Vinos con estrellas Michelini Fabricio Portelli 06/07/2016 Notas, Vinos Notas 2135 Es difícil conocer a una persona a través de sus vinos, aunque sus vinos hablen mucho de él. En mi caso, no conozco personalmente a Cristian Morelli, el joven enólogo que desde hace varios años respira en la atmósfera de los hermanos Michelini, y vive en el planeta Gualtalllary. Y si bien fue Matías el primero de los hermanos en marcarle el rumbo, tanto Juan Pablo como Gerardo, muy bien acompañado vínicamente por su mujer (Andrea Muffato), también influenciaron mucho a este joven hacedor. Quién, a juzgar por el nombre de sus vinos, es un creativo y un motor enológico. Sus vinos son bien representados por Martin Buonsante, propietario de Ozono Drinks, porque se nota que le encantan, y sus palabras apasionadas describen muy bien al personaje. Cristian, trabajando con los hermanos Michelini y con su permiso, empezó a elaborar sus propios vinos. Y, como ese alumno que se queda estudiando en los recreos o después de clase, su recompensa no tardó en llegar. Porque no sólo pudo salir al ruedo con sus propias etiquetas, también su nombre empieza a sonar como figurita difícil entre los enófilos, por la promoción que le hacen sus empleadores, los hermanos Michelini. Su primer vino fue Caliche, un Bonarda de Gualtallary de la cosecha 2011, la misma en la que debutó el Bonarda Pura de Matías Michelini, que batió un record; ser el tinto de calidad con menor alcohol del mercado. Pero el Caliche recién asomó en 2014. En 2012 se tomó un respiro, y en 2013 se animó a subir su apuesta vínica, creando Refran para acompañar a su vino fundacional. Primero fue un Malbec y luego, en 2014, llegaron el Cabernet Franc y un Blanc de Noir muy original a base de Moscatel, Malbec y Chenin. Este blanco llama la atención al caer en las copas por sus tonos opalescentes, y en boca por su ajustada acidez. También fue el año del debut del Caliche Blend, una combinación de Malbec, Bonarda y Pinot Noir, que trasciende las fronteras de Gualtallary pero siempre dentro de Tupungato, elaborado y criado en barricas usadas. Bien Michelini style. Al degustar los vinos de Cristian Morelli es evidente que sus inquietudes están bien justificadas dentro de las botellas. Sus vinos están cortados por la misma tijera, pero la pregunta que me hago es cuan distinto es su estilo al de los Michelini Bros. En otras palabras, por qué estos vinos no forman parte de alguna de las líneas ya consagradas, dado que se elaboran en el mismo lugar y poseen muchas similitudes, al menos conceptuales, con muchos vinos con “Estrellas Michelini”. Está claro que son vinos vivos y jóvenes que buscan mostrar un lugar específico a través de una interpretación. Vinos verticales, mordientes, refrescantes y tensos, que seguro tienen mucho potencial de guarda en botella. También son vinos muy bebibles, justamente por livianos y refrescantes. Pero se supone que un vino sobresale cuando logra diferenciarse, no parecerse. Recuerdo, allá a principios del milenio, cuando aparecían los vinos de alta gama concebidos a partir de la sobre madurez, con alcoholes altos, muchos de ellos hasta con sangría, y mucha madera. Eran tantos así que se parecían mucho entre ellos. Y mientras Miguel Brascó los bautizaba como “vinos fotocopia”, la explicación de varios enólogos apuntaba a que se trataba de vinos de guarda. Es cierto que estos vinos nada tienen que ver con aquellos, están en las antípodas, pero pecan de lo mismo, cada vez son más los vinos que se parecen más. Claro que son fáciles de tomar en la mesa, pero no siempre la cuestión es sólo ser drinkable. Acá está en juego el carácter y la expresión de un hacedor, a manos de la una región o de una variedad. Es decir la interpretación personal de un terroir o simplemente un mensaje. En este sentido, el aporte de Cristian Morelli no pasa desapercibido, porque más allá de sus marcas y etiquetas atractivas y gancheras, los vinos tienen una intención que buscan ir más allá. Habrá que seguirle los pasos