Brascó, el más grande Fabricio Portelli 10/05/2020 Notas, Vinos Notas 2956 Hoy, hace seis años que te fuiste. Aquel 10 de mayo de 2014 sin dudas fue un día muy triste para los tuyos, para los míos, y para todos los del vino argentino. Llovía y todo era gris. Pero hoy está soleado, y como todos los años; desde hace seis años; tengo mucho para contarte. Del coronavirus y la cuarentena no te voy a decir nada que allá arriba no sepan. Tampoco de tu familia, porque se que la cuidas y la seguís de cerca día a día. Pero sí del vino argentino. ¿Podes creer que me siguen reconociendo a través de las redes sociales por Dos de Copas? Es increíble lo que hace la televisión, pensá que lo hicimos en 2007 y 2008, pero evidentemente quedó en la memoria de muchos. Fue una experiencia maravillosa, además de divertida. Por suerte, la magia de la TV no muestra todo. Eran jornadas interminables en la que grabábamos los cuatro programas del mes y por sección, y terminábamos fundidos. Primero hacíamos las cuatro aperturas, en la barra y con aperitivo en mano, haciendo la venta del programa y alguna editorial que siempre sentenciabas golpeando el martillo sobre la mesa, tan fuerte que todos en el set pegábamos un salto. Luego venían las novedades, también de dorapa, pero ya con copas de vino servidas. A eso de las tres de la tarde nos sentábamos a la mesa y hacíamos las cuatro entrevistas, comiendo y tomando, a veces hablando con el invitado, y otras poniendo el foco en el maridaje. Y cerrábamos el largo día en el living, tomando whisky. Gracias por eso, fue inolvidable. Vos empezaste a hablar del vino argentino en los sesenta, y fuiste el pionero de la movida gourmand nacional. Cuando nos conocimos ya eras el Gran Brascó, y yo empezaba a dar mis primeros pasos en el vino, allá por el año 2000. En 2005 nos juntamos para hacer el primer Anuario de Vinos Brascó-Portelli, que salió en enero del año siguiente. Recuerdo que lo presentamos en el auditorio de Yenny & El Ateneo, y que el libro se agotó en menos de un año. Eso nos motivó para hacer el siguiente, aunque tardamos un poco más, por eso lo pusimos 2007/2008. En aquella época, además de las charlas-degustaciones que a veces dábamos juntos, nos reuníamos seguido a almorzar en Oviedo, simplemente a charlar como amigos. También, en cada evento de vinos nos sentábamos juntos. Vos eras pura experiencia y un cofre lleno de anécdotas jugosas que me enseñaron mucho de bodegas y personajes, entre tantas otras cosas que aprendí de vos. Pero el vino nacional estaba en pleno auge y ebullición, y te vino bien tenerme al lado para atajar esa tormenta de vinos nuevos que surgían casi a diario. Nos complementábamos muy bien, pero por sobre todo nos entreteníamos mucho. Obviamente ya sabes que los grandes vinos argentinos de hoy ya no son negro asfalto luctuosos, con efluvios low profile producto de sangrías, ni con astringencias o asperedumbres de perfiles parkerianos pensados for export. Hoy son equilibrados, frescos y muy drinkables, te encantarían. Además, las góndolas de los súper, donde las señoras te increpaban en la cola con preguntas vínicas, siguen rebalsando de botellas, con cientos de etiquetas diferentes; algunas muy locas; en todos los segmentos de precio. Hay para todos los gustos, como antes. En eso no cambió mucho, pero sí en los vinos más pretenciosos. Los grandes de siempre siguen siendo grandes, cada varietal es inconfundible, y todos aprendieron a hacer vinos más enfocados en las regiones. Y gracias a ello, muchos vinos ya ostentan carácter de lugar. La cosecha 2020 fue muy atípica. Por un lado, porque se adelantó mucho, y por el otro por el coronavirus. Pero dicen que dará vinos excepcionales. Y esto te va a gustar, porque no solo hay vinos en las alturas extremas de Jujuy, sino que ya llegan hasta el sur, casi al fondo. No tanto como tu querido Puerto Santa Cruz, pero si hasta Chubut. Y también en tu Santa Fe amado ya hay una viña plantada y en producción, apenas deguste ese vino santafecino te aviso. Por último, quiero decirte que por fin leí Quejido Huacho. Debo confesar que lo empecé en vacaciones y recién lo pude terminar en cuarentena. Me divertí mucho, pero sobre todo sentí que hablabas. No a mi, pero esas palabras que solías usar, muchas de las cuales yo no entendía, estaban por doquier en las páginas de tu gran novela, nada más que esta vez en boca de los personajes. Gracias a la Checa que me lo prestó, pude volver a tenerte muy cerca. Por último, te cuento que empecé mi tercer año en Radio Mitre, y eso de alguna manera también te lo debo a vos. Porque a Jorge Porta (director de la radio) lo conocí en Oviedo, en las tantas veces que se acercaba a la mesa uno; la tuya; a saludarte y brindarte sus respetos y admiración. Bueno, te dejo por hoy. Seguiré en cuarentena, pero por suerte con mucha actividad gracias a la web, y las redes. ¿Sabés lo que seria un Instagram Live juntos? Uffff. Hoy brindaré por vos y, como cada vez que tengo una copa de vino en la mano, te recordaré como lo que fuiste y lo que seguís siendo, el más grande del vino argentino.