Cada vez son más las vinotecas que hay, no sólo en la Ciudad de Buenos Aires sino en todo el país. Y si bien cada vez hay más vinos para conocer gracias a la diversidad que proponen las bodegas, lo cierto es que el consumo no se incrementa de misma manera proporcional. Cada vez tomamos menos vinos y sinceramente a esta altura es difícil afirmar que esa merma se concilia con mejores exponentes. Porque justamente son los vinos de Alta Gama los que más están sufriendo los embates de la inflación, y se van cortando solos en la punta de la pirámide, volviéndose cada vez más exclusivos para turistas (que dividen por 15) o ricos.

Ante esta realidad que propone la industria, con cierto “apoyo” de los canales de comercialización, los verdaderos vendedores de vino tienen que recurrir a su creatividad. Como es la pasión lo que los atrajo a la actividad y con el tiempo la fueron alimentando copa a copa, hoy se resignan a quedarse de brazos cruzados esperando que la ola los pase por encima.

No son muchos los personajes que se pueden incluir en este grupo, sin dudas liderado por Martín Buonsante. Devenido en un fanático y casi fundamentalista del vino (y de ciertos vinos), abrió hace algunos años Ozono Drinks, una vinoteca a puerta cerrada en Parque Patricios que ofrece sólo vinos que le gustan. Con el tiempo también tomó la representación de algunas etiquetas de partidas limitadas y con sello de autor, y supo convertirse en un referente para muchos consumidores que, obviamente, trascienden las fronteras del barrio y de la ciudad.

Casi no hay lugar para una botella más en Ozono, sin embargo la sala de catas no se toca. Porque a partir de ese reducto, Martín y Noelia lograron evangelizar a muchos amantes del vino, con el poder de lo distinto (y lo mejor es que piensan seguir haciéndolo). Saben que para enamorarse del vino no hace falta saber, pero sí conocer más. Y que la curiosidad es la que alimenta el enófilo. Por eso, la nueva propuesta de degustaciones abiertas al público (con un costo de $250) es tan atractiva como exitosa.

Juntan un grupo de no más de 15 personas y degustan a ciegas vinos del mundo, incluyendo etiquetas locales, siempre con una temática definida, ya sea por una cepa, por un tipo de vino.

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Acá la degustación a ciegas es fundamental para poder llevar a cabo el juego, porque el moderador (Martín) comienza a hacer preguntas para que los asistentes se la jueguen y participen. Y si bien los que se animan a hablar corren más riesgos, con el correr de las botellas todos se sueltan. Y no solo son las palabras que inundan la sala sino también los pensamientos que generan cada intercambio dialéctico entre los participantes, los que más enseñanzas dejan. La idea es asociar el vino a su terruño, por eso las preguntas son más o menos así:

1) Es del viejo mundo o el nuevo mundo?

2) De que país?

3) Región?

4) Variedad?

5) Productor?

Ya se realizaron dos, y por las repercusiones me parece que van a tener que replicarlas semanalmente. A mi me tocó participar en una degustación que tuvo a varios Bonarda argentinos, un par de Pinot Noir locales vs. un francés y un chileno, tres Sangiovese mendocinos (uno de 1986) vs. un Chianti italiano, y hasta un Mencía 2011 de Ribeira Sacra (España).

Otra de las ventajas de estas nuevas degustaciones que propone Ozono es que permite conocer vinos importados, algo casi imposible para la mayoría, por falta de oferta, más allá de los precios. Y esto abre la mente y el paladar. Además, uno de los mejores efectos de esta cata es que al descubrirse los vinos se afianzan los conocimientos. Pero no sólo eso, sino que también se logra valorar mucho más lo que hacemos. Porque, por si no lo sabían, los vinos argentinos son de los mejores del mundo.

Al final lo que más importa es que cada uno pueda elegir el o los vinos que más le gustaron y entender por qué. Si sus predilecciones tiene más que ver con un autor, con un terruño o con una variedad. Para Martín, su experiencia le permite asegurar que la conclusión más importante para sus clientes al momento de llevarse una botella es si un vino le gusta, y luego la relación calidad-precio. Y esto es algo que en Ozono se propusieron cambiar. Como en estas degustaciones se concentran sólo en las características del vino, y según el conocimiento de cada uno van ordenando los vinos por preferencia. “Después de la botella numero 10, es increíble como cada vez se van acercando más, dice Martin”.

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La primer edición de “Descubriendo el Vino” fue sobre Chardonnay. Fueron 9 botellas provenientes de la costa argentina, Patagonia, Agrelo (2 cosechas), Tupungato, además de los importados; un Petit Chablis y Poully Fuisse (ambos de Francia) y uno de Sudáfrica. Así, todos a ciegas el misterio se va develando: es del nuevo mundo o viejo mundo? … nuevo. Es de Argentina, Chile, Australia, EEUU, Nueva Zelanda?…. Argentina. Es de Patagonia, Mendoza, Salta?… Mendoza. Es del Este, de Luján de Cuyo, de altura?… Valle de Uco. Es de Gualtallary, Altamira, La Consulta, Vista Flores? … Gualtallary. Y de que productor puede ser? Así se va llegando de a poco lo mas cerca posible al productor, a la etiqueta y a la cosecha, todo por las características del vino. En el análisis de las explicaciones que cada uno comparte en base a su experiencia, y que luego se cruzan con la identidad del vino, está el gran aprendizaje, más allá del entretenimiento Con esta metodología, Martín está convencido que se fijan mucho mejor los conceptos, y por ende se comprende por qué un buen vino vale y no cuesta. Ya que no se piensa en cual gusta mas, ni cuanto sale, sino que la concentración está puesta en el descubrimiento, y los resultados sorprenden a más de uno.


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Otra innovación de Ozono a partir de este mes es que comenzarán con una venta muy pensada. Son cajas basadas en el terroir, elegidas hablando cara a cara con los productores, y cada botella seleccionada estará allí por una razón. Por ejemplo, una caja de 6 vinos de La Consulta, con una hoja con mapas ubicando los viñedos y una explicación del terruño, elaborada por un referente del lugar como lo es Luis Reginato. Luego vendrá la selección de Gualtallary explicada por Matías Michelini y la de Paraje Altamira detallada por Sebastián Zuccardi, entre otras.

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Martín sabe que para vender mejor los vinos de hoy hace falta más comunicación con sus clientes. Y que esa información la puede ofrecer por mail, en hojas escritas o personalmente en copas.

 

+ info en www.ozonodrinks.com.ar

Sobre El Autor

Hace 22 años degusté un vino por primera vez y supe que querría hacer de mi vida profesional. Compartir mi pasión; por eso me dediqué a comunicar el vino. Más de 30.000 vinos degustados y 20.000 publicados, más de 100 revistas editadas y miles de notas. Siete años en TV, cuatro en radio y seis en la web. Más de 20 exposiciones de vino organizadas y más de 30 concursos internacionales como jurado, además de muchos viajes a zonas vitivinícolas del mundo. Todo esto, simplemente me ayuda a conocer más, para poder compartirlo mejor.