Desde que vendió su agencia de publicidad y decidió afincarse en el Valle de Uco, Oscar Marcovecchio se ha propuesto cambiar una sola cosa en el vino argentino; todo. Quizás suene demasiado ambicioso para alguien relativamente nuevo en este mundo, pero cada cual es dueño de proponerse en la vida lo que quiera.

La historia de Viña Vida comenzó hace apenas diez años. Y con la paciencia y sapiencia de un monje tibetano, Oscar fue dando paso a paso. Pero su sueño comenzó a gestarse mucho antes. Con sus eternos viajes por el mundo junto a su mujer, en busca del mejor relax por los caminos del vino y la gastronomía. Durante muchos años su bitácora de viaje se fue llenando de experiencias, datos, anécdotas y mucha información que fueron aportando lo suyo al proyecto. Con sus preguntas siempre precisas y una memoria prodigiosa, acopió los secretos de las mejores bodegas del mundo, además de comer en los restaurantes top de pasada. Dice ” llevo 45 años viajando a zonas de vinos y comiendo en los restaurantes de bodegas y en los mejores de cada zona. Y así, poco a poco pude conocer el primer año de Opus One, los Sori Tildin de Gaja, el AAlto de Ribera del Duero, los Cava Kripta de Agustí Torello Mata, el Trasnocho de Remirez de Ganuza, los blancos austríacos a base de Gruner Veltliner de Fred Loimer , en la zona de Langenlois, y los vinos de Chapoutier, entre otros. De cada uno de ellos surgió (y sigue surgiendo) mi inspiración “.

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Esto explica su visión de plantar variedades alternativas en su finca de 100 has en el corazón de Vista Flores, pegado al Clos de los Siete, como por ejemplo Mouvedre; cepaje famoso en el sur de Francia.

Hasta hace muy poco, nadie conocía a Oscar en el universo del vino; ni siquiera las gran cantidad de enólogos y agrónomos que pasan todos los días por la tranquera de su finca. Eso sí, a todos asombraba la prolijidad y su mantenimiento. Con el correr de los años, en la industria se hizo vox populi que sus uvas iban a parar a algunos de los mejores vinos nacionales (como los Cadus de Nieto Senetiner), y su fama como viñatero de lujo creció exponencialmente.

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Pero antes de eso quiso probar suerte con un vino. Así fue que en 2004 elaboró una partida pequeño, pero sólo para comenzar a entender el otro juego del vino, el del bodeguero. Dejó pasar algunos años hasta que en 2008 se animó a jugársela con su marca. Así nacen los vinos Viña Vida, con un Malbec 2008, llamado Bien Nacido, porque así lo sintió Oscar, y su versión Gran Reserva. Estos vinos, elaborados con sus mejores uvas y con el asesoramiento de Roberto de la Mota, vieron la luz del mercado tímidamente a fines de 2010 y durante 2011. Sin estructura de ventas y sólo con algunas cajas vendidas a pequeñas vinotecas y restaurantes amigos, causó mucho impacto. Esto lo obligó a jugar en serio. Así vinieron la cosecha 2011 y luego la 2013, actualmente en el mercado.

Cada año fue agregando una nueva etiqueta. A sus reconocidos Malbec le siguió un Blend, luego un Petit Verdot y más tarde un Cabernet Franc. Sus vicios de publicista se ven en todos los detalles, pero principalmente en el concepto que unen a sus vinos. El los define como vinos de lujo, y por calidad y estilo, lo son. De ahí que en las etiquetas se lea “Luxury”. Pero va más allá, porque habla de sensaciones con denominaciones Business Class, Cashmere, Seda. Sin dudas, su toque de gracia está en los corchos, en los que sólo se puede ver dibujado un marco.

