Es cierto que la naturaleza de nuestro país juega un rol fundamental en los vinos, no solo con sus climas y paisajes, sino también con sus suelos y sus viñedos plantados. Pero para transformar las uvas en vino hacen falta manos, mentes y corazones, es decir hacen falta hombres y mujeres apasionados. Y por suerte en nuestro país abundan, ya que cada vez son más los jóvenes que surgen en la escena vínica local.

Por lo general, los enólogos sub-35 están debutando o recién comenzando a escribir su propia historia. Pero Mauricio Vegetti (34), más conocido como el “japonés”, tuvo su primer cosecha en 1998. Viste y habla como un laburante, y se nota vive de lo que hace, y que lo disfruta con sumo perfil bajo. A pesar de su edad, Mauricio ya trabajó en los viñedos más importantes del mundo (Borgoña y Burdeos) y acá, en bodegas referentes de la talla de Peñaflor y Nieto Senetiner. Pero nunca le gustó solo mirar para adelante, el “japonés” siempre quiso estar en todo y hacerse cargo. Por eso en 2005 cambió de rumbo, y se dedicó a pequeños proyectos desde la consultora Matura (de Alberto Antonini). Hasta que en 2007 conoció, sin saberlo, al que sería su socio en Gauchezco. Un americano que llegó al país, aparentemente para aprender de vinos. Sin embargo, este señor se compró una finca y al año siguiente ya estaban juntos vinificando la primer partida de vinos, que tuvo destino exclusivo Estados Unidos. A Mauricio le costó un poco al principio interpretar el estilo del consumidor americano, pero en 2012 le agarró la mano. Y en lugar de dejarse tentar con la oferta de una de las bodegas más importantes del país, decidieron apostar juntos al crecimiento de Gauchezco, abriendo el juego a otros mercados y también a nuevos estilos. De aquel vino inicial y mono mercado, pasaron a un amplio portfolio (17 etiquetas) y a exportar a 15 países, con presencia en los principales mercados de cada continente. Y en este 2016 le llegó el turno a la Argentina.

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Esto es algo que quizás muchos consumidores no entienden pero tiene su lógica, y más cuando hay un inversor extranjero de por medio. Cualquier vino argentino en el mundo compite de igual a igual, salgo algunas excepciones que ya se hicieron de un nombre propio, con sus pares locales. Pero en realidad los vinos argentinos no son tan famosos como acá. Y si bien deben medirse con todos los vinos del mundo, arrancan la contienda con los de su mismo origen a la misma altura. Claro que el vino y su relación calidad-precio deben hacer de las suyas para diferenciarse y penetrar. Pero acá las grandes marcas son muy fuertes y están muy arraigadas en la mayoría de los consumidores. Además, comercialmente se les hace muy cuesta arriba a las pequeñas bodegas ganarse un lugar en las góndolas de vinotecas y supermercados, o llegar a las cartas de vino. Afortunadamente para los enófilos existen vinotecas interesadas en vinos que no sean masivos o de bodegas conocidas, muy bien predispuestas a abrirles las puertas a estos productores emergentes como Mr Wines de Fernando Musumeci. Quién además suele prestar su “cueva” para que estos jóvenes enólogos se presenten en sociedad y salgan del anonimato. Con Mauricio se conocen hace mucho tiempo, porque Musu persiguió un vino llamado Lui durante años, el primer vino de autor del “japonés”.

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Los vinos del Japonés

Como el crecimiento fue sostenido, Mauricio planificó cada línea y cada una de sus etiquetas. La propuesta de Gauchezco arranca con un Torrontés de Cafayate y dos tintos mendocinos, un Malbec y un Cabernet Sauvignon de fincas muy antiguas. Todos a $100. Para los Reserva ($170) elije viñedos con buenas variedades y de distintas zonas. Del Valle de Uco un Malbec, de Alto Agrelo un Cabernet Sauvignon, de Barrancas un Petit Verdot, de Los Arboles un Chardonnay y de El Zampal un Cabernet Franc, entre otros. Subiendo la apuesta aparecen los Gauchezco Plata ($300). Un Malbec, un Cabernet Sauvignon y un blend de variedades y zonas. Porque el Malbec es de Uco y el Cabernet Franc proviene de Finca Libertad, de Benegas Lynch, en Maipú sobre el antiguo lecho del Río Mendoza. Para la línea Oro, desde 2012, Mauricio desarrolló distintos Single Vineyard a partir de productores con los que venía trabajando hace varios años. Son tres Malbec, de Gualtallary, Altamira y Los Arboles, y un blend de Malbec, Petit Verdot, Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon.

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Y si bien las uvas del Valle de Uco están presente en varios de sus vinos, Mauricio considera que su Petit Verdot de Barrancas es especial, porque esa zona es buena para cepas de ciclo largo. Se trata de un clon puro, con equilibrio, y que lo cosecha casi en abril en distintas pasadas, para encontrar un punto medio de fruta y frescura. Mauricio ya trabajaba con esta finca desde 2003, y actualmente llegó a cubrir una superficie de 10has reproduciendo dicha cepa. Su Gauchezco Reserva es una muy buena puerta de entrada al varietal. Se nota que lo conoce muy bien, y no por casualidad fue el primer vino con el que sintió que podía ir más allá del Malbec.

