Cuatro añadas emblemáticas Info de Prensa 22/11/2022 Bodegas, Tips 641 MAI siempre se elaboró con Malbec de Vistalba, con uvas provenientes del viñedo centenario ubicado justo al lado de la bodega, que data del año 1920 y que ha sido cuidado con esmero porque es parte de la historia viva de Kaiken. Es un vino muy representativo porque muestra la evolución del Malbec con fluidez y con una expresión compacta. Kaiken MAI 2009: fruta negra y madera La de 2009 fue una vendimia cálida que dio vinos con una buena estructura tánica, con concentración y frescura, aromas, longitud y acidez natural. En esa ocasión, el vino fue envejecido en barricas de roble francés, donde permaneció por 18 meses. “Por aquellos años se hacían crianzas en barricas 100% nuevas, los puntos de cosecha eran con uva bien madura, casi rozando la sobremadurez, ese era el estilo imperante. Por eso, en MAI 2009 vamos a encontrar mucho aroma a fruta negra, un vino con agarre y de taninos robustos que se ha mantenido muy bien”, explica Aurelio Montes. Es de color rojo intenso, con un matiz granate propio de la evolución. Hoy, aún conserva muy vivas las notas de frutos negros como arándanos y mora, acompañados con notas de especias, que se suman al chocolate bitter y caja de tabaco provenientes de roble francés en el que fue criado y de su evolución en botella. En boca se expresa con una gran potencia y elegancia acompañado de un final suave y agradable. A pesar de los 13 años desde su elaboración, el vino conserva su estructura y se nota muy concentrado, esto es propio del estilo de esos años donde se buscaba una total madurez y se usaban prácticas como la sangría, que en esta cosecha fue del 30%. KAIKEN MAI 2011: una vendimia fría de excelente calidad El invierno 2011 fue más bien frío y seco, pero con buena disponibilidad de agua de deshielo debido a la gran cantidad de nieve que precipitó en alta montaña. Tras una vendimia 2010 con bajas en la producción, se esperaba una gran cosecha. La temporada era normal hasta que el 9 de noviembre de ese año sorprendió con una helada tardía que arrasó con varios viñedos del Valle de Uco y de Luján de Cuyo. La falta de humedad empeoró la situación. “Casi por milagro, nuestro cuartel de Malbec prácticamente no tuvo daño. Podemos decir que 2011 fue un año balanceado, con gran expresividad. Esto se aprecia en esa añada de MAI, con taninos finos pero firmes, un vino con profundidad, con algunas notas balsámicas por el paso del tiempo y la crianza. Los años de estiba lo han equilibrado”, observa Juan Pablo Solís. Afortunadamente, el clima se apaciguó, las lluvias cesaron y los meses posteriores ofrecieron temperaturas más frías de lo habitual, lo que dotó al vino de buena concentración. Debido al clima más frío, se perciben aromas más florales y de frutos rojos. La acidez natural fue más alta que lo normal. El 2011 fue un año de vinos perfectamente balanceados, con gran expresividad y muy buena tensión. Kaiken Mai 2011 es un Malbec de color rojo profundo que aún conserva un tono violáceo, al parecer su acidez natural le ha permitido mantenerse joven. En nariz presenta aromas a frutas rojas, ciertas notas florales y especias dulces. Se destaca por su elegancia, una concentración moderada, mucha tensión en boca y gran complejidad, con taninos suaves y una gran persistencia en el paladar. KAIKEN MAI 2016: una cosecha desafiante La primavera fue muy fría, lo que provocó un atraso en la brotación y la floración de aproximadamente 20 a 25 días con relación a un año promedio. Desde el punto de vista técnico, la cosecha 2016 será recordada como la más desafiante de los últimos 30 años, por la gran merma de uva causada por factores climáticos, pluviometría en 700 mm durante el período vegetativo y más de 20 días de atraso en la madurez. No obstante, la menor producción por hectárea y la maduración más pausada permitieron una buena concentración de polifenoles, con buena acidez natural, logrando gran equilibrio, elegancia y expresividad de los vinos de esta cosecha. “La de 2016 fue mi segunda vendimia en Kaiken, estaba a cargo de los turnos nocturnos. A pesar de que fue un año climáticamente hostil, logramos vinos con muy buen balance debido a que la madurez fue progresiva y se extendió en el tiempo. Cambiamos un poco las técnicas de vinificación, empezamos a sangrar un poco menos y a priorizar la fruta. Seguimos haciendo una crianza de 18 meses pero ya el 70% del vino iba a barricas nuevas y un 30% iba a barricas de segundo y tercer uso, haciendo otro balance con la madera”, recuerda Juan Pablo Solís. Mai 2016 es un Malbec color rojo profundo con atractivos tonos rubí. En nariz presenta aromas a frutas frescas, notas de casis y elegantes toques de grafito. La influencia de la madera es menos evidente y la estructura es de cuerpo medio, pero con un balance perfecto. De algún modo, las condiciones climáticas de esta añada hicieron que Mendoza se transformara en Bordeaux. KAIKEN MAI MALBEC 2019: el resultado de una vendimia perfecta La cosecha 2019 fue una temporada con muchos extremos de temperatura, lo que provocó una carga más lenta de azúcar, que logró estabilizarse en abril. Durante la cosecha se dieron días secos lo que permitió cosechar uvas de excelente sanidad y calidad. Si bien esta cosecha se caracterizó por temperaturas un poco más altas de lo normal, en Vistalba predominan las noches frescas, lo que hizo posible llegar a la cosecha con una muy buena madurez polifenólica, sin perder el balance entre alcohol y acidez. “Con Kaiken MAI 2019 estamos plasmando el estilo que queremos mostrar de esta etiqueta, sin grandes golpes de timón, siguiendo la premisa de Aurelio Montes y en sintonía con lo que ha ido transcurriendo en estos años. Aquí comenzamos un trabajo con barricas más grandes, de 500 y 600 litros, casi el 70% del corte va a estos barriles grandes y nuevosy el 30% restante va a barricas de 225 usadas. Lo que venimos viendo es que en las barricas grandes, al haber un mayor volumen de vino, la amalgama que hace la madera con la fruta durante la crianza de 18 meses es exquisita y podemos mantener viva la expresión del terroir de Vistalba”, subraya el enólogo de Kaiken. El vino posee un profundo color rojo con tintes casi púrpuras, muy vivo y brillante. En nariz muestra aromas de ciruelas, moras, arándanos que recuerdan frutos del bosque. Toda esta fruta se mezcla perfectamente con las notas de vainilla, frutos secos y moka que aportan las barricas. En boca explota, es un vino con gran cuerpo, con taninos de gran carácter, bien presentes, pero aterciopelados, de un final frutal prolongado y muy agradable.