Reescribiendo la leyenda Fabricio Portelli 06/06/2019 Notas, Vinos Notas 3894 Es difícil entender la historia, porque muchas veces los sucesos cronológicos no pueden explicar claramente los hechos de la actualidad. En general, las líneas de tiempo no son un hilo conductor de eventos que se concatenan de manera evidente. Sin embargo, todo presente está conformado por su propio pasado, y lo único que se puede construir es el futuro. El sueño de Ruca Malen comenzó en 1998 con Jean Pierre Thibaud y Jacques Louis de Montalembert, ambos vinculados al mundo del vino. El nombre de la bodega nace a partir de una leyenda sobre las mujeres mapuches que caminaban sin levantar la vista por el temor de tener que enfrentarse a la mirada intensa de un dios muy joven y atractivo. Hasta que un día, una de ellas se animó a levantar la mirada. El dios se conmovió, la alzó y la llevo consigo a ese pico donde, supuestamente, brotaba la luz del sol y legaba al cielo; actualmente denominado Aconcagua. Allí el dios le ofreció una morada “Ruca Malén”; la casa de la joven. Pero más allá de la entretenida leyenda, ya desde la primera cosecha (1999) quedó claro que el estilo elegante de la casa reflejaba más el espíritu de los bodegueros fundadores que de la joven y atrevida mapuche. Curiosamente, pasó el tiempo y otra joven, intrépida, curiosa y talentosa, llegó a la morada, mejor dicho, a la bodega; Noelia Torres. Y justamente es ella la que está convencida que en cada detalle de Ruca Malen se esconde el carácter y la generosidad del gran Jean Pierre Thibaud. “El espíritu inquieto que describe a la bodega es el de Jean Pierre, quien en su retiro decide fundar una bodega de alta gama. Yo, sin haber trabajado con él lo quiero un montón. Es un hombre muy interesante al que visitaba mucho como vecina; Ruca y Viña Cobos están una al lado de la otra”, dice la enóloga. Noelia (39) es joven y tiene todo el futuro por delante, pero se puede decir también que es una de las enólogas con mayor experiencia. Viene de trabajar en Viña Cobos por más de 15 años al lado de Paul Hobbs, ni más ni menos. Está en Ruca desde hace un año y medio, y recién la 2019 fue su segunda vendimia; en 2018 solo pudo direccionar los viñedos hacia donde más quería, porque llegó muy sobre la fecha de cosecha. Hoy está muy entusiasmada con el desafío de manejar toda una bodega, del tamaño y prestigio de Ruca Malen. Un gran desafío; mucho más exigente que el de la joven mapuche de la leyenda; ya que debe trabajar para volver a poner a Ruca Malen entre los vinos más respetados de la Argentina. Por ahora está enfocada en realizar pequeños cambios para llegar al estilo que le pidieron, hacer algo más moderno. Ruca Malbec by Noelia Torres La enóloga está muy acostumbrada a caminar viñedos y tratar con productores de diversas zonas mendocinas. Eso le permitió que los viñateros que trabajan con Ruca Malen hace varios años la recibieran con los brazos abiertos, aunque ella también salió a buscar nuevos en otras zonas, con el objetivo de fidelizarlos en el tiempo. Noelia tiene muchas ganas de hacer cosas como todo joven, pero también la paciencia que le ha dado su experiencia. Su idea es ir viendo por donde va el mercado actual y hacer de Ruca una bodega más vanguardista. Hay que recordar que no está sola, ya que pertenece al Grupo Molinos, donde Nieto Senetiner es la bodega más clásica, Cadus solo de Alta Gama y Viña Cobos el ícono con reconocimiento internacional. La enóloga tiene claro que debe mantener calidad y el estilo en busca de un estilo propio y con el cuál ella se sienta reflejada, sin que ello signifique replicar el modelo de Viña Cobos, que ella ayudó a forjar. “Ruca es una bodega tecnológicamente increíble, se nota la escuela