Entre sus trabajos enológicos alrededor del mundo, Mauricio trabajó en algunas tonelerías donde se enamoró del roble. Hoy posee orgulloso 50 barricas viejas pero todas sanas, y desde 2010 no tira ninguna. Allí sus vinos hacen la micro-oxigenación, un concepto que nada tiene que ver con la maderización. Por ejemplo, para el Gauchezco Plata Blend emplea barricas de 2do y 3er uso, en las que el Malbec y el Cabernet Franc fermentan por separado, se crían separados y luego hace el corte. Le gusta mucho guardar una parte del vino puro en tanque. Para el Gauchezco Oro de Gualtallary compra uva de una pequeña parcela preclasificada de Malbec en Tupungato Winelands, y utiliza una combinación de barricas de 500 l de roble francés, americano y húngaro. Según el joven enólogo, este último es muy respetuoso de la fruta sin irse por las ramas de las especias. Pero sobretodo en los Single Vineyards, es el suelo el que juega un papel muy importante, aunque también (dice) hay que ver los clones, y agrega “en Gualtallary hay mucho Cot que son mas expresivos”. Por otra parte, esa zona le encanta para el Chardonnay y el Cabernet Sauvignon, “por las notas de tomate y dulzura como la de los californianos”, cuenta. Para Mauricio, Gualtallary es impacto y Altamira es la zona, por todo. De allí obtiene elegancia con dulzura para lograr sus mejores Malbec.

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Hoy, el “Japo” hace vinos como les gusta a ellos (a él y a su socio) y bien diferenciados entre sí, pero sin perder de vista que se trata de un negocio. Algunos Gauchezco también se presentan en botellas magnum y de 375cm3 (incluyendo su afamado Petit Verdot), porque él tiene muy claro que hace vinos para que la gente los pueda tomar; y las ventas le están dando la razón.

Es un enólogo joven que sabe muy bien lo que quiere, y lo hace como quiere y con lo que quiere. “Todavía falta respetar la variedad y el terroir como son, se adornan mucho los vinos pero estamos a unos pasos y vamos en la dirección correcta para encontrarle el lugar a cada varietal”, asegura.

 

Degustación de vinos Gauchezco

 

Gauchezco Reserva Petit Verdot 2014

A partir de un clon francés, es un tinto de buena frescura, carnoso y con fluidez. Hay especias con algo dulce y un buen carácter frutal. Tiene carácter pero no es cargado, con taninos firmes pero domados, de final consistente y profundo. Hay fuerza en este tinto con buen potencial y que habla muy bien del varietal. Beber entre 2016 y 2018.

Puntos: 90

 

Gauchezco Plata Blend 2013

Blend de Malbec (joven de Altamira, 70%) y Cabernet Franc (viejo de Barrancas, 30%). De aromas consistentes, con la fruta y la madera bien integrados. Hay musculo con vivacidad, con cierta concentración frutal y dejos herbales. Taninos incipientes y una buena profundidad. Completo y con mucho potencial, todavía está joven y le falta equilibrio a sus sabores sobre el final, pero tiene nervio y estructura. Beber entre 2016 y 2020.

Puntos: 90

 

Gauchezco Oro Gualtallary Malbec 2012

De aromas densos pero integrados, carnoso y algo cargado, con taninos firmes y sin tanta profundidad. Paladar refrescante, con musculo pero sin tanto peso, hay agarrare y un carácter del varietal moderno y del lugar, con buena fluidez. Un tinto bien logrado y con un atractivo potencial de guarda. Beber entre 2016 y 2020.

Puntos: 92

 

Gauchezco Oro Los Arboles Malbec 2012

No muy expresivo en nariz, de paladar compacto y consistente, con mucho ataque y no tanto equilibrio. Jugoso, con taninos finos y mucho agarre. Lo herbal le gana a la fruta, y posee un salvaje final. Este Malbec tiene fuerza y necesita mas botella para ganar equilibrio. Es largo y de carácter maduro con los ahumados de la madera que siguen asomando. Beber entre 2016 y 2020.

Puntos: 90

 

Gauchezco Oro Paraje Altamira Malbec 2012

Sus aromas aromas son integrados y su paladar consistente, también compacto y poco profundo. De buen ataque pero está muy atado. Moderno y con una frescura muy definida, con los minutos se abre a la fruta, pero se lo nota muy cargado. Falta que la madera se integre un poco más. Beber entre 2016 y 2022.

Puntos: 91

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Sobre El Autor

Hace 22 años degusté un vino por primera vez y supe que querría hacer de mi vida profesional. Compartir mi pasión; por eso me dediqué a comunicar el vino. Más de 30.000 vinos degustados y 20.000 publicados, más de 100 revistas editadas y miles de notas. Siete años en TV, cuatro en radio y seis en la web. Más de 20 exposiciones de vino organizadas y más de 30 concursos internacionales como jurado, además de muchos viajes a zonas vitivinícolas del mundo. Todo esto, simplemente me ayuda a conocer más, para poder compartirlo mejor.