La espera terminó Fabricio Portelli 21/12/2015 Notas, Vinos Notas 2620 En 2007, un argentino con historia de alemán, cansado de recorrer el mundo a través de los mares, decidió plantar raíces pensando en la familia y los nietos. Fue así que Kurt Heinlein (74) llega hasta San Rafael. Conocer la mayoría de los puertos del mundo lo llevó a tener un paladar refinado para la comida, y poco a poco se convirtió en un apasionado por el vino. Y fue su hobby la excusa para emprender un nuevo negocio familiar, lejos de la marina, y en su país natal. Kurt no se anda con vueltas, y al largar la navegación a vela y poner pie a tierra, adquirió de una un campo de 330 hectáreas en una zona privilegiada a la entrada de San Rafael. Su primer vino fue un Syrah. Pero hoy, de la mano de su nieto Alejandro, se lanza con todo y presenta en sociedad sus diversas etiquetas, de la mano de Mauricio Lorca; reconocido enólogo mendocino. Kurt aclara (por si hace falta) que ha tomado mucho en su vida, pero sin conocer mucho sobre el tema. Dice Mauricio (Lorca) que el viñedo es privilegiado, con vista a la pre cordillera y al Valle de San Rafael. Todo la viña está protegida con malla, y por el clima, los suelos arenosos y al buena ventilación, las uvas suelen madurar antes que en otras micro regiones cercanas. La bodega, tiene nombre casi impronunciable. Pero una vez que se lo aprende, tiene la ventaja de pasar a ser inolvidable. Funckenhausen; en alusión a los antepasados, al lugar en Alemania y a la casa de la familia; hoy además se ha convertido en el nombre de su vino más original. Por ser un blend, por su estilo, pero además por su exclusiva botella de un litro. Mucho más elegante y para nada parecida a las que uno recuerde de tiempos pasados. Un vino que nació para el mercado americano, más precisamente para los neoyorquinos, y que su éxito le permitió en su segunda edición, desembarcar también en la Argentina. Kurt Heinlein, participa activamente de las cosechas y así les deja un legado de trabajo y amor por la tierra a sus herederos. Ansioso por ver sus vinos en el mercado, hoy puede darse por satisfecho porque ya cuentan con cuatro líneas de vino que se comercializan tanto en el mercado interno como en el exterior. Las líneas La Espera Roble y Reserva, un blend de alta gama en honor al fundador de la bodega, y un espumante Extra Brut, son todos vinos con los que (por ahora) Mauricio Lorca busca transmitir la fuerza y el carácter del lugar. El primer vino en destacarse fue el Syrah, que gracias a algunos manejos del enólogo, alcanzó una expresión distinguida. Luego llegaron los Malbec, Cabernet Sauvignon y Chardonnay, entre otros. Mauricio está muy entusiasmado con la calidad del Cabernet Sauvignon de allí y asegura que madura mejor que en el Valle de Uco; aunque su debilidad sigue siendo el Syrah. El Funckenhausen Red Blend, es un vino pensado para los paladares más jóvenes. Combinando Malbec, Bonarda y Syrah, lograron un tinto que navega muy bien en boca. Fácil de beber, amable y agradable, sin el maquillaje de muchos actuales que buscan seducir a nuevos consumidores apoyados en el azúcar residual. Se nota que la espera de terminó. Con tantas hectáreas y tantos vinos en la cancha, Kurt ha iniciado; quizás; el viaje más placentero de su vida.