y experiencia de Chandon, ya que fue tecnificada por Jean Pierre Thibaud (presidente de Chandon por diez años) a fines de los 90”, cuenta. Cuando llegó a la bodega se inclinó más por lo no tradicional que por lo loco para empezar a ser vanguardista, vínicamente hablando. Si hay un varietal que la identifica es el Cabernet Sauvignon, aunque reconoce fue cambiando. Era fan del Malbec y le gusta, pero cuando conoció el Cabernet Sauvignon y lograron hacer el recordado U Nico en 2005, se enamoró. “Cuando descubrí un Cabernet goloso y no piracínico, al estilo más de fruta y más americano -si se quiere- entendí por qué era el rey de los cepajes. Pero mucho más le gusta trabajar los cortes, a la antigua. “Cocodrilo fue mi vía de escapatoria en su momento” recuerda. Por eso le gusta mucho el Kinien Don Raúl. Asegura que el corte los deja ser más ellos (hablando de los enólogos) y jugar más, porque no hay que dominar a un varietal. En el blend, hasta que el winemaker no lo encuentra, el vino no sale al mercado. Además, disfruta de trabajar con su equipo, porque hay que ir hablando y conciliando para que todos se sientan identificados con lo que están haciendo, más allá que ella sea la cara responsable. En menos de dos años ya lanza una nueva línea de vinos 2018, creaciones especiales que empiezan a reflejar el estilo nuevo de la bodega, el que ella quiere imprimirle. Se suma un Pinot Noir a los Terroir Series (ex Ruca Malen Reserva), en los que el origen de la uva va a ganar protagonismo. Siempre con los Aimé como línea para conquistar paladares jóvenes, y los Ruca Malen como varietales jóvenes de gran tipicidad. Por su parte, los Kinien como los vinos de alta gama de la casa. En estos recién van por la cosecha 2014; aunque llegan con etiqueta nueva; y habrá que esperar algunos años más para disfrutar los vinos top by Noelia. Curiosamente, de los vinos “antiguos” el Kinien Don Raúl 2014 es el que más cerca está de la flamante enóloga de la casa. Por su carácter y frescura; Malbec jugando con la jugosidad del Petit Verdot, equilibrados por un Cabernet Sauvignon más de fruta negra y frescura, con sus taninos amables. Un muy buen blend y más moderno, aunque con la madera muy presente, pero le queda bien. “Para mi está muy bien integrada porque se sienten sus texturas y gana la jugosidad del Petit Verdot”, resume la enóloga. El tiempo tiene sus tiempos, pero en realidad las cosas; en este caso los vinos de Noelia; ya llegarán. Por ahora, en algunos vinos de Ruca Malen no se nota el cambio, pero hay algunos que insinúan el nuevo rumbo, y entusiasman con lo que empieza a sentirse en las copas. Su primer blanco es completo, mejor logrado que el rosado, porque es poco expresivo y pretende más ser un buen blanco y algo complejo que un rosado efectivo. No obstante, ambos son distintos y de gran relación precio-calidad como la mayoría de los vinos de Ruca Malen. El rosado está muy bien, pero le falta expresión en nariz, por eso el Malbec en 2019 va a ser de Ugarteche para que se exprese más. Igualmente es una buena oportunidad para sacar algo nuevo y diferente, un vino que marida muy bien (en el Restaurante de bodega) con picadas, porque tiene agarre casi de tinto, pero es más liviano. Seguramente, en algún momento estas búsquedas se transformarán en vinos en serie. Poco a poco, los vinos empiezan a ir de la mano con el mensaje y la intención de Noelia Torres, sin dudas un nombre para tener bien presente porque está escribiendo parte de la historia del vino argentino. A veces las personas van más rápido que los vinos. Ella tiene muchas ideas y muchas ganas, pero los tiempos en viña y bodega son otros. Por eso está bien ir marcando el camino, de a poco, siempre y cuando apunten hacia