La Polémica de la Uña Fabricio Portelli 25/04/2020 Novedades, Vinos Notas 2476 A raíz de la nota realizada a Edy Del Popolo y David Bonomi de PerSe Wines, surgió esta interesante polémica. Vinimalismo, cuando menos es mucho más Sin querer queriendo, el Úni del Bonnesant desató una polémica interesante que expone los distintos intereses. Por un lado, el de ellos, hacedores que buscan llegar con sus vinos al público, aunque en su caso el foco no está puesto en el negocio sino en trascender a partir de revelar un lugar. Por el otro el mío, el periodista que busca llegar con su mensaje al público. Todos compartimos los vinos, ellos haciéndolos y yo comunicándolos. Pero esto expuso un contrapunto que se puso sobre la mesa, y se discutió bastante. El quid de la cuestión fue la cantidad, de botellas en este caso. Y la dicotomía que expuse fue calidad vs mensaje, ¿puede ser el mejor vino de la Argentina un vino del cuál solo se hacen 300 botellas? ¿Con tan pocas botellas sirve que el mundo se entere de ello, o es contraproducente para la bodega? Cuestiones intelectuales que derivaron durante la cata. Yo no puedo en Radio Mitre o en Infobae decir que los mejores vinos son los vinos de PerSe, aunque así los considere, simplemente porque la gran mayoría nunca va a tener la posibilidad siquiera de ver una botella. Una cosa es la calidad y el concepto detrás de un vino, y otra es cómo se hace para compartir eso. Sin dudas, PerSe tiene algunos de los mejores vinos nacionales, pero cómo se puede compartir eso con muchos si existen tan pocas botellas, más allá de sus precios. Desde el punto de vista del mensaje, si se piensa en la audiencia y su beneficio, no habría mensaje, porque no suma enterarse que algo tan escaso existe. Pero eso no implica que cambie la opinión, o que su lugar en el podio lo tome “otro” vino del cual se hagan más botellas. “Tengo muchas conclusiones, algunas te van a gustar y otras no”, dice Edy, y sigue. “Dijiste cosas que te sacaron del vino, pero no por opinar de los vinos. Vos podes tener tu opinión y no importa si estamos de acuerdo. Pero cuando se trata de volumen te perdiste, perdiste la objetividad que traías al hablar de los vinos. Eso es lo que pasa en todo el mundo, si no sos mainstream no existís”. Cuando hace un par de años vi la lista de los Top del Reporte de Tim Atkin MW (para mi el más confiable de los degustadores internacionales que cubre los vinos argentinos), recuerdo me alegré por David y Edy, pero luego me preocupé al saber que de ese vino solo se había hecho una sola barrica (300 botellas). Luego me pregunté, cuál es le mensaje al mundo. Eso se le puede decir en privado (feedback) a los productores y listo. Creo que no le sirve a una bodega destacarse tanto con un vino tan escaso, porque se lo van a pedir de todos lados, y esa presión se puede volver en su contra ya que la demanda puede exceder mucho la oferta. Por eso, en un medio masivo no se puede hablar de un mejor vino de 300 botellas, más allá de darlo como dato de color. “Te fuiste del vino, estás mandando a Argentina a jugar a la C cuando yo estoy intentando que todos mis vinos jueguen en la Premier League, con los mejores productores del mundo”, sostiene Edy. “No nos importa generar un negocio y ganar dinero, queremos generar la trascendencia del lugar de donde estos vinos vienen”, aclara David. “No hay muchos dispuestos a esto, la mayoría pretende que alguien hable de sus vinos y poder vender lo más posible. A mi me importa más el lugar que el negocio que voy a hacer”, asegura Edy. Sin dudas en esta mesa hay vinos de los mejores, pero no lo puedo gritar a los cuatro vientos porque no hay material suficiente. No puedo hacer una noticia de la no noticia, y no me sirve hablar de algo que la gente no pueda comprobar. Admiro que ellos como productores tengan los principios y conceptos tan claros, pero yo como comunicador debo pensar en la audiencia, sin decir nada que no quiera. A mi me sirve mucho degustar e intelectualizar un vino como Uní, pero difícilmente pueda compartirlo con todos. Una barrica no deja de ser un experimento, más allá de la claridad de la búsqueda, y está lleno de barricas experimentales en las bodegas. No es un problema de cantidad sino un tema de referencia, y de cómo se prueba lo que uno dice, más allá de la honestidad intelectual. En mi caso, el mensaje es tan importante como el contenido, por eso va a tener más visibilidad un vino con más masa crítica que una etiqueta muy exclusiva, sin que ello implique modificar mi opinión sobre la calidad y el puntaje de cada vino. “Vos hablas para un determinado grupo de personas, no hablas de lo que el vino dice. Volvemos a lo mismo, no me importa el negocio, pienso en el lugar donde hacemos el vino”, insiste Edy. Y tiene razón a medias, porque es cierto que le hablo a un público consumidor o interesado en vinos, pero también hablo de lo que dice el vino. El tema es desde donde puedo compartir esa información. Se podría hacer algo así con más botellas, de pregunta David. “No porque son esos 300 m2. No estamos hablando del mejor, estamos hablando de un vino”, y responde. “Lo siento, ese es un interés (el del comunicador) que excede al vino, y Tim se está saliendo del número”, afirma Edy, poniendo el ejemplo de Christophe Roumier, un prestigioso productor de Musigny cuyo mejor vino proviene de un solo barril. “Es lo que nos dio, y eso le da sentido al lugar”, asegura. Quizás la historia favorezca a Musigny, y por eso ese productor puede ser reconocido a pesar de sus pocas botellas, pero en Gualtallary eso recién está comenzando. No digo que la calidad no esté, pero cuántos son los que pueden sostener que el mejor vino argentino está ahí, cuántos lo pueden llegar a degustar, y cuántos lo pueden llegar a tomar. Antes que el mensaje llegue ya no quedarán más botellas, se habrán esfumado las pruebas, y solo quedarán las palabras. Tampoco es que tiene que ser el mejor vino uno de Catena, Zuccardi o Luigi Bosca, pero si considero que la gente debería poder encontrarlo, aunque no existe un rango de cantidad como preguntó David, es una cuestión de sentido común. Si hay algo que se destaca, y ese algo es para la gente, entonces la gente debería poder comprobarlo, aunque solo sean algunos privilegiados; pero no tan pocos. “Te considero un tipo muy del vino, y no se trata de convencerte, pero ese análisis es complejo y amerita mucha más charla”, concluye Edy. “Nosotros no vivimos de PerSe, y no me importa el rédito. Quizás sí a nuestros hijos, pero para Edy y para mi, no”, cierra David. Escribir de vinos no solo implica relatar lo bien que se la pasa uno degustando, es no le sirve a nadie, ni siquiera al escritor. El mensaje debe servirle al lector, una opinión formada, una justificación, una explicación, una descripción. Pero si a un vino van a probarlo tan pocos, me sigo preguntando qué sentido tiene compartirlo masivamente.