5 años sin Brascó Fabricio Portelli 10/05/2019 Bodegas, Tips 2164 Cada 10 de mayo, desde 2014, el vino argentino se entristece porque extraña al más grande. El que puso el vino en copa de todos, el que fomentó que las señoras en la cola del supermercado se animaran a preguntar sobre vinos, el que provocó a los sommeliers para superarse, el que siempre dijo en la cara lo que sentía de cada vino degustado. Podía sonar duro, por su sinceridad brutal, pero gracias a su clase y manera única de decirlo, siempre caía bien parado. Hablaba mucho con bodegueros, enólogos, agrónomos y restauranteurs; siempre dentro de su actividad vínica; compartiendo sus opiniones. Y obviamente con los lectores a través de sus inolvidables notas en la revista del diario La Nación. Todos saben que trascendió al mundo del vino, y fue justo eso lo que le permitía hablar desde otro lugar. Cuando lo conocí, él ya llevaba casi 40 años hablando de vinos argentinos, y me tocó recorrer con él sus últimos 10 años, los más agitados de la industria. Al menos hasta entonces, porque en estos 5 años también pasaron muchas cosas nuevas. A veces me pregunto qué sería de él con las redes sociales a su favor. A Miguel le gustó mucho estar en la tele hablando de vinos. Primero con Beber Beber en el canal Gourmet, y luego con Dos de Copas por Metro y Magazine. Eso lo hacía sentir más cerca de la gente, mucho más que sus notas escritas. ¿Se lo imaginan hoy a Miguel haciendo de las suyas en Facebook, Instagram, Twitter y YouTube? Yo si, sobre todo con la ayuda de su hija Milagros; harían una dupla imbatible. Y el rey volvería a estar en boca (y en celus) de todos. Pero ya no está entre nosotros, aunque es impresionante como sigue presente. Ya que en cada evento, reunión, almuerzo o viaje que realizo por tema vinos, su nombre siempre aparece en la mesa. Pero lo más lindo no es como lo recuerdan, sino ver el respeto, cariño y admiración que ha dejado su legado. Hasta los que no lo conocieron mucho se quedaron con ganas de compartir una copa con él. Y seguramente, los enólgos que fueron víctimas de su pluma ácida tartárica quisieran tenerlo nuevamente frente a frente para mostrarle sus nuevos vinos. ¿Y saben qué? algo de razón tendrían que darle. Porque él se fue quejándose de los vinos purpúreos luctuosos, de aromas asfáltico-derretidos, y estilo New World que lo habían empezado a rodear. Pero hoy, la mayoría de esos vinos no existen porque evolucionaron, y lo hicieron hacia un estilo más equilibrado y “drinkable”; tal como él reclamaba. Sería genial verlos frente a frente. Pero no se puede. Lo que si podemos es mantenerlo vivo, y sentirlo cerca cada vez que descorchamos una botella de vino o alzamos nuestras copas. Yo no se qué sería del vino argentino sin Miguel, pero sí se qué es gracias a él. Un lindo video para recordarlo (gracias Kakosh) https://www.youtube.com/watch?v=Ol0jLRc0ENs