el mismo lado, y permitan imaginar el destino. De la mano de Noelia Ruca Malen; una bodega con tamaño y de renombre, empieza a recuperar su espíritu. Los vinos de Ruca Malen“Aimé ($150) es la línea básica, el vino de todos los días. Muy versátil, concebido para jóvenes, para introducir a los que no estaban en el vino y vienen de la Coca Cola”, define la hacedora. Y es tan precisa como estos vinos que poseen un toque de azúcar y mucha fruta fresca, justamente para poder ayudar a transitar el cambio de la gaseosa al vino. Hay Chardonnay, Malbec, Cabernet Sauvignon, un Blend, un rosado (que en Brasil es un éxito), un Sweet con mucha fruta, y tres los espumantes. Y para llamar la atención y conquistar nuevos paladares se creó “Aimé Lab”, una manera de introducir el vino a través de la coctelería. En los espumantes, si bien no tiene experiencia directa, por su sangre corren burbujas, ya que su tío; el gran Chivo Antolín – considerado uno de los padres del espumante nacional- la llevaba a la bodega y allí corría entre los pupitres con sus primas. “Este vino con 18 meses sobre lías ya estaba en bodega, lo llevamos a Extra Brut y lo modernizamos por fuera. Me encanta la persistencia que tiene la burbuja, me hace acordar a todo lo que aprendí en la facultad, está muy bien logrado”, dice muy convencida. Ella va en busca de vinos bases bien frescos y con acidez marcada para que evolucionen bien durante la toma de espuma. Pero no es todo, hay un lanzamiento especial, una perlita que había en Ruca con 40 meses sobre lías; 50/50 Chardonnay y Pinot Noir. “Tiene una estructura y complejidad increíble, me voló la cabeza. Por eso vamos a mencionar el año en la etiqueta, y está bueno que de la mano del hombre que estuvo muy ligado a los espumantes, podamos ofrecer un vino que esté a la altura”, dice Noelia. Los Ruca Malen ($240) de hoy (ex Yauquen) son Malbec, Cabernet Sauvignon, Blend y un Chardonnay. Son vinos más jóvenes y sin paso por barrica, frescos y más interesantes, pensados para consumidores actuales. Justamente el Ruca Malen Malbec 2018 es el primer vino hecho 100% por Noelia Torres. Pero sin dudas, la línea que evidencia esta nueva era que recién empieza es Ruca Malen Special Creations ($300). Vinos creados por Noelia y su equipo, mucho más pensados de lo que suponen sus composiciones originales. Como ella sostiene “locos no, no tradicionales sí”. Para el flamante Blend de Blancas encontró un Gewurztraminer en una finca y lo llevó a bodega para ver que pasaba, ya que nunca había trabajado con el cepaje, y le encantó su tipicidad, con los terpenos bien puestos y fruta blanca nítida. También quería trabajar con Semillon, porque es una variedad que le encanta; destacando que Roberto de la Mota haya levantado mucho al varietal en la Argentina. “Los elaboramos por separados y secos, y cuando estaban en tanque los degustamos. Del Gewurztraminer nos encantaba la intensidad de sus aromas pero en boca era sutil, no tan amplio. Mientras que el Semillon era de aromas tenues pero con una boca imponente, y así fue que decidimos mezclarlos, agregando un 5% de Chardonnay para terminar de redondear la boca”, relata Noelia. Es cierto que hay algo floral del Gewurztraminer en boca, pero no es invasivo gracias al Semillon que lo balancea, y el toque de Chardonnay aportando cremosidad al final. Llena la boca y es tan elocuente como consistente. Un vino fresco, con carácter propio, y muy bien equilibrado. Tanto que se puede tomar por copa o en la mesa por su estructura. Por su parte el Blend Rosado 2018 es totalmente diferente. Porque el Chardonnay y el Malbec (ambos del Valle de Uco) fueron coprensados y cofermentados, algo que vio en un viaje a España que hacían con los claretes. “Trabajamos