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Pero esa pasión por diseñar el mejor vino posible, nace en el viñedo. Como casi nadie pasa volando por encima de su viña, se encargó de sacar varias fotografías aéreas en las que se puede dilucidar una finca única. En 2003 hizo un mapeo total de la finca para saber bien qué plantar en cada parcela. Pero más allá de esos tecnicismos, se dio tiempo para soltar toda su creatividad. Desde el cielo se puede divisar, dibujado con viñas, una botella de champagne con su copa, una botella de vino con su saca-corcho (del que próximamente saldrán sólo 2832 botellas del primer single vineyard embotellado en la viña), y una parcela circular con un espacio en el medio para una gran mesa redonda. A esta viña circular la denominó Pacima (parcela circular maduradora de Malbec), y su propósito es estudiar cual es la mejor orientación en su finca para lograr las uvas que puedan dar vida al Malbec perfecto. Ambicioso el hombre, pero evidentemente tiene con que. Hoy los Viña Vida siguen siendo de partidas limitadas y se venden sólo en el país. Pero ya salieron a recorrer el mundo, cosechando varios premios.

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Degustando los Viña Vida 2014, y conociendo de cerca todos los secretos de la cocina de estos vinos, puedo asegurar que Oscar sigue firme en su rumbo, y nadie le puede discutir sus intenciones. Si bien algunos están muy jóvenes, y necesitan mas estiba, otros ya se muestran en plenitud y con un potencial envidiable.

El Gran Reserva Malbec 2014 es su mejor vino hasta hoy. Un tinto que habla de la variedad y del lugar, pero también de un estilo. Con taninos vibrantes pero elegantes y un paso por boca, amplio y preciso. Esto asegura que el Bien Nacido Malbec 2014 también ha dado un paso adelante.

Cuando a la originalidad se la acompaña de calidad y estilo, lo denomino hallazgo. Y eso es el Mouvedre 2014, su vino más distinto. Bastante europeo en su estructura, porque tiene volumen pero no peso, con una fruta madura pero refrescado por dejos herbales muy interesantes. Un vino destacable mucho más allá de la originalidad que propone su variedad, y que asomará en 2017 cuando el INV apruebe la variedad. Otro cepaje alternativo con el cual le fue muy bien a Oscar fue con su Petit Verdot. Este es menos salvaje que el 2011 (su primer exponente), porque su carácter frutal se esconde (al menos por ahora) detrás de las notas de crianza; algo que la estiba seguramente acomodará. Pero la línea de diseño del winemaker está muy presente. Como así también en el Cabernet Franc, que en su segunda cosecha se muestra algo más aplomado y firme, con tipicidad y expresión, pero con más necesidad de guarda.

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Otra gran sorpresa es el Viña Vida Blend, dominado por Malbec, con aportes de todas las otras variedades y un toque de Cabernet Sauvignon. Este vino demuestra el gran potencial que pueden tener conceptualmente los “Malbec Blends”, porque es un vino diferente. Voluptuoso, llena la boca, es carnoso y fresco, amable y profundo. Es un anticipo de lo que se viene. A tener paciencia, como la de Oscar, mientras pueden disfrutar sus 2013 y algunos sobrevivientes de las cosechas 2011, 2008 y 2004.

Oscar Marcovecchio ha cumplido 71 años, y si hay algo que aprendió de su gran amigo Miguel Brascó, es que en la vida hay que comer bien, y tomar mejor.

Sobre El Autor

Hace 22 años degusté un vino por primera vez y supe que querría hacer de mi vida profesional. Compartir mi pasión; por eso me dediqué a comunicar el vino. Más de 30.000 vinos degustados y 20.000 publicados, más de 100 revistas editadas y miles de notas. Siete años en TV, cuatro en radio y seis en la web. Más de 20 exposiciones de vino organizadas y más de 30 concursos internacionales como jurado, además de muchos viajes a zonas vitivinícolas del mundo. Todo esto, simplemente me ayuda a conocer más, para poder compartirlo mejor.

Una Respuesta

  1. Cecilia Krumpeter

    Muy buena nota. Datos precisos y sin vueltas. Quería saber sobre Marcovecchio y su pasión por el vino y ahora lo sé.
    Mañana, Voy a tener el agrado de conocer a este gran publicista devenido en bodeguero emprendedor.
    Gracias y saludos!
    Cecilia