededor del 21% de los bebedores regulares de vino en los EE. UU. de entre 21 y 34 años, por ejemplo, habían comprado una botella de vino orgánico en los últimos seis meses. A partir de los 55 años, esta cifra se redujo al 6%. En Australia, las cifras fueron 16% y 4% respectivamente. El respeto por el medio ambiente y la salud son factores clave para este grupo de edad, y ambos factores se unen en el vino orgánico. Y si bien, en casi la mitad de los 15 mercados encuestados (EE. UU., Irlanda, Australia, Singapur, Canadá, Australia y el Reino Unido), hicieron referencia que era “más caro” que el vino normal, evidentemente esto no es necesariamente una barrera para la compra, ya que el factor de sentirse bien supera las consideraciones del precio, o tal vez el precio actúa como una garantía de que el vino en el interior se ha cuidado adecuadamente.

Hay más de 300 organismos de certificación de vino orgánico en todo el mundo, todos los cuales tienen diferentes interpretaciones de lo que está permitido bajo el término “orgánico”. Solo los EE. UU. tienen tres categorías separadas para el vino orgánico: ‘Elaborado con uvas orgánicas’, ‘Ingredientes: uvas orgánicas’ y ‘Vino orgánico’. En otras palabras, parece ser una categoría en la que los consumidores responden a señales emocionales en lugar de información concreta real. La confusión y la ignorancia siguen siendo generalizadas, pero no parecen ser una barrera para la compra.

Para muchos, al igual que la energía verde, parece que, para el vino, SOLA es el futuro, ya que la mayor oportunidad en el mundo del vino será, enfáticamente, a través de la lente de los productos orgánicos, biodinámicos y sostenibles. Los consumidores alinean cada vez más su consumo de otros productos, como frutas, verduras, etc., con sus otros procesos de toma de decisiones. Por lo tanto, el próximo paso lógico para el vino y otras bebidas, en particular los alcoholes, será encajar en este tipo de toma de decisiones.

El primer productor de vino orgánico de Argentina

Grupo Avinea, primer productor de vino orgánico de Argentina, anuncia el inicio de sus operaciones en las actividades vitivinícolas en país del holding Alejandro Bulgheroni Family Vineyards, del cual también forma parte del 50% de Bodega Vistalba. Grupo Avinea lo integran las marcas como Argento, Otronia, Cruz de Piedra, Pacheco Pereda y Cuesta de Madero; que se exportan a más de 50 países alrededor del mundo.

El holding Alejandro Bulgheroni Family Vineyards, dueño de 50 % de Bodega Vistalba, anuncia el inicio de las operaciones en Argentina del Grupo Avinea, primer productor de vino orgánico del país, y lo integran las marcas como Argento, Otronia, Cruz de Piedra, Pacheco Pereda y Cuesta de Madero; que se exportan a más de 50 países alrededor del mundo.

Las inversiones en Argentina durante los últimos años ascienden a US$ 76.8MM, principalmente enfocados en investigación y desarrollo, nuevos terruños, construcción de bodegas, implementación de nueva tecnología, nuevas plantaciones de viñedos, apertura de nuevos mercados internacionales y la ampliación de redes de distribución.

“Nuestra misión como Grupo es ofrecer un portafolio integral centrado en el consumidor, guiados por la innovación, sustentabilidad y producción orgánica” señaló Santiago Ribisich, director general de Grupo Avinea. Con la cosecha de 2021, la empresa alcanzó las 355 hectáreas certificadas. Actualmente, Avinea posee una capacidad anual de producción de 32 millones de litros, y planea continuar desarrollando viñedos, aumentando su capacidad y llevando sus vinos argentinos a más consumidores.

En el 2020, parte de estas inversiones fueron destinadas a la Bodega Otronia, su más reciente emprendimiento en la provincia de Chubut, dando inicio a una nueva región vitivinícola en la Patagonia Extrema, casi en el límite con Santa Cruz. También en este año, el momento más importante del grupo fue la transformación del portafolio de Argento por completo a orgánico.

Grupo Avinea es el primer productor de vino orgánico de Argentina, con un total de 355 hectáreas de viñedos orgánicos certificados a la fecha, distribuidos entre las provincias de Mendoza y Chubut. Posee un total de 5 fincas propias, 4 certificadas y 1 en proceso de certificación. El Grupo presentó un marcado crecimiento durante el año 2018, pasando de 44 a 284 hectáreas certificadas.

Dentro del Grupo Avinea se destaca Bodega Argento que presenta los mayores niveles de exportación y teniendo como principal cliente al mercado europeo. Como parte de su filosofía enológica, durante los últimos años Argento obtuvo certificaciones de bodega sustentable y fair trade. “Estamos enfocados en desarrollar productos de alta calidad para liderar la vitivinicultura argentina sustentable”, comentó Juan Pablo Murgia, Gerente de Enología del grupo y recientemente nombrado como Enólogo joven del año por el reconocido critico de vinos, Tim Atkin. “Desde el inicio e incluso antes de la certificación orgánica, nuestra intención fue tratar al viñedo de la manera más natural posible, para expresar lo mejor del terroir”, agregó.

El plan de crecimiento de Grupo Avinea, respaldado por sus valores de innovación y sustentabilidad y con un equipo de trabajo en constante crecimiento; planea expandirse dentro y fuera del país, fortaleciendo su posición de líder en producción de vinos orgánicos de Argentina.

Sobre El Autor

Hace 22 años degusté un vino por primera vez y supe que querría hacer de mi vida profesional. Compartir mi pasión; por eso me dediqué a comunicar el vino. Más de 30.000 vinos degustados y 20.000 publicados, más de 100 revistas editadas y miles de notas. Siete años en TV, cuatro en radio y seis en la web. Más de 20 exposiciones de vino organizadas y más de 30 concursos internacionales como jurado, además de muchos viajes a zonas vitivinícolas del mundo. Todo esto, simplemente me ayuda a conocer más, para poder compartirlo mejor.