todo junto para ver qué salía”, propuso. Y salió un vino que a Noelia le encanta, por ser amable en boca pero de trago seco (no tiene azúcar), y con más botella ganará equilibrio. El color piel de cebolla fue el buscado. “Cuando lo empezamos a probar, un día aparecía más el Malbec con la fruta roja (cereza) y otro día el Chardonnay (manzana verde y ananá), y así fue creciendo. La idea fue hacerlos juntos y no trabajarlos por separados, para probar algo diferente”. En 2019 el Malbec es de Ugarteche (para aportar más carácter de frutas rojas) y el Chardonnay de Los Árboles. Noelia viene de la escuela de Paul Hobbs, primero lanzar poca cantidad y ver qué pasa. Por eso en esta nueva línea serán varietales o blends “in and out” de partidas limitadas. Estarán 2 o 3 años y tal vez queden o no, porque quieren tener la posibilidad de poder ir buscando variedades nuevas y otros cortes para lograr vinos que se salgan un poco del molde. Los Ruca Malen Terroir Series (ex Reserva) presetan un nuevo integrante. Un Pinot Noir 2018 de Los Arboles, el primero de la bodega. “Es una línea que está por sobre Ruca Malen y abajo del Kinien. El Malbec venia y viene del Valle de Uco, pero con este nombre no solo unificamos mercados (en algunos países no se puede utilizar más la palabra Reserva) sino que también nos permite hablar de donde viene la uva”, cuenta Noelia. ¿Por qué un Pinot Noir? Porque Noelia quería hacerlo. Un vino todavía bastante joven, con 10 meses de crianza (20% de roble francés nuevo y el resto criado en barricas de segundo uso). Son solo 3000 botellas, una prueba para ir avanzando. Con tiempo los taninos se fundirán más en este vino que exhibe muy buena expresión de tipicidad en nariz. Con cuerpo generoso y la frescura que lo equilibra y le da vivacidad. “Los Árboles es una zona muy fría, sacamos los vinos base y una parte la dejamos, raleamos y trabajamos para sacar un tinto. Fue casi una cosecha tardía para llegar a la madurez (primera semana de abril), porque es una zona muy fría. Eso le da la frescura, el carácter frutal y la acidez están, es un vino vivaz y bien apoyado en la fruta sin indicios de madurez”, asegura. Los Kinien ($915) son un capítulo aparte para la enóloga; “hace poco probé el 2004 y está fabuloso”, dice del primer Kinien Don Raúl ($1315) de la casa, que tenía algo de Tempranillo. Este recordado blend tinto concebido en homenaje al “padre de la enología argentina” después se hizo en 2007, 2010, 2012, 2014 (actualmente en el mercado) y 2015. Y se elaborará en 2017, 2018 y 2019, ya que están los componentes esperando para el momento del corte. El Kinien Don Raúl 2014 es Malbec, Petit Verdot y Cabernet Sauvignon, quizás las tres uvas que mejor se dieron siempre en la bodega, aunque poco se parece al original. “El Petit Verdot de Ruca siempre fue bueno, aporta especias y jugosidad, algo muy rico. Es un corte muy interesante”, afirma Noelia. El Kinien Malbec 2014 llega con etiqueta nueva. Elaborado con uvas de Vista Flores y con un 90% de crianza en roble francés nuevo. Con el tiempo han ido cambiando el origen de las uvas, ya que el concepto era elegir dos viñedos y seleccionar el mejor lote por su estilo para Kinien. Para la enóloga es un tinto fresco y herbal, con la potencia de la madera. En bodega ya están el Kinien Malbec 2017 donde solo hizo el corte, y el 2018 que es de su autoría, y llegará al mercado en dos años. Las uvas son de Los Chacayes, que tiene más que ver con la idea de gran vino que tiene Noelia. “La idea es trabajar más la frescura, bajar la madera (a un 40%) y buscar más la fruta, con los taninos dulces porque me encantan”, dice, asumiendo que ha sido un poco mal criada por Paul Hobbs. Por su parte, el Kinien Cabernet Sauvignon 2014 