La Finca empezó a dar sus frutos

Esta es la historia de 11 amigos que en 2002 se juntaron, pusieron varios dólares, compraron una finca y la plantaron sin muchas más expectativas que lograr uvas de calidad y comercializarlas para poder mantener en condiciones el pedazo de suelo adquirido. Con el tiempo, Gualtallary se puso de moda y la tentación llamó a la puerta de Ambrosía, y así el hobby se transformó en 2010 en el primer vino comercial de los amigos. Hoy, con 53 hectáreas plantadas y cuatro etiquetas en el mercado, acaban de comprar 60 hectáreas más, en la que el Pinot Noir (que ellos no vivifican) le dará paso al Cabernet Franc (que seguro ellos van a vivificar). Por ahora son dos Malbec, un Cabernet Sauvignon y un Chardonnay, todos vindicados con levaduras indígenas y para los cuales utilizan apenas el 10% de sus uvas propias. Son vinos actuales pero no a la moda. Más bien son vinos clásicos que quieren perdurar en el tiempo y alcanzar reconocimiento por su equilibrio y tipicidad, tanto de variedad como de lugar. Por ahora los volúmenes de producción son discretos, menos de 20.000 botellas para los Viña Única y menos de 3000 para el Precioso Malbec. Hasta ahora se exportaban casi en su totalidad a los Estados Unidos donde viven los propietarios de Finca Ambrosía, pero por suerte desde fines de 2015 ya se consiguen en vinotecas y restaurantes selectos del país. Ambrosía Viña única Chardonnay 2013 ($200), Ambrosía Viña única Malbec ($300) y Cabernet Sauvignon ($270) y el Precioso, su Malbec top 2012 ($380).