de cerca. Los vinos de Morelli Refran Blanc de Noir 2015 Morelli Vinos de Cava, Valle de Uco $270 Curioso blend de Chenin (de Villa Seca), Malbec y Moscatel. De aspecto nublado y opalescente, y sólo 11 grados de alcohol. De aromas equilibrados y austeros. Posee buena frescura, con una acidez aguda. Tiene agarre y se siente algo almidonado en su paso, chillón y vibrante. Su textura final es secante y refrescante, y en su profundidad aparece su carácter. Es un vino que limpia el paladar y por eso puede lucirse en la mesa con alguna picada de mar o como aperitivo. Hay solo 1500 botellas. Puntos: 88 Caliche Blend 2014 Morelli Vinos de Cava, Tupungato $210 Blend de Malbec (50%), Bonarda (25%) y Pinot Noir, fermentado y criado en barricas de 4to y 5to uso. De aromas intensos aunque no muy expresivos. Buena fluidez, se lo siente mejor en boca que nariz. De texturas finas por taninos incipientes, algo láctico y con buena fruta roja, y dejos herbales moderados, también algo maduro. Su frescor del final de boca es agradable y, aunque no es profundo, sí es vivaz muy bien logrado. Puntos: 89 Caliche Bonarda 2014 Morelli Vinos de Cava, Gualtallary $210 Acá hay buena intensidad y un carácter frutal bien marcado. No se si es tipicidad pero si es definido. Con buena frescura y músculo. De trago simple, refrescante, con musculo y agradable fluidez. De paso algo mordiente que le resta armonía, y final no muy profundo pero vivaz. Es un exponente que aporta a la imagen de la variedad. Beber entre 2016 y 2018. Puntos: 90 Refran Malbec 2014 Morelli Vinos de Cava, Gualtallary $235 En su segunda cosecha este vino muestra aromas agudos. De paladar franco, fresco y algo láctico. Corto y con taninos casi firmes. Buena frescura y trago agradable, con algo de textura calcárea al final, y con la fruta no muy definida. Refrescante y mordiente, pero no tan dirigido (lineal pero no recto). Por ahora es un Malbec muy atado que no se sabe hasta donde puede llegar. Beber entre 2016 y 2018. Puntos: 89 Otros vinos con estrellas Michelini @micheliniwine Malbec 2014 Passionate Wine, Gualtallary $500 Bajo esta denominación Matías comenzó a experimentar con vinos propios de Gualtallary en la cosecha 2009. Y con el tiempo, esos experimentos se transformaron vinos, ideales para enófilos que buscan etiquetas originales. Este no es un Malbec profundo, pero es diferente a todos, tanto que no se puede adivinar su tipicidad varietal. Con mucha frescura tensa y un final casi rústico por firme. Quizás la botella logre domar su carácter salvaje. Beber entre 2016 y 2020. Puntos: 89 Demente 2014 Passionate Wine, Gualtallary $ 535 Blend de Malbec y Cabernet Franc cofermentadas, pero su locura no es esa. Sino que se trata de un Mapa bebible de Gualtallary, porque las uvas provienen de 8 fincas diferentes y representativas del terruño. Se cosechan cada una a su turno, y se van elaborando y recopilando en un mismo tanque. Sus aromas son afrutados pero su paladar se muestra muy atado, y con las notas del roble que sobresalen un poco. Moderno, con taninos algo firmes y buena frescura de ataque. Se nota que tiene todo para ganar equilibrio y armonía de texturas y sabores con más guarda. Beber entre 2016 y 2020. Puntos: 90 Súper Uco Fratello 2012 Súper Uco, Gualtallary, $2000 Debe ser de los pocos Syrah de Gualtallary en el mercado, y seguramente el único vinificado con tan serias intenciones, más allá que todas las etiquetas que los Michelini elaboran en esta bodega sean top. El vino sorprende por su buen musculo, de cuerpo compacto con buena fruta. De paso voluptuoso y fresco, con fuerza y expresión. Y más allá de mostrarse equilibrado, sus taninos incisivos lo mantienen muy joven y le dan una profundidad muy interesante. Un serio exponente del cepaje, aunque el propósito de Fratello no sea promover uvas sino un manejo natural y muy preciso (con muchas selecciones) de lo mejor que da cada cosecha. Igualmente, este Syrah ostenta un gran presente y un mejor potencial. Beber entre 2016 y 2022. Puntos: 92