le parece un buen vino, pero ella irá por Cabernet de otros lugares. Este es de Vista Flores, un vino más armado, jugoso e integrado que su par Malbec, algo classy en su estilo pero que se mantiene muy bien. “Acá bajaré un poco la madera y buscaré más el varietal sin cambiar el estilo, ya que siempre tuvo una acidez más fresca, propia del paladar de un francés como Jean Pierre. Los vinos de Ruca Malen Ruca Malen Cuveé Prestige Bodega Ruca Malen, Valle de Uco $480 Blend de Pinot Noir (75%) y Chardonnay (25%) con 18 meses sobre borras, pertenecientes al corte 2016. Con una acidez algo marcada, típica de la cosecha. Un ataque muy refrescante, con un carácter de fruta madura no tan evidente, más de Pinot Noir. Algo almidonado en su entrada, con burbujas persistentes. Bien logrado. Puntos: 89 Ruca Malen Millésime 2012 Bodega Ruca Malen, Valle de Uco $600 Al principio sobresale el carácter tostado de la evolución del vino. Con buen cuerpo y burbujas tenues, buena acidez con cierta complejidad, y algo de manzana asada. Es como si tuviera madera, con un licor de tiraje intenso, Pero son las lías que le dan un tostado profundo, con notas de café y confituras, en el final en boca. Puntos: 90 Ruca Malen Special Creations Blend de Blancas 2018 Bodega Ruca Malen, Valle de Uco $300 De aromas delicados y algo florales con buena frescura y volumen. En el ataque predomina el Gewurztraminer, con paso graso, buena frescura y no mucha profundidad. Hay frutas blancas, con buen volumen y hasta cierto agarre, y una delicada rusticidad por ese choque entre lo floral seco del Gewurz y la fruta blanca del Semillon. Un blanco completo, para adoptar y servir, tanto por copa como en la mesa. Beber entre 2019 y 2020. Puntos: 89,5 Blend Rosado 2018 Bodega Ruca Malen, Valle de Uco $300 Sus aromas son poco expresivos. Con buena frescura y un final austero, más de Chardonnay que de Malbec. De aspecto brillante y a la moda, pero le falta algo de gracia en su paso por boca, más allá que la vivacidad está bien lograda. Cumple muy bien, aunque en el 2019 se espera más impronta del Malbec (será de Ugarteche). Beber en 2019. Puntos: 88 Ruca Malen Terroir Series Pinot Noir 2018 Bodega Ruca Malen, Los Árboles, Valle de Uco $360 De aromas limpios y apoyados en la fruta, roja y fresca, con buen volumen y leves dejos herbales. Hay algo potente que denota cierta madurez de fruta, pero con más fuerza que calidez. Los taninos se hacen sentir, como los leves dejos tostados que asoman al final de boca. Muy buen exponente varietal por su relación calidad-precio. Beber entre 2019 y 2020. Puntos: 89 Kinien Malbec 2014 Bodega Ruca Malen, Vista Flores, Valle de Uco $915 De aromas densos y algo lácticos. Paladar franco y compacto, pero con fluidez, de carácter ahumado, con notas de fruta negra y leves dejos herbales. Con ciertos taninos firmes que sobresalen. Un vino compacto con una frescura que sostiene y le aporta cierto potencial. Beber entre 2019 y 2021. Puntos: 90 Kinien Cabernet Sauvignon 2014 Bodega Ruca Malen, Vista Flores, Valle de Uco $915 Sus aromas se sienten integrados y con buena expresión varietal. De paladar amable y taninos incipientes, bien del cepaje. Trago jugoso y fresco, con la madera integrada y un buen potencial de guarda, siempre dentro de un estilo classy. Beber entre 2019 y 2022. Puntos: 90,5 Kinien Don Raúl 2014 Bodega Ruca Malen, Valle de Uco $1315 Un blend completo y actual a base de Malbec, Cabernet Sauvignon y Petit Verdot. De buen cuerpo, carnoso y fresco, con un carácter más de frutas negras y texturas mordientes. Voluptuoso y amable, con taninos integrados y una crianza que solo asoma al final y aporta profundidad. Se nota que hay vino para rato. Beber entre 2019 y 2023. Puntos: 91,5