Hay un nuevo rosé en casa Fabricio Portelli 18/11/2020 Notas, Vinos Notas 1227 Se hizo esperar, pero llegó, el primer rosado sin burbujas. Pero no fue a partir de Pinot Noir, una de las cepas que más conoce Alejandro “Pepe” Martínez Rosell por su gran experiencia elaborando vinos espumosos. Tampoco a base de Malbec, una obviedad que sirve mucho comercialmente por el impacto que causa el cepaje más emblemático del país, tanto en mercado interno como externo. En este caso fueron más allá, y lograron un rosado distinto. Tras varios años de ensayos por parte de Alejandro Martínez Rosell y Nicolás Calderón; enólogos de la bodega; llega el nuevo integrante que se suma a la línea de varietales Casa Boher. Se trata del Casa Boher Rosé 2020, una partida limitada de 8500 botellas de un rosado a base de Malbec, Merlot y Pinot Noir, prácticamente en partes iguales. Además, incluyen la novedad para la bodega de la Screw Cap o tapa a rosca. “Hemos llegado a este producto tras varios años de pruebas, y estamos convencidos que sin dudas se trata de un Rosé a la altura de los Casa Boher”, anticipó Alejandro Martínez Rosell, Enólogo de la bodega. Para su elaboración se tomaron el Merlot y Pinot Noir con prensado y separación de pieles pre-fermentativas. El Malbec, por su parte, se tomó del sangrado en tanque a las pocas horas de encubado. Su conjunto se fermentó, luego de un desborre en tanques de acero inoxidable a temperaturas bajas controladas y con el agregado de levaduras seleccionadas. El embotellado del vino filtrado y limpio se llevó a cabo en el pasado mes de agosto. “Entendemos que se trata de un rosado de buen cuerpo y características muy particulares que lo hacen ideal para acompañar una comida completa”, concluyó Nicolás Calderón. Las 8000 botellas ya están a la venta a un precio sugerido en vinotecas de $720. El joven director (y miembro de la familia propietaria) de la bodega, Matías Torres García, destacó la importancia de haber podido llegar con esta novedad al mercado en un año tan particular como difícil para todos, continuando así con el gran crecimiento anual que vive la línea. Si bien la etiqueta conserva la esencia de la casa, se sale un poco de lo clásico, más allá de su tapa a rosca. Pepe está desde el comienzo en la bodega, y sabe que siempre la apuesta de Rosell Boher fue por las burbujas de calidad, con un crecimiento paulatino en la línea de vinos tranquilos.Así,en 2004 llegaron los primeros Casa Boher Merlot y Cabernet Sauvignon, después fue el turno del Malbec, más tarde el Sauvignon Blanc, y por último el Cabernet Franc; una cepa que Pepe vinifica desde hace 40 años. Desde 2016, y ya con la compañía de su fiel ladero Nicolás Calderón, Pepe comenzó con ensayos y microvinificaciones para la familia Torres García. Y un poco por diversión y probando distintas vinificaciones, surgió hacer un rosado. Con la experiencia de esas microvinificaciones se enfocaron en un rosado dentro de la línea Casa Boher bien para el mercado interno y distinto a lo que existía. “Queríamos volcar en este vino nuestra personalidad y ADN”, afirma Alejandro “Pepe” Martínez Rosell. Así fue que, en un año inesperado, y con un inicio de vendimia inimaginado, realizaron la vinificación a mediados de febrero, justo antes que se decretara la cuarentena. Así fue que surgió este blend de uvas y zonas, porque el mix de tintas está compuesto por Malbec de Agrelo, con merlot y Pinot Noir de Los Árboles en el Valle de Uco. “Si bien lo lanzamos ahora, es un vino que venimos pensado desde hace años, con varias microvinificaciones desde 2016 y de diferentes cepas. Y todas las que participan de este vino ya las habíamos elaborado, y sabíamos con qué podíamos llegar a contar”, explica Nicolás Calderón. Si bien al principio fue complicado pensar en cómo llegar a incorporar un rosado dentro de una línea ya consagrada, con muchas preguntas y respuestas dentro de cada vendimia, cada microvinificación les aportaba certezas para tomar decisiones. Y hay muchas diferencias presenta este vino respecto de los demás Casa Boher. Deja de ser mono varietal, la botella es blanca y viene con tapa a rosca, además de su etiqueta más despojada. Tampoco tiene paso por madera, y eso también lo despega de la reconocida línea de varietales de la casa. “La elaboración este año fue muy temprana porque todo se adelantó. Gracias a las bases de espumantes supimos como venía la mano, que algo estaba sucediendo, y por eso se tomaron ciertas precauciones particularmente con el rosé”, cuenta Pepe. La cosecha empezó el 14 de febrero (justo el día de los enamorados) con el Merlot y el Pinot Noir de Los Árboles. Con madurez baja y una buena acidez, fueron a tanques a primera hora, post acarreo de dos horas hasta la bodega. Ahí se realizaron dos vinificaciones, una clásica de blancos con prensado directo sin escobajos, y con un escurrido natural sin prender la prensa, siempre bien frío para separar los solidos. A estos dos varietales, con diferencia de un día, se les hizo el desborre y luego unieron en un tanque con un color muy tenue, y se mantuvo muy frio a la espera del Malbec de Agrelo. Este Malbec era para el Casa Boher, con una madurez más alta, y por eso la espera sería larga, con una fermentación discontinua. Pero gracias al clima del año, el 10/3 ya estaba el Malbec con la madurez justa para tinto. Allí se hizo una maceración más larga con frío y una sangría, con un color rojo rubí. Luego un desborre dentro del tanque para separar el líquido claro para fermentar. La primera fermentación venía demorada porque era limpia y fría, y tardó en arrancar. Una vez que las levaduras estaban a pleno, se pudo incorporar dentro del tanque y hacer una cofermentación de los tres vinos. Una vez terminada la fermentación alcohólica, a temperaturas muy bajas, subieron la temperatura para hacer una maloláctica, y darle más untuosidad y una boca más gruesa para que el vino recordara a la línea. Si hay algo que caracteriza a Alejandro “Pepe” Martínez Rosell es la consistencia, tanto en sus palabras como en sus vinos, y tan conforme está con su flamante rosado que asegura que estos tres componentes estarán presentes en los vinos rosados que vienen. Por su parte, Nicolás Calderón buscaba que el rosado respete la línea, con fineza en nariz y con buen medio de boca aportado por el Malbec de primera zona. Pepe acusa una comprobada experiencia vinificando “Blanc de Noir” (para espumantes) en el Valle de Uco, tanto de Pinot Noir como de Merlot por ser una uva con mucha plasticidad. Y fue en esas experiencias que se sorprendió con lo que puede llegar a dar el Merlot como Blanc de Noir, por la fruta que no tiene el Pinot Noir, y así se dio esa original cofermentación. La acidez, frescura y expresión de fruta son propias de los viñedos antiguos en Los Árboles. Mientras que, de Alto Agrelo, el Malbec (33%) permite jugar y darle otro ingrediente bien diferente. Casa Boher Rosé 2020